Crónica desde las dos orillas
Nueve estaciones de metro separan a Entrevías y El Viso, los barrios con el mayor y menor índice de desempleo de Madrid. A la desigualdad económica se suma un abismo educativo entre los vecinos de ambas zonas
“No hay malas hierbas ni hombres malos. No hay más que malos cultivadores.” Dijo Víctor Hugo en el siglo XIX al hablar sobre los pobres y desamparados. Un clásico es reconocido como tal cuando se convierte en una referencia a la que regresar cuando los tiempos se tuercen. Esos tiempos regresaron a España en forma de crisis económica y desempleo galopante en 2007, y todavía no han remitido. Tras casi cinco años de malas noticias económicas, la factura que la sociedad madrileña está pagando ha empezado a traducirse en una mayor desigualdad y en menores niveles de formación.
“Si el ministro de Economía viene a preguntarme yo se lo explico. La crisis empezó en el verano de 2007 “, afirma Pilar López, que regenta un videoclub y oficina de loterías en el barrio madrileño de Entrevías. Licenciada en Derecho, decidió abandonar su trabajo en un banco y apostar por el videoclub en 2005. “Antes daba dinero”, lamenta Pilar. Pero la burbuja estalló y las cuentas de los vecinos del barrio dejaron de cuadrar. “Los establecimientos del barrio sobreviven gracias a las pensiones de los jubilados”. De momento, el negocio de Pilar no corre peligro, pero confiesa que el videoclub es deficitario y se mantiene a flote gracias a las quinielas.
Con una tasa de paro del 20%, Puente de Vallecas es el distrito con más desempleo de Madrid; un total de 25.224 parados sobre 240.988 habitantes, de los que 4.528 pertenecen al sector de la construcción (un 17,95%). Dentro de este distrito, Entrevías es el barrio que más parados concentra, con una tasa del 23,67%. “Este es un barrio obrero, de albañiles, carpinteros, fontaneros… si la construcción se para, todos se quedan sin trabajo”, explica Miguel Pérez, responsable de una tienda de electrodomésticos en el barrio. En su negocio las ventas se han ido reduciendo paulatinamente desde el inicio de la crisis. De hecho, Miguel no se ha planteado cerrar, pero reconoce que, aunque ofrece neveras y lavadoras “de primera”, la gente busca los productos más baratos.
Mario Balaguer, 42 años, es uno de los desempleados de Entrevías. Después de 24 años de trabajo ininterrumpido, en abril perdió su empleo como reponedor en unos almacenes. Casado y con una hija de cuatro años que acude a una escuela infantil pública, su esposa también está en el paro. A pesar de las dificultades, Mario se considera un privilegiado. “En el barrio hay gente que está mucho peor, nosotros todavía tenemos el paro”. Por suerte no tiene que acarrear con una hipoteca, pero este verano las vacaciones se han convertido en un lujo que no se puede permitir.
Un informe de los servicios sociales de Puente de Vallecas de mayo de 2012 habla de “numerosas” familias realojadas y con dependencia institucional, y apunta que muchas de ellas subsisten gracias a la economía sumergida. El documento señala que 1.967 familias del distrito reciben la Renta Mínima de Inserción, una ayuda que en 2012 oscila entre los 375 y los 532 euros mensuales. Los vecinos de Puente de Vallecas absorben el 20% del total de estas ayudas dentro de Madrid capital. Además, los servicios sociales mencionan como problemas de la zona el consumo de droga, el absentismo escolar, el bajo nivel formativo de los menores de entre 12 y 16 años y las dificultades de acceso al mercado laboral por falta de habilidades sociales y de hábitos saludables.
En el otro extremo se sitúa el distrito de Chamartín, que es el que menos parados registra con un 8,6% de desempleo. Sobre una población total de 146.117, son 6.712 las personas que no tienen trabajo. Uno de sus barrios, El Viso, roza el pleno empleo, con el 5,17% de paro.
Una estación de cercanías y nueve de metro, apenas 30 minutos de viaje separan Entrevías de El Viso. Sin embargo, la distancia económica y educativa entre ambos barrios es mucho mayor. Los datos municipales dicen que en Entrevías el 3,4% de los vecinos mayores de 25 años son analfabetos, el 47,5% no han completado la educación primaria y que, tan solo, un 3,4% tienen estudios universitarios de grado superior. En El Viso el analfabetismo es del 0,16%, las personas que no han finalizado la educación primaria son el 7% y un 46,8% tienen estudios universitarios.
Rosie Cañedo, londinense de 55 años, es una de las vecinas de El Viso. “Me vine al barrio por su tranquilidad y por la posibilidad de contar con un jardín privado; me encanta la naturaleza”. Se instaló hace tres décadas en Madrid con su marido, un economista español. Ella es una de las redactoras de la sección de cocina de la revista femenina Mía. Para la periodista, vivir en El Viso es como residir en “un pequeño pueblo”.
En El Viso están situados numerosos despachos y estudios de abogados, arquitectos y demás profesionales liberales, un perfil similar al de las familias que residen en la zona. Lola Jiménez, de 52 años, profesora de Historia del Arte en la Universidad Complutense, coincide con Rosie en que una de las mayores ventajas del barrio es la tranquilidad. Se trasladó a la zona hace cuatro años junto a su marido, médico, y sus dos hijas, porque “siempre nos había atraído la arquitectura racionalista”. El Viso fue el resultado de la Ley de casas baratas de la II República y, desde sus inicios, se convirtió en lugar de residencia de numerosos intelectuales, entre ellos José Ortega y Gasset.
Taste of America, en pleno corazón del barrio, es un supermercado especializado en productos alimenticios semipreparados estadounidenses. “Productos gourmet”, afirma su dependienta. Dulces, pasteles, tartas, cereales… con el más genuino sabor americano. Un capricho para españoles que hayan residido en Estados Unidos, norteamericanos que trabajan en Madrid y vecinos del barrio que estén dispuestos a pagar hasta 10 euros por unos cereales. La empresa tiene tres tiendas en la ciudad y la responsable del establecimiento de El Viso confirma que el negocio está creciendo y no ha notado la crisis.
Arcadia es una escuela infantil privada situada en el barrio que cuenta con 40 años de experiencia. Durante el curso escolar cuenta con 60 alumnos de hasta tres años. Los padres de los alumnos son, en su mayoría, “vecinos del barrio, trabajadores de despachos de abogados en la Castellana, diplomáticos…”, cuenta Lucía López, gerente del centro. Alumnos italianos, mexicanos, israelíes, escoceses...La escuela adapta las comidas de los niños a sus religiones. La matrícula en Arcadia asciende a 530 euros mensuales. La Comunidad ofrece a las familias que se decantan por la escuela infantil privada la posibilidad de recibir entre 100 y 160 euros mensuales, una ayuda con la que no cuentan los padres de alumnos de guarderías públicas.
Dos barrios de una misma ciudad que, de acuerdo con los datos de Eurostat, el servicio de estadísticas de la Unión Europea (UE), hablan de una desigualdad creciente en España. El coeficiente GINI mide la desigualdad económica de modo que 0 es la perfecta igualdad y 1 es una total desigualdad. En el año 2010 España era con el 0,339 el país más desigual de los 17 estados de la eurozona. Más desigual que Portugal (0,337) Irlanda (0,332) y Grecia (0,329).
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