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la situación económica

El derbi portuario se encamina a su final

El PNV y los populares reclaman la fusión de las autoridades de los Puertos de Bilbao y Pasajes El PSE plantea definir un mapa de servicios para evitar que la fusión se convierta en absorción

Pedro Gorospe
Instalaciones del Puerto de Bilbao.
Instalaciones del Puerto de Bilbao.F. DOMINGO-ALDAMA

En una comunidad autónoma marcada por las duplicidades y las triplicidades, los puertos no suponen una excepción. Las instalaciones portuarias de Bilbao y Pasajes compiten por algunos servicios y clientes, cuando lo más razonable sería apostar juntos para ser más eficientes frente a terceros de otras comunidades y otros países.

La unificación de las dos autoridades portuarias en una sola, un debate y una demanda que apoyan casi todos los partidos, está cobrando cada vez más relieve en una coyuntura en que se deben optimizar las inversiones y reducir los gastos de funcionamiento.

Casi todas las fuentes consultadas, salvo algunas voces en Gipuzkoa, consideran extraoficialmente que la fusión de las dos direcciones en una sola supone la conclusión lógica de aplicar el sentido común a la ecuación. El derbi portuario vasco está entrando en su fase final.

Quizás por eso, oficialmente ninguna de las dos autoridades portuarias quieren abordar en público el asunto. Saben que los debates provinciales están cargados de recelos políticos y que hay sectores sociales que transforman en agravios cualquier estrategia para coordinar y complementar infraestructuras.

La posición del PNV y del PP coincide en que “una autoridad única podría competir mejor, ofrecer mejores precios al tener servicios más eficientes y costes menores, y, por tanto, captar rutas y carga para ganar dimensión”.

Quienes temen una fusión

En una coyuntura claramente recesiva —el tráfico cayó en 2012 en Bilbao el 7,8% y el 4,6% en Pasajes—, con el mercado interior prácticamente desaparecido, las importaciones en caída libre y fiando el resultado de cada instalación portuaria a las exportaciones, cobra una especial relevancia poder reducir los gastos de gestión y acertar con las inversiones, no tanto para duplicar infraestructuras, sino para corregir carencias.

Si al Puerto de Bilbao se le sumase la aportación de Pasajes subiría al cuarto puesto en la clasificación por tonelajes de toda España, tras Algeciras, Valencia y Barcelona. Una posición que “te da más visibilidad en el mercado y te hace más atractivo a las compañías a la hora de diseñar sus estrategias de transporte”, explica un experto en logística del Puerto de Pasajes.

Los partidos mayoritarios avalan esa tesis. Ven en la operación, que todavía tendría que esperar a que el Gobierno central transfiera la competencia, una vía que permitiría incluso superar el recurrente debate sobre la ampliación del Puerto de Pasajes.

Es esta última una obra cuestionada y sin futuro inmediato —menos cuando la posible inversión subía a 750 millones de euros— y que nace fruto de la descoordinación entre los dos puertos vascos y en la búsqueda de soluciones en cada uno.

La integración de ambas estructuras supondría lograr una mayor visibilidad en el mercado

“Ese proyecto faraónico es una de las consecuencias directas de tener dos puertos a 100 kilómetros que compiten entre sí, cuando deberían estar compitiendo con el resto del mundo”, aseguran fuentes del PP de Gipuzkoa.

Al PSE no le parece mal reducir costes con la unificación, pero propone que antes de ello se aborde un trabajo serio de “especialización de los puertos en función de sus tráficos como una forma de racionalizar el mapa. Complementar sí, pero sin utilizar la fusión para acabar provocando una absorción”, citan fuentes socialistas, que ahora defienden esperar a otra coyuntura para ampliar la dársena guipuzcoana, después de haber defendido a capa y espada el proyecto del puerto exterior de Pasajes.

Los temores de quienes ven la unificación de las autoridades portuarias como un peligro para Pasajes, es decir, que el pez gordo se vaya a comer al chico, se basan en otros ejemplos de competencias directas con Bilbao que han acabado mal. “El aeropuerto de Sondika, primero y de Loiu después, han acabado con Foronda sin ninguna clase de coordinación entre ambos, y sin ninguna clase de cooperación para evitar lo que ha pasado en Vitoria. Le ley del más fuerte”, critican.

“O se hace bien o puede suponer el fin de los dos”, advierte un técnico

“Hay que hacerlo bien o puede suponer el fin de los dos puertos”, advierte un técnico de Transportes que lleva ya tres legislaturas en el departamento.

Quien no ponía en duda el mal futuro que tenía Pasajes era el anterior presidente de su Autoridad Portuaria, Lucio Hernando. En su opinión, la fusión no solo iba a terminar con el proyecto del puerto exterior, sino con el propio puerto de mercancías guipuzcoano como tal.

El PNV ha resuelto la cuestión con celeridad. Ricardo Peña, alcalde peneuvista de Zumaia entre 1991 y 2003, fue nombrado en enero pasado para dirigir los destinos de la infraestructura. Paralizado el puerto exterior, ahora solo falta conseguir el impulso político preciso para lograr la transferencia y poder materializar la fusión.

En un mercado en la que la política de precios marca la diferencia y se pueden perder cargas por solo medio euro la tonelada, da la impresión de que la coordinación leal resulta clave para ganar mercado.

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Sobre la firma

Pedro Gorospe
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

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