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Lotty Rosenfeld, una artista “asistema”

La creadora chilena presenta en el CAAC su primera retrospectiva en Europa

Margot Molina
Lotty Rosenfeld, en Sevilla, en una exposición de 2013 sobre su obra.
Lotty Rosenfeld, en Sevilla, con fotografías de una instalación de 1979.PACO PUENTES

Lotty Rosenfeld, artista chilena “asistema” a punto de cumplir los 70 años, reflexionaba en voz alta este miércoles en Sevilla: “Creo que ya estoy al final del camino de las cruces”, pero no parece que fuera muy en serio. La pionera de las vídeo-instalaciones en Latinoamérica se refería a un trabajo que comenzó en Chile en 1979 y que aún sigue vivo, después de pasar por más de una veintena de ciudades de todo el mundo. Una milla de cruces sobre el pavimento es una performance que consiste en “subvertir los signos” y en la que la artista, y algunos colaboradores, se dedican a convertir la línea discontinua de una milla (1.609 metros) de carretera en un signo positivo (+). Y precisamente eso fue lo que hizo el pasado viernes en Sevilla en la avenida de los Descubrimientos y delante de la Torre del Oro.

La documentación de esta acción abre la exposición que la artista chilena inauguró este miércoles en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC), Lotty Rosenfeld: Por una poética de la rebeldía, su primera retrospectiva en Europa. En Sevilla, como le ocurrió en la Documenta de Kassel de 2007, los adhesivos duraron muy poco, ya que la ley prohíbe alterar las señales viarias.

“Su obra es clave para entender el arte político. Es una artista de la resistencia”, aseguró Berta Sichel, comisaria de la muestra producida por el CAAC dentro del programa Periferias conceptuales y que podrá verse hasta el 21 de julio. La exposición reúne 65 obras, la mayoría fotografías y vídeo-instalaciones, realizadas entre 1979 y 2013.

Una milla de cruces sobre el pavimento, una obra que ha realizado en Washington, frente a la Casa Blanca, en Estambul, Berlín, Atenas, Londres o Delhi, comenzó como una forma de expresar su rechazo a la dictadura de Pinochet (1973-1989), pero sigue siendo “una acción de desacato al camino trazado”, dice su creadora que durante la dictadura estuvo encarcelada dos veces. “Militaba en un partido de la resistencia y me tomaron presa por andar protestando en la calle. Fue en 1976, entonces yo me sentía muy valiente y me puse a gritar ‘asesinos’. Me agarraron del pelo y me llevaron”, recuerda Rosenfeld, quien forma parte de una generación de mujeres artistas que no han tenido el lugar que les correspondía en galerías y museos y cuyo trabajo empezó a valorarse en la década de los 90. En 1979 fundó, junto a otros cuatro artistas y escritores, el Colectivo Acciones de Arte (Cada), un grupo interdisciplinar que funcionó hasta 1985 y del que también pueden verse obras en la muestra.

Moción de orden, una vídeo-instalación de 2002, es según la artista la pieza “más compleja”. “Proyecté una hilera de hormigas en movimiento sobre el helipuerto de una plataforma petrolera marítima del Estrecho de Magallanes. Un dedo se interpone en su camino y las desordena, pero ellas se vuelven a ordenar; como hacen los poderes con los ciudadanos”, ahí si tuve que pedir permiso porque lo hicimos desde un helicóptero, comenta la artista. En la obra se intercalan imágenes de informativos internacionales que van moviéndose por toda la estancia.

Parece que por ahora, a pesar de que ella aduce sus casi 70 años, Lotty Rosenfeld seguirá desafiando a la ley por todo el mundo con sus cruces sobre el pavimento.

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Sobre la firma

Margot Molina
Ha desarrollado su carrera en El PAÍS, la mayor parte en la redacción de Andalucía a la que llegó en 1988. Especializada en Cultura, se ha ocupado también de Educación, Sociedad, Viajes y Gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado, entre otras, la guía de viajes 'Sevilla de cerca' de Lonely Planet.

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