Mas-Colell admite que desconoce cuándo pagará a las entidades sociales
Los consejeros Cleries y Mas-Colell piden disculpas en su comparecencia en el Parlament El Ejecutivo catalán culpa al Gobierno central por no asegurarle la liquidez
Las entidades sociales que ofrecen servicios asistenciales se quedaron ayer sin ningún calendario para ingresar la factura de julio que la Administración catalana dejó de abonar. Es más, el sector ni tan solo tiene el compromiso de que este desaguisado no se repetirá. “No puedo dar ningún calendario. No puedo garantizar nada porque depende de que el banco, que es el Estado, funcione adecuadamente”, advirtió el consejero de Economía y Conocimiento, Andreu Mas-Colell, quien ayer compareció en el Parlament junto con el titular de Bienestar Social, Josep Lluís Cleries, para dar explicaciones sobre el impago de julio a estas entidades.
La de ayer es la segunda comparecencia de Cleries en pleno mes de agosto para rendir cuentas ante el Parlament por una crisis social. El año pasado tuvo que acudir junto con el consejero Francesc Xavier Mena tras dejar a miles de personas sin percibir ese mes la renta mínima de inserción (RMI). Como en aquella ocasión, ayer Cleries tuvo que pedir disculpas a los afectados, que en este caso van desde las entidades que han tenido que echar mano de créditos para pasar el mes hasta los trabajadores que se han quedado sin nómina.
El impago, que Cleries negó llamándolo “aplazamiento”, asciende a 70 millones de euros. Si se suman los conciertos de escuelas y hospitales, sin embargo, la cifra es mucho más elevada y, de acuerdo con los presupuestos y el sector, asciende a unos 430 millones de euros. Mas-Colell justificó el impago por una crisis de tesorería cuyo dramatismo e importancia no quiso rebajar y que atribuyó a la falta de recursos procedentes del Tesoro del Estado. “No hemos pagado subvenciones, ni la luz, ni vigilancia, ni limpieza, ni el teléfono, ni alquileres... ni los peajes de Abertis”, describió.
El consejero recordó que las leyes de estabilidad presupuestaria, tanto la estatal como la catalana, fijan que la deuda es la primera prioridad de gasto para el Ejecutivo. Y luego van las nóminas. Aparte de eso, el Ejecutivo solo ha gastado 50 millones de euros en prestaciones sociales, como la RMI, las ayudas a la dependencia y los complementos de pensiones no contributivas. Y los retrasos en los pagos a la Seguridad Social también se han ido incrementando durante el año.
“La caja está vacía”, recalcó Mas-Colell, quien exigió con insistencia al Gobierno central un modo de provisión de liquidez “ordinario, transparente y sistemático” que permita atender el gasto social y la financiación de los vencimientos y del déficit previsto para este año, de unos 3.000 millones de euros. “El Estado ejerce una asfixia económica que acaba en una asfixia social”, remachó Cleries.
Los argumentos de los consejeros
Andreu Mas-Colell:
- "No puedo garantizar un calendario de pago porque depende de que el banco, el Estado, funcione".
- "No hemos pagado subvenciones, ni la luz, ni vigilancia, ni limpieza, ni el teléfono, ni alquileres... ni los peajes de Abertis".
- "La caja está vacía".
Josep Lluís Cleries:
- "Yo he venido aquí a dar cuentas solo de mi departamento".
- "No se trata de un impago, sino de un retraso".
- "El Estado ejerce una asfixia económica que acaba en una asfixia social".
El consejero de Bienestar Social y Familia, Josep Lluís Cleries, llegaba al Parlament acompañado de todo su equipo y con una apariencia más distendida. Mas-Colell, en cambio, repasaba sus notas hasta el último momento con una asesora. Cleries adoptó una actitud de cumplir escrupulosamente la misión que se le había encomendado y no fue más allá de confirmar que los impagos de su área ascienden a 70 millones de euros. “Solo doy cuenta de mi departamento”, reiteró en varias ocasiones, dejando que fuera Mas-Colell quien asumiera las explicaciones por las razones del impago.
Cleries trató de tejer un discurso de complicidad con las entidades. “Es un sector maduro, que tiene debilidades económicas, pero una grandeza de compromiso”, dijo. E insistió en varias ocasiones en la buena sintonía con las entidades: “Estamos juntos en un mismo objetivo de servicio a las personas. Esto nos une, con unas dificultades que también compartimos”. El consejero también aseguró que se ha creado una comisión de seguimiento para ofrecer ayuda a las entidades que se hallen en situación crítica por estos impagos. Cleries elevó el tono en los momentos en que debía defender su gestión, sobre todo cuando la oposición cuestionó su gestión de la crisis.
El Síndic de Greuges exige el pago inmediato a los centros de menores
Las explicaciones de los consejeros dejaron con un sentimiento de desazón a los representantes de las entidades sociales que estaban presentes en la sala, los cuales salieron destacando el negro panorama dibujado por Mas-Colell sobre las finanzas catalanas para los próximos meses. El sector teme que los impagos se repitan, y no muy tarde. El pasado septiembre la Generalitat solo pudo pagar el 65% del importe de los conciertos. Y la recta final de 2012 no se presenta mucho mejor, ya que en el segundo semestre el Gobierno catalán debe afrontar unos vencimientos de 5.755 millones de euros.
