Dos valencianos logran el premio anual del Archaeological Institute of America
El galardón reconoce el Proyecto La Blanca, en la región guatelmateca de Petén
El trabajo en el proyecto La Blanca, en la región guatemalteca de Petén, ha valido a los profesores Cristina Vidal, de la Universitat de València (UV), y Gaspar Muñoz Cosme, de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), el premio Best Practices in Site Preservation 2013, que otorga el prestigioso Archaeological Institute of America (AIA), en su tercera edición. Se trata de un proyecto en el que desde 2004 trabaja un equipo interdisciplinar de ambas universidades españolas y la Universidad de San Carlos de Guatemala, para recuperar la antigua ciudad maya de La Blanca, abandonada y sepultada en la selva subtropical guatemalteca durante mil años.
El proyecto, justifica esta institución centenaria al informar sobre el premio, adopta un "enfoque integral para la preservación del lugar, combinando la investigación científica y la conservación del patrimonio cultural con el desarrollo económico y las oportunidades de educación para las comunidades locales en Guatemala".
El premio identifica y promueve las mejores prácticas en la preservación de espacios y será presentado en la 114a reunión anual de la AIA el próximo mes de enero en Seattle, Washington. Ambos investigadores han expresado su gran satisfacción por la concesión de este premio dotado con 5.000 dólares que, sobre todo, supone el reconocimiento internacional a su trabajo. Significa “una grata sorpresa", especialmente por tener el aval de "una institución de gran prestigio internacional", como "máximo exponente a nivel mundial en el campo de la arqueología”.
“Contando siempre con el interés de las autoridades guatemaltecas", hicieron una prospección y encontraron un enclave arqueológico " todavía por investigar y de fácil acceso llamado La Blanca", donde están sacando a la luz una ciudad maya y realizando importantes hallazgos arqueológicos. En La Blanca se concentran "la mayor parte de los antiguos asentamientos mayas y destaca especialmente por su espectacular acrópolis”.
Las excavaciones, que están subvencionadas por el Ministerio de Cultura español han supuesto el descubrimiento de “importantes restos de cultura material que", manifiestan los profesores valencianos, "nos ayudan a reconstruir cómo era la vida cotidiana en La Blanca", situada a 500 kilómetros de la ciudad de Guatemala. "Otros hallazgos singulares son los numerosos grafitos plasmados en los muros de sus edificios, así como los vestigios de pintura mural, entre los que destaca la presencia de pigmentos de lujo para pintar los interiores de sus edificios”.
El enclave arqueológico se encuentra en un parque natural declarado reserva mundial de la biosfera, que el Gobierno guatemalteco está promoviendo la zona como destino para el turismo cultural y ecológico, informa la Universidad Politécnica. Se calcula que en la selva de Petén existen unos 4.000 terrenos arqueológicos, pero solo 46 están protegidos y abiertos al público, y 400 reciben algún tipo de supervisión del Instituto de Arqueología e Historia.
El equipo de Vidal y Muñoz trabaja en el mantenimiento de la integridad del paisaje natural, la prevención de la deforestación y la investigación del entorno paleobotánico de La Blanca.Un sencillo pabellón alberga un centro de interpretación que permite a los visitantes acercarse de con conocimiento de causa al yacimiento, a través de reproducciones arqueológicas y documentos, además de una maqueta de la acrópolis de La Blanca y un muro con grafitos mayas construido con técnicas ancestrales.
El proyecto también contempla un programa de cooperación internacional en el ámbito universitario, con la participación de profesores y estudiantes españoles y guatemaltecos en las actividades de investigación, desarrollo y apoyo a la educación de los escolares de la zona. Según explican los profesores valencianos, además de investigar, excavar y recuperar el valioso patrimonio arquitectónico de esta ciudad maya, el proyecto pretende implicar al millar de habitantes que puebla la localidad que da nombre al yacimiento, ubicada a dos kilómetros de las ruinas, en la recuperación y tutela de su patrimonio cultural y natural, de manera que "puedan comprender cómo la adecuada conservación y puesta en valor de las ruinas puede repercutir directamente como un motor económico y social para mejorar sus condiciones de vida”.
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