El descontento por los recortes catapulta a Iniciativa y ERC
La huelga general y el debate en TV-3 dan aire a las formaciones de izquierda
El anquilosamiento de CiU en su reivindicación del Estado propio y su táctica de rehuir el debate social está abriendo brechas que los partidos de izquierda aprovechan para capitalizar el descontento por los recortes. La huelga general del 14N y el debate electoral en TV-3 dieron la oportunidad a Iniciativa (ICV-EUiA) para reforzar su perfil de opositor frontal a los ajustes fijados por la Generalitat. Esquerra (ERC) también pudo presentar a su candidato —que se estrenaba en ese plató—, que dio una imagen de serenidad muy diferente a sus predecesores. Ambas apuestas brillan más con un PSC desinflado y un candidato diluido.
Desde el principio de la campaña, Joan Herrera, el líder de filas de ICV, había fiado su estrategia al éxito de la huelga. La coalición de izquierdas ha servido de altavoz de diversas plataformas sociales como los afectados por los desahucios o las batas blancas en defensa de la Sanidad. La protesta logró así abrir el debate del polo soberanista. Objetivo cumplido.
Había otro flanco. Mitin tras mitin, el ecosocialista insiste en erigirse como “la verdadera” oposición ante el “austericidio” de CiU y saca pecho de su trabajo de plantar cara “casi en solitario” estos dos años en el Parlament. Pero esto es difícil de demostrar de cara al ciudadano. Durante el debate, Herrera logró encontrar el cuerpo a cuerpo con Mas en lo social y mantuvo el pulso. Se trata de un recurso usual en los partidos medianos o pequeños, pero que el domingo se vio magnificado por el escaso peso del socialista Pere Navarro en el debate. Tras el programa, el mismo líder de CiU le comentó a Herrera que “había actuado como primera fuerza de la oposición”.
Junqueras también gustó. Su perfil no político y su carrera de profesor universitario lo modela como un orador claro y muy pedagógico, lo que acerca su discurso a la audiencia. También ayuda su actitud serena y el deseo de no entrar en el juego de la confrontación ni en el cuerpo a cuerpo contra sus contrincantes. “Suave en las formas, claridad en los contenidos” enarbola Junqueras.
Ciutadans también logra sacar provecho del desinfle del PSC
El candidato republicano evita toda agresividad verbal para presentarse como una oferta política que nada tiene que ver con los extremos. Este posado lo explotó al máximo en el debate, como también sacó partido de su faceta de profesor de historia. No hay mitin en el que Junqueras no busque llamar la atención del auditorio con alguna lección de historia explicada de manera amena.
Todo esto, junto a una labor interna de reconstrucción del discurso, parece estar funcionando. ERC, que según las encuestas podría duplicar sus 10 diputados actuales, también se ha tenido que resituar ante la decisión de Artur Mas de capitanear el proceso soberanista. Junqueras acostumbra trazar en paralelo la reivindicación nacional con el discurso social, aunque este último de forma moderada, ya que no acostumbra a criticar abiertamente ni a Mas ni a sus recortes.
La desafección por los partidos que en algún momento han gobernado está dando alas a formaciones alternativas con discurso y propuestas más contundentes. Es el caso de la Candidatura de Unitat Popular (CUP), de marcado perfil independentista, anticapitalista y ecologista. Tanto ICV como ERC temen la irrupción de la CUP, ya que comparten gran parte de ideología. Además la CUP cuenta con un electorado muy movilizado.
Tampoco es despreciable el incremento que las encuestas otorgan a Ciutadans. Declaradamente españolista, la formación se aferra a su discurso en contra de los recortes y de la corrupción. De hecho, su cabeza de lista, Albert Rivera, fue el único que durante el debate electoral se atrevió a recordarle a Mas los casos de corrupción que salpican a CiU. En la calle Urgell, sede del PP catalán, ya se han encendido las alarmas ante la fuga de votos.
A los partidos les quedan cuatro días para agudizar sus discursos y hacer que acaben de calar entre los indecisos, que las últimas encuestas todavía muestran que entre el 20 y el 30% de los votantes no tienen decidido por qué papeleta optarán. ERC respira bastante tranquila porque sabe que mejorará sus resultados. Otro caso es el de ICV, ya que todavía no encuentra respuesta en forma de aumento de votos en unos sondeos —las encuestas le dan entre 10 y 16 escaños— que no recogen ni las reacciones por la huelga general ni por su cara a cara particular con Mas.
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