“Que Fabra pague o se vaya”

“Fabra es un moroso, y una persona que no paga no tiene la legitimidad moral para dirigir esta comunidad y exigir a los valencianos que cumplan”, denunció ayer el responsable de Relaciones Institucionales de los socialistas valencianos, José Manuel Orengo. El PSPV convocó este sábado en 50 capitales valencianas concentraciones para reclamar a la Generalitat el dinero que debe a los Ayuntamientos, colectivos sociales, proveedores y particulares. Unos 5.000 millones de euros, cuantificó Orengo, de los que solo 2.000 se adeudan a las corporaciones locales.

Mucho de ese dinero procede del Plan Confianza, confirmó Orengo. Cerca de 300 millones de euros se deben en ayudas a la compra o alquiler de vivienda, a los farmacéuticos. “Ya no es posible estirar más de la cuerda”, se quejó el principal partido de la oposición.

Según los socialistas, el presidente Fabra no está pagando a nadie, excepto a los bancos y a Ecclestone \[el promotor del Gran Premio de Europa de fórmula 1\]. El PSPV criticó que al final la Generalitat se haya quedado sin los 400 millones de euros en que tenía que haberse ampliado el Fondo de Liquidez Autonómico (FLA) de 2012.

Los políticos del PSPV anunciaron que si el presidente Fabra no pone encima de la mesa antes de que acabe el año un calendario de pagos creíble, el partido seguirá con las protestas en 2013.

Como otros días, la protesta de los socialistas no fue la única. En pleno distrito financiero de Valencia, en la calle de las Barcas, medio centenar de personas se manifestaron contra la que calificaron de “mayor estafa bancaria de la democracia”, remacharon.

Convocados por la Asociación de Usuarios de Bancos y Cajas (Adicae), miles de personas se manifestaron ayer sábado en seis ciudades españolas para exigir al Defensor del Pueblo Europeo que inste a "todas las instituciones europeas a corregir la enorme injusticia que se ha cometido” con las quitas impuestas en las participaciones preferentes de la banca nacionalizada.

Antonio Carcedo, uno de los manifestantes de Valencia, estimó en más de 100.000 los afectados en toda la Comunidad Valenciana por la compra de estos productos. Daniel Araque, portavoz de Adicae, insistió en que se vendían desde 1999 “a personas mayores” con escasa o nula formación financiera. Adicae avisó que ésta es la primera de una "batería" de actuaciones prevista a nivel europeo, como la presentación de denuncias y recursos ante el Tribunal de Estrasburgo, el Gobierno e instituciones españolas y europeas.

Hoy domingo, los trabajadores del Palau de les Arts Reina Sofía de Valencia continuarán con las protestas contra el expediente de regulación de empleo (ERE), que afectará a la plantilla en el marco de la reestructuración que dará lugar al holding CulturArts.

Los empleados invitan al público que acuda al auditorio a la representación de La Bohème a que en un momento determinado, en el movimiento coral de la cuarta sinfonía de Beethoven, lean el manifiesto como si de un libreto se tratase y comprueben “cómo lo que los trabajadores reivindican y lo que Beethoven pretendió con esta música están en una consonancia absoluta”.

Elvira: "No me moveré"

Uno de los colectivos más afectados por los impagos y los recortes públicos son los discapacitados. Da fe Elvira Murcia, afectada de osteogénesis imperfecta, que se encadenó el viernes a la reja del Palau de la Generalitat hasta conseguir un calendario de pagos para los cuidadores de los centros de discapacitados. Muchos no cobran su nómina desde agosto y otros incluso desde antes.

Ayer insistió en que no se irá hasta que consiga un cara a cara con el presidente Fabra o la consejera de Bienestar Social. Ninguno de los dos se ha acercado hasta ella en estas horas. La consejería del ramo le ha ofrecido una reunión en sus dependencias pero Elvira no está dispuesta a abandonar su protesta. “No me moveré hasta tener una solución”, dijo ante las muestras de interés de ciudadanos que se paran para conocer su problema.

Los discapacitados valencianos y, en general los dependientes, exigen desde hace meses al Consell que les abone una deuda de decenas de millones de euros. “No podemos más”, dicen.