Bankia, promotora del ladrillo

Mucho se está hablando estos días de los activos inmobiliarios de BFA-Bankia. De esos 38.000 millones de créditos de saldo vivo otorgado para financiar la promoción de viviendas y la compra de suelo, pero muy poco del casi inacabable listado de compañías, la mayoría de ellas relacionadas con el ladrillo, cuya viabilidad solo fue posible por la participación de las entidades que forman el grupo financiero ahora presidido por José Ignacio Goirigolzarri. Un sinfín de proyectos, dentro y fuera de España, que no valen ni de lejos los 4.500 millones que se aportaron.

 Además de las cotizadas Realia (27,7%) o Metrovacesa (19%), un repaso a los libros del grupo sirve para comprobar cómo Ferrocarril, Ejido, Oncisa, Pinargés o Urbanizadora Marina de Cope son promotoras que existen exclusivamente porque las cajas integradas en Bankia, sobre todo Caja Madrid y Bancaja, entraron a formar parte como socios capitalistas de referencia, tanto al comienzo de la actividad como al embarcarse en los proyectos que los dirigentes de esas sociedades les ponían por delante.

El impulso de Caja Madrid fue decisivo para los planes de VPO impulsados por Esperanza Aguirre

Centrándonos en la Comunidad de Madrid, desde la llegada a la presidencia en 2003 de Esperanza Aguirre, los mil y un planes de vivienda puestos en marcha, con resultados de lo más dispar, fueron posibles gracias al impulso financiero de Caja Madrid. Espacio Joven Henares, Alquiler para Jóvenes de Viviendas de Colmenar Viejo, Hercecam o Inmo-Cam Vivienda Joven sirven de ejemplo para comprobar hasta qué punto se involucró la entidad, entonces presidida por Miguel Blesa, en aquel Plan Joven de alquiler con opción a compra al que se iban a acoger todos los madrileños menores de 35 años, y que, como tantos otros, ha ido perdiendo efectividad con un sinfín de renuncias.

La implicación fue tal que, empujada por la propia Aguirre, Caja Madrid, tras desencadenarse la crisis, se vio obligada a reflotar algunas de esas sociedades del Plan Joven que hubieran acabado en quiebra tras la entrada en concurso de acreedores de sus promotores iniciales y con las viviendas, ya sorteadas, sin poder ser entregadas. Ejemplos como los de Sacresa o Detinsa corroboran este extremo.

Aguirre ponía en manos de Caja Madrid todo el proceso, desde la participación en las propias empresas promotoras, pasando después por la financiación para hacer las obras y finalmente facilitando las hipotecas en condiciones ventajosas para que los jóvenes accedieran al préstamo. Todo funcionaba hasta que dejó de hacerlo en 2007, cuando el estallido de la burbuja inmobiliaria acabó con todo. Quedaron ahí apalancados esos créditos que ahora no se pueden pagar y esas participaciones en sociedades cuya actividad se ha reducido a la mínima expresión.

Con la crisis, la prioridad de las entidades financieras está lejos de aquella estrategia, y se centra en dar salida a los ingentes activos adjudicados. Decenas de miles de viviendas, con descuentos que superan con creces el 65%. Y suelos en los que Bankia mantiene su estrategia de dar salida, mediante acuerdos de permuta, a aquellos cuya situación estratégica augura la viabilidad de sus ventas. Caso del que acaba de firmar con Vía Célere para una nueva promoción en la zona de Embajadores, en la capital.