Una nave ‘gourmet’ en el cielo de la Gran Vía
La cafetería de la novena planta de El Corte Inglés de Callao cambia las tortitas por cócteles
Las señoras con abrigos de pieles, que toman tortitas ya no son las principales visitantes de la novena planta de El Corte Inglés de Callao. La antigua cafetería, con unas vistas espectaculares de Madrid, ha desaparecido. En su lugar se ha abierto Gourmet Experience Gran Vía: un espacio de ocio centrado en la gastronomía con una decena de modernos locales que, a priori,no encajarían nada con la imagen de los grandes almacenes. Pizza al peso, café para llevar, helados artesanos o cócteles son algunos de los productos que se encuentran en las renovadas alturas de Gran Vía. “Queremos atraer a gente que nunca hubiera pasado aquí la tarde”, reconoce Guillermo Arcenegui, director de restauración de El Corte Inglés e ideólogo de la iniciativa.
La postal de Madrid que se ve desde la novena planta es única: al frente, el icónico cartel de Schweppes; bajo los pies, tejados anaranjados que recuerdan al pueblo que era la capital y, de fondo, el Palacio Real. Esa visión atraía a turistas accidentales que paseaban despistados entre los grupos de sexagenarias de merendola o a modernos apasionados por lo kitsh. “La imagen de la antigua cafetería pesaba. Por eso hemos querido cambiarla, sin ser excluyentes”, matiza Arcenegui, que se ha pasado los últimos meses trabajando en este concepto. Tiraron la cafetería, la redecoraron, y él mismo eligió los 10 locales que sirven en la planta. “Los fines de semana me calzaba mis vaqueros y recorría la ciudad”, recuerda. Así encontró Toma Café, Pizza al Cuadrado, un establecimiento que vende pizzas al peso, o Hamburguesa Nostra.
“Ofrecemos cocina callejera elevada a dos estrellas Michelín”, resume Rafa Ferreyra con una energizante música electrónica de fondo. Es el director de Street XO, hermano pequeño de Diverxo, del chef David Muñoz, premio nacional de Gastronomía 2010, con dos estrellas Michelin. Defienden que la calidad no tiene porque ser elitista por lo que ofrecen platos que no superan los 15 euros, que preparan al momento y que se comen de pie.
Es uno de los iconos de la nueva cara de este espacio, que se inspira en el cooking-tainment; un concepto inglés, algo esnob, que mezcla cocina y entretenimiento, pero que funciona. Durante la inauguración del espacio, hace dos noches, la terraza estaba llena de un ecléctico público (pijos, modernos, jóvenes, señores con corbata...) que disfrutaba de las vistas con un cóctel o un gin-tonic en la mano. Aunque ya no hay tortitas, para que nadie se alarme, todavía se pueden merendar unos churros acompañados de un buen café.
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