“Los cabecillas de la trama de Emarsa se repartían cada mes 180.000 euros”
El director financiero de la depuradora afirma que el saqueo de la sociedad estaba planificado Enrique Arnal apunta como responsables de la trama a Enrique Crespo y José Juan Morenilla
Enrique Arnal, director financiero de Emarsa desde 1996 hasta su liquidación por quiebra en 2010, afirmó el viernes, en su declaración como imputado en la causa, que el saqueo de la sociedad pública de depuración de Valencia estuvo perfectamente organizado y permitió “enriquecerse de forma desmedida” a sus cabecillas. Arnal señaló como beneficiarios de la rapiña a Enrique Crespo, exalcalde de Manises y exvicepresidente de la Diputación de Valencia con el PP; Esteban Cuesta, exgerente y alcalde pedáneo de Valencia, nombrado por Rita Barberá; Jorge Roca, empresario de lodos prófugo de la justicia, y a José Juan Morenilla e Ignacio Bernácer, responsables de la empresa de la Generalitat que financiaba a todas depuradoras valencianas, la Epsar.
Los cinco “ingeniaron una estructura para que, fijando un precio muy superior al del mercado [por el tratamiento de lodos que pagaba Emarsa] les quedase el resto para repartir entre ellos”, afirmó Arnal en una larguísima declaración-confesión que presentó por escrito en el juzgado de instrucción número 15 de Valencia.
Arnal afirmó que ese sistema les permitió repartirse “hasta 180.000 euros mensuales” que inicialmente “llegaba en efectivo en cajas de cartón y posteriormente a través de tarjetas de crédito”. Las cajas de cartón las hacía llegar Jorge Roca, el empresario de tratamiento de lodos que, según Arnal, “sobrefacturaba” a Emarsa en connivencia con sus gestores y posteriormente les entregaba su parte del pillaje.
Las tarjetas de crédito también estaban a nombre de Roca, pero sus “beneficiarios” eran Crespo, Morenilla, Bernácer y Cuesta, que las utilizaban “para ir sacando el dinero obtenido de forma fraudulenta”, contó Arnal.
"El dinero llegaba en cajas de cartón y luego en tarjetas de crédito"
El exdirector financiero, que fue concejal de Unión Valenciana en el Ayuntamiento de Moncada, admitió “errores” por haber aceptado electrodomésticos, ordenadores y viajes de ocio pagados por Emarsa. Arnal reconoció igualmente que algunas de las empresas investigadas por el saqueo hicieron reformas gratis en su casa.
Arnal implicó a los cuatro cargos públicos, pero diferenció el papel que tenía cada uno de ellos en la supuesta trama. Según su versión, los líderes del pillaje fueron el exvicepresidente de la Diputación de Valencia, y los directivos de Epsar Morenilla y Bernácer.
Al primero, Enrique Crespo, “solamente le hacía falta Esteban Cuesta para no ensuciarse las manos”, declaró Arnal. Según su versión, Crespo eligió como gerente de Emarsa a Cuesta para poder utilizarlo como una “marioneta” y evitar que su firma figurase en los centenares de contratos y facturas irregulares que constituyen la principal prueba en la causa del colosal saqueo de dinero público, que según la “prudente” estimación del juez instructor Vicente Ríos alcanzó al menos los 25 millones de euros.
“Crespo busca un perfil concreto que no sabe nada del mundo empresarial y muchos menos del submundo de los lodos. Cuesta es practicante o ATS en Benimàmet y reúne determinadas cualidades que no pasa por alto Enrique Crespo: echado para delante, poco reflexivo, buena presencia, valiente y ambicioso”, afirmó Arnal. “Es imposible que Cuesta fuera el cerebro del fraude”, agregó, “puesto que no sabía ni en qué consistía el tratamiento de lodos, ni el precio, ni nada”.
Arnal presentó su declaración-confesión en el juzgado por escrito
Según Arnal, el fraude de los lodos, el más importante económicamente de cuantos sufrió la empresa pública, fue una práctica habitual en Emarsa desde que él entró a trabajar en los años noventa. Ese plazo temporal incluye la época en que el gerente de Emarsa era Miguel García y el presidente de la sociedad pública, Silvestre Senent, entonces y ahora el concejal de Hacienda de Rita Barberá en el Ayuntamiento de Valencia. Las empresas de lodos siempre cobraban las primeras, dijo Arnal. Y el cambio de unas empresas encargadas del tratamiento de los residuos de la planta por otras eran prácticamente automáticas cuando cambiaba el presidente de la sociedad.
El exdirector financiero afirmó que los dos convenios que Emarsa firmó con Epsar, en 2002 y 2004, cuando esta empresa pública de la Generalitat estaba presidida por el exconsejero José Ramón García Antón, fueron diseñadas como “instrumentos del fraude”. Y que el sistema se mantuvo hasta el final de Emarsa, cuando Epsar dependía del entonces consejero y hoy presidente de las Cortes Valencianas Juan Cotino. El método que Epsar habría utilizado con Emarsa, según Arnal, era siempre el mismo: “Más financiación y más compromisos de pago para Emarsa, pero nunca para enjugar su déficit estructural, sino para defraudar mediante contratos otorgados a dedo”.
La relación entre Crespo y su hombre de confianza, Cuesta, fue deteriorándose a medida que la situación patrimonial de Emarsa se iba degradando. En 2010, meses antes de la liquidación de Emarsa, Crespo “decidió responsabilizar de todos los males a Cuesta, desvinculándose de la gestión de la sociedad”. Y, siempre según Arnal, en ese momento “Cuesta explotó y dijo que si caía él, Enrique Crespo iría detrás”.
La versión de Arnal coincide, al menos, con una parte de los hechos. Crespo puso de gerente de una de las mayores depuradoras de España a una persona sin ninguna experiencia. Cuando su inminente quiebra fue denunciada por los socialistas, Crespo, que era presidente de Emarsa y de su matriz, la entidad metropolitana Emshi, presentó una denuncia contra Cuesta y otros directivos por la estafa. En su declaración ante el juez, el exgerente afirmó que al mismo tiempo Crespo se ofreció a pagarle el abogado. Cuesta no aceptó y afirmó ante el juez de instrucción que Crespo había sido el motor de las casi incontables irregularidades cometidas en Emarsa. Su declaración llevó a la imputación de Crespo y, pasadas unas semanas, a verse forzado a dimitir de la vicepresidencia de la Diputación de Valencia y de la alcaldía de Manises.
Arnal ha sido el imputado que más ha desgranado la supuesta trama. Como todos los demás, sin embargo, y pese a reconocer haber aceptado “regalos” y “favores”, el exdirector financiero ha intentado exculparse de las acusaciones más graves.
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