Acabáramos
"Me temo que entre Mas y Wert están logrando despedazar España al tiempo que despedazan Cataluña"
Crisis en Oriente Medio: Hamás inicia una ofensiva suicida lanzando cohetes contra Israel y provocando una respuesta desproporcionada con decenas de muertos en la población civil palestina; Netanyahu aprovecha para seguir con su política de asentamientos ilegales hasta estrangular Cisjordania. Resultado: los radicales Hamás y Netanyahu ganan, los moderados, Abbas y Peres, pierden; la gente normal y corriente, tanto árabes como judíos, se queda sin futuro. Crisis en España: Artur Mas inicia una ofensiva secesionista suicida planteando un reto inasumible por el Estado y por la Constitución; el ministro Wert da un giro espectacular a su política educativa e impone el castellano en la escuela catalana por el curioso procedimiento de encomendárselo a la privada. Resultado: los radicales Mas y Wert ganan; los moderados del PSC o de UDC pierden; los catalanes, tanto de lengua materna catalana como castellana, se quedan sin futuro.
Dicen que la política y la economía han acabado por consolidar una coyunda profundamente inmoral en la que la primera está siendo la víctima del estupro permanente de la segunda y, por lo mismo, actúa con manifiesta indignidad contra los ciudadanos. Es posible. Toda la desdichada historia de la crisis abona dicha interpretación. Que unos gobiernos, que hace uno o dos años ganaban respectivamente las elecciones españolas y catalanas por mayoría absoluta o casi, se hayan resignado a vulnerar todas y cada una de sus promesas electorales, indica que la situación ha tocado fondo. El descrédito de ambos partidos augura su hundimiento electoral en fecha próxima. Parece mentira que estén tan ciegos que no lo vean.
Y sin embargo, tontos no son. Veamos. Es evidente que las pasadas elecciones catalanas supusieron un varapalo para el partido del señor Mas. También es evidente que el partido del señor Wert no creció como esperaba. Ni el PSC se ha derrumbado por completo ni Ciutadans se ha desinflado y, encima, se permite criticar la política de recortes de ambos partidos, el de Mas y el de Wert. Algo había que hacer. Y el tándem Mas-Wert lo ha hecho. Desde que Badía escribiera su célebre ensayo La llengua dels barcelonins, las proporciones respectivas de hablantes maternos de catalán y de castellano en Cataluña no se han modificado, más o menos el 60% y el 40%. Si Mas consiguiese consolidar este 60% en torno suyo con el conocido estilo “padre de la patria en apuros” no habría quien lo moviese del Palau Sant Jordi, ni siquiera ERC, por muchos recortes salvajes que aplicase. Si Wert-Rajoy consiguiesen que el 40% de los catalanes se identificase con ellos, tampoco los movería nadie del Palacio de La Moncloa a pesar de su destrucción del Estado de bienestar. Antes se votaba por razones ideológicas: lo que intentan es que la gente vote por motivos etnolingüísticos. Me temo que entre Mas y Wert están logrando despedazar España al tiempo que despedazan Cataluña. No sé en qué lengua hablaron cuando cenaron juntos en la gala del Planeta para preparar el contubernio. ¿En catalán, la lengua íntima del preceptor de Wert? ¿En español, la lengua preferida por la burguesía catalana antes de estos tiempos revueltos? Lo más probable es que lo hiciesen en latín. Al fin y al cabo es la lengua madre de los otros dos idiomas —hermanos, mal que les pese— y, sobre todo, es la lengua de la Iglesia a la que tanto Wert como Mas deben cuanto son. Acabáramos.
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