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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El calvario de Sánchez-Camacho

El PP muestra su influencia sobre CiU al tiempo que Rajoy rechaza relevantes aspiraciones catalanas

Enric Company

Sí, Alicia Sánchez-Camacho, la presidenta del PP en Cataluña, se ha convertido en la pareja de baile escogida por Artur Mas para los asuntos sensibles: la restricción presupuestaria, el control político de la radiotelevisión de la Generalitat, los recortes en política social, educativa y sanitaria, las contrarreformas en política urbanística y medioambiental, la formación de mayorías de derechas en el Ayuntamiento y la Diputación de Barcelona, por citar solo los más relevantes. El PP ha resultado ganador en la batalla entablada con el PSC y ERC desde el inicio de la legislatura para convertirse en el aliado del Gobierno de CiU, que está en minoría en el Parlament.

El decantamiento de CiU en favor de PP ha sido favorecido por las sucesivas derrotas de los socialistas y de la izquierda en general en las elecciones municipales y legislativas. Mas debe de pensar, con razón, que con la que está cayendo en los planos económico y presupuestario solo le faltaría que su minoritario Gobierno de la Generalitat estuviera de uñas con el de Mariano Rajoy y su sobrada mayoría absoluta. La política de alianzas variables con la que CiU pensó inicialmente que podría trampear la legislatura se hizo pronto inviable. Esto es lo que desde las elecciones legislativas de noviembre ha potenciado el papel de Sánchez-Camacho en el Parlament hasta extremos inéditos. Las apreturas presupuestarias y la plena coincidencia entre CiU y PP (y el PSOE cuando estaba en el Gobierno de España) en el recetario económico neoliberal ha hecho el resto a favor de Sánchez-Camacho. Sí, tiene razón cuando proclama que ella es quien tiene la llave de la mayoría de Gobierno. Ella y su partido.

Ahora bien, una cosa es que los hados te concedan el poder en el escenario político catalán, y otra muy distinta que te lo den en Madrid. No puede decirse que el estreno de Sánchez-Camacho como gran intermediaria entre el Gobierno de su querido presidente Mariano Rajoy y el de CiU haya sido un brillante éxito. Más bien todo lo contrario, ha sido un auténtico calvario. ¡Pobre Alicia Sánchez-Camacho! La semana en que se las prometía tan felices, erigiéndose en Cataluña como la comadrona de los presupuestos de la Generalitat y presentándose en Sevilla ante el congreso de su partido como la gran domadora de CiU y de sus ensueños soberanistas, va y le sale la ministra de Fomento, Ana Pastor, echando atrás el compromiso español ante la Unión Europea en pro del eje ferroviario mediterráneo.

Una cosa es que los hados te concedan el poder en el escenario político catalán, y otra muy distinta que te lo den en Madrid

Y no era el primer golpe del Gobierno a los intereses catalanes compartidos por derecha e izquierda, nacionalistas y no nacionalistas. Dos semanas antes la misma ministra había echado atrás también la decisión del anterior Gobierno de dar entrada al sector privado y a las instituciones políticas y económicas catalanas en la gestión del aeropuerto de Barcelona. La gestión del aeropuerto y la europeización del eje ferroviario mediterráneo han sido durante décadas reivindicaciones principalísimas y unánimes de la sociedad catalana, incluida esa patronal que con tanto cariño mira al PP y a su pacto no escrito con CiU. La ministra Pastor lo dijo bien claro. El Prat y Barajas no deben competir. Es decir, gana Barajas antes de empezar. ¿Queda claro, Sánchez-Camacho?

Hay más, todavía, a pesar de que el Gobierno Rajoy cuenta sólo con dos meses de vida. Antes, el ministro de Agricultura, Arias Cañete, había sacado del armario el fantasma del trasvase de aguas del Ebro a Valencia y Murcia. Que esas sí son tierras del PP. La lista de sapos a tragar por Sánchez Camacho podría ser más larga. Por ejemplo, el mismo día en que Pastor corregía las prioridades ferroviarias salía a la luz que el ministro de Economía había colado un artículo en el decreto ley de la reforma financiera que le daba a él, quitándoselo a las comunidades autónomas, el control nada menos que de las fundaciones de bancos y cajas de ahorros cuando haya habido fusiones entre entidades de distintas comunidades.

De esta manera, más allá de la gesticulación propagandística, lo que de verdad parece más relevante hoy en Cataluña no es quién completa la mayoría parlamentaria de Mas, sino quién influye desde Cataluña en Rajoy. Desde luego CiU no cuenta y, por lo que se ve en los asuntos trascendentes, Sánchez Camacho, tampoco.

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