Comienza el derribo de la emblemática fábrica de lápices de Ferrol Vello
Arquitectos y oposición municipal se movilizan para intentar paralizar la demolición de la factoría Patrimonio autoriza que el recinto se sustituya por medio centenar de viviendas
Ladrillo a ladrillo, la enorme chimenea de la vieja fábrica de lápices de Ferrol encoge unos metros cada día. Los operarios empezaron a desmontarla a mano el pasado miércoles aupados por una grúa a 35 metros de altura. A la chimenea le seguirá un desvencijado tejado de uralita, cuajado de amianto, que habrán de retirar con todas las precauciones exigidas para manipular un material cancerígeno que ya se ha cobrado muchas vidas entre los trabajadores del naval de la ría. El resto de la fábrica caerá al paso de la maquinaria pesada y las palas excavadoras.
La promotora Jerpu, SA, propietaria del recinto, ha iniciado el derribo del complejo fabril más emblemático de Ferrol Vello para construir dos edificios con medio centenar de viviendas en un solar privilegiado de 3.500 metros cuadrados con vistas al puerto interior. Tirar abajo la fábrica les costará unos 300.000 euros.
El permiso de demolición se aprobó por silencio administrativo. Así lo reflejó una sentencia del juzgado contencioso administrativo de Ferrol fechada el 27 de octubre de 2010. Ni los tribunales ni la Dirección Xeral de Patrimonio de la Xunta y el Ayuntamiento de Ferrol, en manos del PP, han puesto trabas al derribo de Hispania, que sí cuestionan los tres grupos de izquierdas (PSOE, IU y BNG) y el Colexio Oficial de Arquitectos de Galicia (COAG). Hace cinco días, congregaron a unas 30 personas ante la fábrica tras la pancarta “No al derribo, no a la especulación”. Reclaman que se proteja el inmueble, o parte de él, como ejemplo de la arquitectura industrial y que se recicle como centro sociocultural.
La fábrica, que llegó a producir cerca de 36.000 lápices al día, llevaba prácticamente tres décadas abandonada, colonizada por la basura, la maleza y las ratas. Su inminente desaparición apenas ha abierto brecha en el barrio de Ferrol Vello, catalogado en 2011 como Bien de Interés Cultural (BIC), que pierde uno de sus inmuebles más representativos. Un grupo de vecinos se opone al derribo pero la mayoría parece columpiarse entre la indiferencia y el deseo de ver renacer una barriada que, estéticamente, se quedó atrapada en la posguerra.
La inmobiliaria ha batallado en los tribunales durante 15 años para recabar permisos y sortear las trabas administrativas
Hispania fue la apuesta empresarial de Alberto Fernández Martín, que vio en los lápices su pasaporte al éxito. Fundó la compañía en 1934 y se mudó a la fábrica de Ferrol Vello ocho años después. Superado el bache de la Guerra Civil, la compañía pronto dio beneficios y ganó mucho dinero en los 50 fabricando los lápices Johan Sindel y bolígrafos Bic. La empresa echó el cierre en 1986, incapaz de competir con Asia, y desde entonces la ruina ha campado a sus anchas por el edificio.
La demolición se autorizó en pleno ordinario el 29 de diciembre con los votos de PP e Independientes por Ferrol y el rechazo de PSOE, IU y BNG. Un día antes, la Comisión de Urbanismo valoró las sentencias y escritos que “instaban al Ayuntamiento a autorizar el derribo” y rechazó las alegaciones a la modificación puntual del PXOM para la parcela. “La sentencia judicial no contempla la posibilidad de exigirle al propietario que conserve una parte de la fábrica”, explicó Guillermo Evia, responsable de Urbanismo.
El TSXG ya había multado al anterior gobierno socialista por retrasos en la ejecución de las sentencias que daban la razón a la constructora. Jerpu presentó el proyecto de demolición en 1996 y ha batallado en los tribunales durante 15 años para recabar permisos y sortear las trabas administrativas al derribo. La promotora tiene a su favor los mandatos judiciales y el visto bueno de la Xunta y del Gobierno local, que non han visto en la fábrica nada especial que la salve de ser demolida.
El 5 de enero, en un último intento por detener la actuación, Izquierda Unida presentó un recurso de alzada contra la autorización de Patrimonio que en noviembre había levantado el último freno a un derribo que había descartado en febrero con un informe desfavorable. “Agotaremos todas las vías legales para impedir un atropello sin remedio contra el patrimonio histórico y la memoria de la ciudad”, asegura Yolanda Díaz, coordinadora de IU en Galicia y edil en Ferrol. Díaz acusó al Ejecutivo popular de actuar como “una brigada de demolición al servicio de los intereses inmobiliarios” y le reprocha a la Xunta que en ocho meses cambiase de parecer sobre la fábrica. El BNG también ha criticado que el gobierno de José Manuel Rey se apresure a dar luz verde al desmontaje sin esperar a que la redacción del Plan Especial para Ferrol Vello estudie otras alternativas para este espacio.
Otro colectivo muy beligerante contra el derribo han sido los arquitectos de la delegación ferrolana del COAG capitaneados por Miguel Reimúndez, exedil de Vivienda de Ferrol con el bipartito PSOE-IU del 2007. Opina que la rehabilitación de Hispania “es una oportunidad en la trama de la ciudad” y que debería salvaguardarse al menos la estructura de la chimenea y la zona de oficinas. Los últimos en terciar en la polémica han sido los técnicos del comité internacional del patrimonio industrial que pretenden elevar a la Unesco una petición para detener la demolición.
No parece probable que la vieja Hispania pueda escaparse al derribo que la ronda desde hace años. Casi 'in extremis', IU mantendrá este jueves una reunión en Santiago con el director general de Patrimonio, José Manuel Rey Pichel. La formación ha pedido a la promotora que aparque temporalmente la demolición para “no causar daños irreparables a una construcción de indudable valor histórico”.
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