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De circo romano a desollador medieval

Una excavación se adentra en los usos a lo largo de los siglos la construcción tarraconense

Trabajos de excavación en el circo romano de Tarragona.
Trabajos de excavación en el circo romano de Tarragona.JOSEP LLUIS SELLART

El circo era uno de los enclaves más espectaculares de la antigua Roma. En su arena se disputaban carreras de carros tirados por hasta cuatro caballos (bigas o cuadrigas). Las competiciones se convertían en todo un acontecimiento y eran seguidas con emoción por miles de personas. Uno de los circos mejor conservados del mundo es el de Tarragona, construido a finales del siglo I y de dimensiones espectaculares: 325 metros de largo y 115 de ancho en algunos puntos, por lo que es considerado uno de los más grandes del Imperio Romano de Occidente. El recinto podía albergar a unas 20.000 personas.

Ubicado, en parte, frente al mar Mediterráneo y dotado de vistas privilegiadas, se ha convertido en uno de los lugares más característicos de la ciudad. Aun así, el enclave guarda aún muchas incógnitas sobre los usos que ha tenido a lo largo de los siglos. Por eso hasta el 20 de septiembre, 14 estudiantes voluntarios participan en una excavación codirigida por el Museo de Historia de Tarragona y el Instituto Catalán de Arqueología Clásica (ICAC), la mayoría miembros de un máster de la Universidad Rovira i Virgili (URV), aunque también hay dos alumnos de bachillerato interesados por el oficio. La excavación, con un marcado carácter formativo, está dirigida por la arqueóloga municipal Imma Teixell y por Josep Maria Macías, investigador del ICAC.

Los trabajos se centran en la cabecera del monumento, donde se intenta recuperar, aunque sea de manera parcial, la cota de arena original del circo, que en la actualidad no es perceptible para el visitante. “Queremos localizar la arena, donde pasaban los carros, documentar el máximo de información posible y detectar otras actividades que se hubieran desarrollado”, explica Teixell. El objetivo, añade, es conectar el circo romano con las otras construcciones que se alzaron en sus inmediaciones durante la época visigoda y medieval. “En el siglo XIV la ampliación de la ciudad se hizo con estructuras ya existentes porque así se ahorraban recursos”, afirma Teixell.

Se sabe que en la arena del circo se construyó un gran edificio. La documentación escrita y arqueológica obtenida hasta ahora lo identifica como un patio descubierto rebautizado como Boquería o Patio Común. Además, en la cabecera del circo durante la época medieval hubo un área de titularidad municipal centrada en la actividad ganadera, con un desollador. Según explica Teixell, también se utilizaron espacios de la gran edificación del circo romano para construir una muralla y un corral.

En la actualidad, las vueltas del circo han servido de guía arquitectónica para construir viviendas y comercios. Y es que el circo romano, donde la temporada pasada se rodó una campaña publicitaria de la firma de lujo Dolce&Gabbana, fue alzado sobre grandes vigas. En estas se instalaron las graderías y se posibilitaba la distribución interna de los espectadores por todo el recinto. Pese al paso de los siglos y a la reutilización del espacio para otros usos, aún es constante el descubrimiento de nuevos hallazgos de la época romana. Por ejemplo, explica la arqueóloga municipal que en dos ocasiones este año se han encontrado con sillares de las graderías. El último caso fue durante las obras de reforma de una joyería.

Durante los años 2010 y 2011, enmarcado en el Plan Integral de la Part Alta (PIPA), se llevó a cabo la supresión de barreras arquitectónicas de la cabecera del recinto romano y se creó un recorrido para visitarlo. Este verano también se inauguraron los jardines del Vapor, que albergan vestigios del primer puerto romano de Tarraco. La guinda a estas iniciativas será la reapertura en enero del 2013 de la Necrópolis Paleocristiana, tras 20 años cerrada al público, y con una inversión de la Generalitat de 225.000 euros.

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