El arte de Oteiza y Menchu Gal se citan de nuevo en Irún
La exposición Oteiza-Gal, dos miradas que convergen en Irún propone redescubrir algunas de las obras que el escultor alumbró durante su estancia en el municipio fronterizo, en combinación con pinturas de la artista irunesa. La Sala de Exposiciones Menchu Gal, en Irún, acogió ayer la inauguración de la muestra, que podrá visitarse hasta el 10 de junio.
La vinculación de los dos artistas con el municipio es el eje vertebrador de la exposición. Oteiza-Gal reúne un total de 45 obras, entre dibujos y esculturas, 31 y ocho, respectivamente, del artista de Orio, y seis pinturas de Gal.
Todos los trabajos expuestos se alumbraron entre la década de los cincuenta y setenta del siglo XX, coincidiendo con la estancia de Oteiza en Irún (1957-1974), “uno de los periodos más interesantes de su actividad profesional”, según explicó en la presentación de la muestra el comisario de la misma, Iñaki Moreno Ruiz de Eguino.
Las obras seleccionadas no pretenden crear —resulta imposible— un nexo de unión de estilos artísticos entre los dos creadores. Entre la pintura de Gal y la escultura de Oteiza. Simplemente, los trabajos de uno y otro, parecen entablar un diálogo y mostrar la diferente manera de entender el arte entre el escultor y la pintora, en un periodo en el que el arte reclamaba una “ruptura y compromiso” tras la posguerra y en pleno Franquismo.
La relación entre los dos creadores siempre fue buena. Respeto y admiración. Y ahora, cuando se cumplen nueve años de la muerte de Oteiza y cuatro del fallecimiento de Gal, los dos artistas se vuelven a reencontrar en Irún.
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