Idilio
Al apoyo táctico que brindan los populares a los nacionalistas en Cataluña se unen los distintos gestos de apoyos que estos, a su vez, les ofrecen de forma continua y permanente
Que el PP y CiU viven un idilio no hay ya ninguna duda. Al apoyo táctico que brindan los populares a los nacionalistas en Cataluña se unen los distintos gestos de apoyos que estos, a su vez, les ofrecen de forma continua y permanente. Ya se sabe que mientras Griñán espera ser recibido algún día por Rajoy en La Moncloa, el presidente del gobierno es todo oídos en dicha residencia oficial para Durán i Lleida al que adelanta una información de primera mano como ocurre con el anuncio de la inminente puesta en marcha para resolver la deuda que atenaza a las comunidades autónomas y, en especial, a Cataluña. O sea, indiferencia para quien tiende la mano al diálogo y al acuerdo como ocurre con el presidente andaluz, y sensibilidad máxima para otros a pesar de sus tendencias soberanistas y demás fantasías estelares.
Y no estamos ante una cuestión de simple afinidad personal, sino más bien, ante toda una estrategia de discriminación y, si se tercia, de castigo hacia un territorio que le sigue siendo infiel. Un nuevo episodio que puede explicar el injusto escenario en el que nos situamos se encuentra, también, en lo que viene sucediendo en torno a las cajas de ahorro. Ahí está el escándalo de Bankia y el resto de entidades fallidas que van a necesitar una considerable inyección de dinero público. Pues, a pesar de ello, ya se han encargado de explicitar, tanto en Cataluña como en Galicia, que el Ejecutivo va a ser comprensivo con sus intereses por lo que, a pesar de la nacionalización de Catalunya Caixa y Caixa Galicía, sus gobernantes ya han recibido garantías de que van a seguir independientes y ancladas a su ámbito geográfico. No se van a diluir en el centrifugado de miles de millones de euros que va a suponer, igualmente, la nacionalización de Bankia.
Así lo ha manifestado, al parecer, el mismo ministro de Economía, Luis de Guindos, en un discreto almuerzo que mantuvo en su propio despacho, al presidente de la Generalitat, Artur Mas, y a Durán. Aquí, mientras tanto, a la espera de que alguien le escuche, el consejero de Economía, Antonio Ávila, reclama que se respete a Unicaja para que decida por sí misma si quiere fusionarse o no con otra entidad. Tendremos que estar pendientes a ver si se son tan receptivos a un mensaje como éste cargado de sentido común, máxime si se tiene en cuenta la saneada posición de la que goza la caja andaluza, en contraposición a las antes citadas inmersas en una pura ruina.
Por si acaso, el presidente de Unicaja, Braulio Medel, curtido ya en empujones de todo tipo, en intentos de fusión que felizmente pudo sortear a pesar de las torpes presiones del ahora tan denostado Miguel Ángel Fernández Ordóñez, advierte de que una fusión por fusión, no, aunque no se descarta que se produzca algún proceso de integración de aquí al mes de junio.
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