“No está nada claro que el próximo presidente lo proponga el PSPV”
El experto en sondeos abre un nuevo panorama electoral revolucionario: el fin del bipartidismo. También el auge de los minoritarios y una abstención desorbitada
Observa atento, y con pasión, la revolución demoscópica que apuntan todos los sondeos en los que la “cocina” se está intensificando mucho. Antonio Alaminos, (Granada, 1960) catedrático de sociología matemática en la Universidad de Alicante, resume que los sondeos abren un nuevo panorama electoral revolucionario: el fin del bipartidismo, el auge de los minoritarios y una abstención desorbitada. En la Comunidad Valenciana detecta que la crisis ha liquidado el microclima político que le permitía al PP cosechar victorias electorales consecutivas, ajeno a lo que suceda en el resto de España. El experto en encuestas vaticina una “complicada” gobernabilidad para la Generalitat cuya presidencia dependerá más de “la soberbia que de la aritmética”.
Pregunta. ¿Qué dice la letra pequeña de los sondeos que se vienen publicando?
Respuesta. Es muy interesante, porque entre la intención de voto directa y las estimaciones que se publican en los periódicos hay grandes diferencias que no se habían registrado antes. Y la intención de voto directo, que es en realidad lo que la gente dice antes de que la encuesta entre cocina, sitúa al PP en el 7% de respaldo electoral y al PSOE en el 11%. Eso es tremendo. Estos datos obligan a que la cocina aumente.
P. ¿Por qué la cocina se está intensificando tanto?
R. En todas las encuestas siempre se han hecho correcciones de pequeño calado, pero ahora la estimación voto duplica o triplica la intención de voto, y este fenómeno es nuevo. La realidad es que ha habido un reflujo tremendo de la participación, la abstención crece mucho y el voto en blanco también. El suelo de voto directo es muy bajo, y con estos elementos, no queda más remedio que diseñar estimaciones, plantear supuestos y hacer mucha cocina para intentar acertar el resultado. Estamos viviendo una época de gran volatilidad electoral, aunque todas las estimaciones coinciden en el crecimiento de UPyD, Compromís y EU. Y todas las encuestas apuntan una caída del PP y del PSOE. La cocina interna es la que suaviza este posible batacazo de los grandes.
Yo digo que UPyD es como McDonald; tienen una marca que funciona, buscan el dinero y los candidatos. Si no meten la pata, subirán como el CDS en su momento.
P. ¿Es el fin del bipartidismo?
R. Los españoles tradicionalmente siempre han votado al principal partido de la oposición para castigar al Gobierno, pero ahora las bandas de alternancia se han solapado. Estamos ante una situación revolucionaria de cambio social, y eso, por ahora, todavía no lo reflejan las encuestas.
P. ¿Esa revolución supone otro modelo?
Si Pepe Grillo en Italia sacó ese resultado electoral, aquí Ada Colau, que tiene un proyecto más serio y organizado, podría dar la sorpresa electoral.
R. Es una nueva situación política. Hay un cambio estructural en bipartidismo y en los suelos de votos de los grandes partidos. Pero hay otro cambio interesante: a partir del surgimiento del 15-M el problema para los electores ya no es el bipartidismo o el Gobierno sino todos los políticos o la clase política. Y eso supone un salto cualitativo. Antes de 15-M la gente penalizaba al PP o al PSOE, ahora se cuestiona directamente el sistema político.
P. ¿Esta situación está relacionada con la corrupción?
R. En parte sí. Un 40% de los ciudadanos consideran que la corrupción está entre los principales problemas del país. Entonces si asociamos la decadencia del bipartidismo, la corrupción y que la gente entiende que la política es el problema, nos encontramos ante una dinámica revolucionaria que afectará a la abstención y el voto en blanco.