Una vez finalizadas las comparecencias, la Mesa del Tercer Sector —que agrupa a 4.000 de las 7.500 entidades sociales— exigió a la Generalitat un calendario de pago de la deuda, ya sea en su totalidad o parcialmente. La presidenta de la organización, Àngels Guiteras, apeló a la “sensibilidad” y “conciencia” del Ejecutivo para que se puedan abonar los pagos pendientes lo antes posible.
ICV acusa de censura a Cleries por no dejar a las entidades hablar con la prensa
En un tono más crítico se expresó otra de las principales patronales del sector, la federación Entidades Catalanas de Acción Social (ECAS), que aseguró que las intervenciones de los dos consejeros “han puesto de manifiesto la incapacidad del Gobierno para garantizar la atención a las personas vulnerables”. La organización alertó de que el impago de julio ha agravado la “situación crítica” que arrastran muchas entidades que han visto reducidas las ayudas en el último año. ECAS alertó en un comunicado de que “la capacidad de las entidades sociales no es ilimitada”, debido a la falta de un “cojín económico” y de “margen de maniobra financiera”.
La federación también reprochó que la prioridad de pago de la Generalitat sean los bancos, puesto que consideran que esta debe ser “la atención a las personas, especialmente a las más vulnerables”. También en este sentido se expresó el Síndic de Greuges, que exigió a la Generalitat que “priorice inmediatamente” el pago a los centros de acogida de menores. A través de un escrito, el Síndic manifiesta que la Generalitat, al no abonar la subvención de julio, “podría no respetar” la Ley de la Infancia, que dicta como prioridad para los poderes públicos la protección de los menores.
Las argumentaciones esgrimidas por los consejeros tampoco convencieron a los partidos de la oposición, que las tacharon de “decepcionantes” e “insuficientes”. La diputada del PSC Eva Granados pidió la creación de un gabinete de crisis para gestionar la situación. Pere Bosch (ERC) acusó a Cleries de haber provocado “las dos crisis sociales más duras”, en referencia al episodio de la RMI. Pere Calbó (PP) reprochó al Gobierno que esté haciendo un “uso chapucero del sufrimiento de las personas”, lo que consideró “inaceptable” e “indigno”, y pidió a los consejeron que asuman responsabilidades.
El presidente del grupo de ICV-EUiA, Joan Herrera, denunció que al Gobierno “le fallan las formas” e hizo pública una carta enviada en junio por el departamento de Cleries a los centros de menores en la que les prohíbe hablar directamente con los medios de comunicación y les recuerda que el servicio que prestan depende de esta área.
La irritación de Mas-Colell
De talante sosegado, a veces distraído, el consejero de Economía Andreu Mas-Colell apenas se muestra irritado en sus comparecencias. Es más, Mas-Colell siempre ha lucido su sentido del humor, también en comparecencias delicadas. Pero ayer sí exhibió su enfado. Y no era la primera vez que el consejero debía acudir al Parlament a dar explicaciones. Lo había hecho ya tras la crisis de Spanair o cuando tuvo que explicar por qué retrasaba hasta después de las elecciones al Congreso.
Sin embargo, ayer la situación de la que iba a dar cuentas era más delicada. El consejero no rebajó la gravedad del momento en el que se hallan las finanzas catalanas. Y estas, vino a decir, llegan hasta donde llegan: no hay ni para pagar la luz. La situación que describió Mas-Colell —que apenas se permitió una broma al agradecer el apoyo de CiU— es de asfixia: los ingresos fiscales bajan, los bancos no prestan a la Generalitat y el Estado todavía no tiene a punto el Fondo de Liquidez Autonómica. Y a la vez, los vencimientos de deuda no hacen sino llegar y la Generalitat está sujeta a una ley que la propia CiU apoyó.
La oposición jugó ayer bien sus bazas. ICV y ERC, que votaron a favor de todo el pacto fiscal, recriminaron a Mas-Colell la inacción. El argumento de ambos partidos consistió a señalar que a pesar de los incumplimientos, como titular de Economía debía buscar nuevas vías de ingresos —como el impuesto de Sucesiones— y fijar otras prioridades de pago. “Se apuntan a la vía argentina o de Felipe II de no pagar la deuda”, les espetó Mas-Colell. Los socialistas se centraron en las consecuencias de esa decisión: no se endeudaba la Generalitat pero sí las entidades, a un interés estratosférico, y se reincidía en dejar sin fondos en pleno verano y sin margen de maniobra a los colectivos más vulnerables.
El enfado de ayer obedecía a que el consejero considera que la oposición conoce con exactitud la carga de la deuda a la que se enfrenta la Generalitat. Y sobre todo el PP, que fue quien más lo irritó al pedir incluso responsabilidades. El consejero le afeó, de hecho, que es el gobierno central, del PP, quien que no da liquidez a las comunidades.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.