La Xunta ignora sus propias alertas en el permiso ambiental a la mina de oro
El filón de Corcoesto multiplica por 10 el nivel de riesgo
El grupo ecologista que más ha destacado por combatir con argumentos científicos el respaldo sin reservas de la Xunta a la mina de oro de Corcoesto acaba de aportar nuevas pruebas. Un informe que encargó en 2009 la propia Consellería de Medio Ambiente a la Universidade de Santiago, y que sacó ayer a la luz la Sociedade Galega de Historia Natural (SGHN), alertaba a la Administración sobre el mayor riesgo de contaminación por arsénico en zonas donde se realizaron actividades mineras y aconsejaba un “fuerte control” en los lugares donde se superase una determinada concentración de este elemento químico. Ese nivel de referencia en el suelo (50 miligramos de arsénico por kilo) a partir del cual el Gobierno tendría que estar alerta es diez veces inferior al registrado en el monte de Cabana de Bergantiños (una media de 494 miligramos por kilo), donde la compañía canadiense Edgewater Exploration proyecta explotar un aurífero.
La SGHN no ha tenido más que comparar el informe oficial con la propia declaración de impacto de la empresa que ha dado por buena la consellería (y que recoge esa cifra de 494 mg/kg), y en consecuencia ha presentado en el registro de la Xunta sendos escritos dirigidos a Sanidade y a Medio Ambiente. En ellos pide al Gobierno gallego que cumpla con su deber de “evaluar el riesgo natural” y que no autorice la mina mientras no tenga las conclusiones en su mano. El estudio en el que se basa la SGHN (Niveles genéricos de referencia de metales pesados y otros elementos traza en suelos de Galicia) fue realizado en el departamento de Edafoloxía e Química Agrícola y firmado por los profesores Felipe Macías Vázquez y Rosa Calvo de Anta. Según el informe, “el nivel de referencia de arsénico para la protección de la salud humana no debería exceder de 1,5 miligramos por kilo”. El nivel de fondo de los suelos gallegos es de 45 miligramos, así que se estableció un límite de 50, “solo superable en zonas con demostrada presencia de arsenopirita”, como el área de Corcoesto, que “deberían ser consideradas para estudios de riesgo natural”. “En cualquier caso”, sugiere el estudio oficial, “la elevada peligrosidad del arsénico debe tenerse en cuenta y la contaminación por este elemento, fuertemente controlada y, en lo posible, minimizada”.
El grupo ecologista, por si las dudas, se remite además al diccionario de la Real Academia Galega. Y consulta un par de entradas, la de “ignorante” (según la definición, “que ignora o desconoce determinada cosa o materia”) y la de “prevaricación” (“resolución injusta emitida por un funcionario público”). Después, con todas estas armas académicas en la mano, señala directamente a Justo de Benito, responsable de Avaliación Ambiental que dio el visto bueno, por la parte que le toca a su consellería, a la polémica mina de oro. El proyecto de Edgewater-Mineira de Corcoesto todavía aguarda el permiso de Industria para considerarse definitivamente autorizado, pero la tramitación supuestamente va ligera porque la Xunta declaró “estratégica” la mina.
“Resultaría inadmisible”, razona la SGHN en una nota de prensa, “que el secretario general de Calidade e Avaliación Ambiental ignorase la citada monografía \[por el informe oficial\], pues se trata de un estudio muy importante, sobre un tema específico clave para sus competencias legales, y además encargado y publicado por la consellería en la que es uno de los tres máximos responsables”. “Pero si el secretario general conocía la monografía y las recomendaciones hechas por sus autores respecto al arsénico, la declaración de impacto ambiental que firmó para la mina de oro de Corcoesto podría ser una resolución injusta emitida por un funcionario público”, sigue el comunicado de la SGHN. En el primero de los supuestos, el de la ignorancia, el colectivo exige el “cese” de De Benito. En el segundo, el de la prevaricación, pide a la fiscalía que abra “inmediatamente una investigación de oficio”.
El pasado diciembre, la SGHN llamó la atención sobre otro informe, esta vez elaborado en 2011 por científicos del CSIC y la Universidad de Vigo, que demostraba que, un siglo después de cesar en su actividad (a principios del XX fue exprimida por ingleses), la mina de Corcoesto aún aporta una dosis alarmante de arsénico al Anllóns. Al año, el río arroja 850 kilos de este veneno a su estuario, oficialmente protegido. Mientras tanto, la compañía extranjera, a la espera del definitivo permiso, recluta personal en la comarca. El domingo, los contrarios se concentraron en una marcha organizada por agricultores de la zona. Acudieron a la llamada 18 tractores, un centenar de coches y unas 300 personas, según el colectivo Salvemos Cabana. Destacados en primera fila estuvieron Xosé Manuel Beiras, en representación de AGE, y Bieito Lobeira, por el BNG. Ante la puerta del consistorio de Cabana, gobernado por el PP, leyó un manifiesto el escritor Xurxo Borrazás.
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