El fotógrafo que pensaba en la imagen siguiente
Alfons el Magnànim publica un libro sobre las secuencias fotográficas de Ramon Masats La obra es del valenciano Jaume Fuster
"No me interesa la fotografía para exponer, aunque el Reina Sofía me acaba de comprar diecinueve obras". Así de rotundo era el fotógrafo catalán Ramón Masats (Caldes de Montbui, 1931), uno de los autores más importantes del segundo medio siglo XX, en la presentación en la Fnac de Valencia del libro La edición fotográfica en Ramón Masats, editada por la Institució Alfons el Magànim, con un subtítulo que juega con "los lindes entre fotografía, cine, cómic y literatura". El soporte predilecto de los fotógrafos como él, que crearon escuela en los años cincuenta, era la revista. "Si después se convertía en un libro, mejor y si iban a una galería mejor", aclaró, pero "estas posibilidades son a més a més (por añadidura)".
"Eso de artista no va conmigo, me considero un profesional", asegura. Masats recibió en 2004 el Premio nacional de Fotografía por la calidad y el volumen de una obra que refleja bien distintas épocas de la historia contemporánea española, adquiriendo al mismo tiempo la grandeza de lo intemporal. Está considerado como el primer gran reportero de su generación y él mismo, subraya Jaume Fuster, ha fomentado ciertas "leyendas" para favorecer una imagen de sí mismo como "fotógrafo intuitivo, directo, sin apriorismos, rápido y poco dado a reflexiones intelectuales". Y, como tal, ha conseguido "soberbias imágenes que forman parte de nuestra memoria colectiva", subraya Jaume Fuster, profesor de la Escuela Superior de Diseño de Valencia. Fotografías como la archiconocida del portero seminarista.
"Odio esa fotografía", exclamó su autor quedamente, valga la paradoja, en la presentación del libro. Fuster, que hizo la tesis doctoral sobre Masats de la cual, en parte, ha salido este libro, ha hecho aflorar este estudio un Masats que trabaja sobre secuencias fotográficas, que toma conciencia de un discurso fotográfico propio a través de la treintena de libros que ha publicado hasta la fecha y que "llega a considerar el grupo fotográfico como una unidad significativa".
Masats reconoció que siempre le ha ocupado tiempo la edición de los libros, el montaje y se mostró sorprendido de que alguien se haya fijado ahora, precisamente en eso. "Cuando me dediqué al cine, mi aspiración era podar montar", confesó y, de hecho, añadió: "siempre he montado los documentales que he hecho". En libros como Toro, Sanfermines o el paradigmático Neutral corner (sobre el boxeo) el fotógrafo entregaba la maqueta terminada. De la segunda versión que de éste último se hizo prefiere olvidarla porque porque algunas de sus fotos fueron maltratadas.
Probablemente la muestra más obvia de su trabajo como secuenciador sera El baño del Cid, una serie sobre el strip tease de Charlton Heston realizada en en Peñíscola con ocasión del rodaje de la película del mismo nombre, dirigida por Anthony Mann. Pero Fuster va mucho más allá y expone ejemplos de imagen en movimiento a través de dípticos, trípticos y polípticos, elipsis cinematográfica, las relaciones entre fotos a través de saltos de ejes o relaciones inesperadas.
"Que yo sea el autor de estas canciones no significa que sepa necesariamente de qué van" es una frase de Lou Reed que Masats incorporó en Contactos, una exposición y el correspondiente catálogo producida por el Ministerio de Cultura con motivo del Premio Nacional de Fotografía de 2004. "Es que esas imágenes están precisamente para que uno imagine cosas", puntualizó Masats. Fuster va más allá: "En Contactos Masats nos enseña un resumen de las posibilidades del montaje dialéctico que ha desarrollado " a lo largo de su carrera. Y ese montaje es capaz de unir imágenes dispares que se emparentan por razones formales o simplemente mágicas. En algún caso, Masats reconoce no saber por qué ni qué representa ese emparejamiento. Como Lou Reed.
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