P. Y todo esto ¿cómo se traducirá en la Comunidad Valenciana?
R. En ocasiones se generan microclimas políticos independientes como el que se había conseguido durante las últimas elecciones en la Comunidad Valenciana que logró aislarse de los ciclos generales de España. Hubo gobiernos socialistas en Madrid y aquí el PP ganaba con mayoría, ajeno a lo que sucedía en el resto del país. La lógica electoral valenciana era propia, autónoma y desvinculada de la nacional, pero esa impermeabilidad se está desmoronando, y la tendencia autonómica se está engranando con la nacional como consecuencia, precisamente, de una crisis que ha afectado como un tsunami a los electores valencianos. La tendencia valenciana es que el PP y PSOE bajan, EU subirá bastante y Compromís y UPyD emergerán como estrellas de la próxima legislatura.
P. En la última encuesta del CIS era llamativo que la agenda política del Consell no coincidiera con las preocupaciones de los valencianos.
R. Ese dato precisamente es un claro indicador de la pérdida de autonomía del sistema político valenciano, la preocupación por la corrupción es compartida con el resto de España, al igual que en el descrédito de la política. Todos estos datos indican que el 15-M tiene unas raíces profundas que han revolucionado tendencias electorales como la valenciana que está siendo arrastrada por un tsunami.
P. ¿Y esta tendencia no cambiará?
R. No creo que cambie, el PP de hecho ya se ha dado cuenta y ha empezado a dar cariño a la gente, elogiando al 15-M, empiezan a hablar con las personas, la ley del aborto la meten en el armario, rechazan el contrato único, levantarán la voz ante Bruselas…
P. ¿Y en el PSOE qué están haciendo?
R. Están absolutamente desorientados. El PSOE debe administrar bien los plazos, necesitan renovar su liderazgo, Rubalcaba sabe que no es ni su tiempo ni momento, pero son conscientes de que la gente se les tirará al cuello cuando abran el debate de las primarias internas, porque con la crisis económica el electorado no les perdonará que hablen de cuestiones internas. Eso será dramático para el PSOE.
P. ¿Y a la hora de gobernar la Generalitat?
R. Puede ser muy complicado. Las expectativas del PSPV son dramáticas, el efecto UPyD será interesante porque, un partido con una candidata experimentada, se presenta como estandarte de la regeneración y morderá votos tanto al PP y como PSOE. Yo digo que UPyD es como McDonald; tienen una marca que funciona, buscan el dinero y los candidatos. Si no meten la pata, subirán como el CDS en su momento. Me comentan que hay una encuesta que en pueblos valencianos donde sin tener militantes sacan concejales. Y a los de EU los llamo los resucitados, están volviendo a los niveles de apoyo electoral a los de la crisis de Felipe González, y Compromís también dará la sorpresa.
P. ¿Y la gobernabilidad en la Generalitat dependerá de la aritmética?
R. Más que de la aritmética, de la soberbia. El problema es que el PSPV tiene mentalidad de alternancia o gobierno, no contemplan otra opción. Pero los resultados pueden ser dramáticos y situarlos en el pelotón de cola. El PSPV baraja que gobernará en coalición porque serán ellos los minoritarios más votados, pero con lo que apuntan los sondeos no está nada claro que el PSPV sea el partido que proponga al próximo presidente de la Generalitat.
P. ¿Si Stop Desahucios saltara a la arena electoral qué pasaría?
R. Sería una revolución importante. El 15-M era un movimiento tremendamente democrático pero excesivamente asambleario que se bloqueó, pero Stop Desahucios están organizados y estructurados. Si Pepe Grillo en Italia sacó ese resultado electoral, aquí Ada Colau, que tiene un proyecto más serio y organizado, podría dar la sorpresa electoral.
P. ¿Y observa algún cambio de tendencia entre los jóvenes?
R. Los jóvenes siguen instalados en la tendencia de voto blanco o abstención, es difícil que se movilicen y voten. De todas formas hay muchas incógnitas por resolver de cara a las próximas elecciones como son la participación y las transferencias internas de votos. Yo estimo, a modo de resumen, que los grandes partidos están cayendo más de lo que dicen las encuestas y los minoritarios no están creciendo tanto.
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