‘Deseo disidente’, de Anneke Necro: invitación a una orgía
Las anécdotas, mitos y experiencias que reúne en su primer ensayo la activista y trabajadora de la industria porno Anneke Necro desmontan los relatos oficiales
La lectura es una forma de conocimiento de uno mismo y de los demás, exactamente igual que el sexo. No lo digo yo, aunque lo suscriba; lo dijo Javier Cercas durante su discurso de ingreso en la Real Academia Española, el pasado noviembre. Si lo piensan, es bonito saber que, entre las paredes de la más canónica y normativa de las instituciones, uno de los grandes hombres de nuestro sistema cultural equiparase el trabajo del texto al trabajo del sexo, o mejor: el placer del texto al placer del sexo, pues, más allá de su rítmica rima, esos dos vocablos esconden un misterio común que tiene que ver con el riesgo de su censura, con su marca carnal o espiritual. Pero regresemos a las palabras de Cercas, para quien lectura y sexo son dos expresiones del saber; volvamos a su reconocimiento de lo intelectual como un trabajo del cuerpo; y dejémonos llevar por su aliento y su dicción masculinos, pues el hecho de que esas ideas las haya pronunciado alguien como él no nos nublará tanto la vista, ni nos causará tan mojigatos aspavientos, como cuando algo ligeramente similar a su reflexión sale de la boca de una fémina…
Ahora que estamos curados en salud por la gloria de la Academia, prosigamos, ya que es de esas mojigaterías y marginalidades forzadas alrededor del placer y de sus expresiones artísticas de lo que trata el libro del que yo quiero hablar hoy: el primer ensayo de Anneke Necro, Deseo disidente. Las políticas del placer. Activista y trabajadora de la industria pornográfica desde hace más de una década, Necro pone orden en este texto no sólo a lo aprendido a uno y otro lado de las cámaras que todo lo ven, sino también a los libros y a las múltiples bibliografías que, siglo tras siglo, han pensado, representado, juzgado o visibilizado los sexos. Así, Deseo disidente podría llevar el título de Historia abreviada de la sexualidad oculta o, también, Ideas y anécdotas de los placeres subyugados. Poniéndose una armadura con lo aprendido en los estudios de Eva Cantarella —sobre la sexualidad en la Grecia clásica—, Caroline Walker Bynum —sobre el concepto de cuerpo en la Edad Media—, Mary Beard —sobre las leyes sexuales romanas— y Sergi Grau Guijarro —sobre la vinculación entre el sexo y la mística—, entre otras, Necro sale al campo de batalla con una serie de anécdotas, de mitos y de experiencias que ponen el foco en las luchas colectivas y que desmontan los relatos oficiales de la relación del ser humano con su cuerpo y con sus experimentos para alcanzar el gozo.
Aunque este mapa que despliega “una dimensión alternativa del placer” pueda quedarse en ocasiones corto para una lectora atenta al pensamiento erótico contemporáneo —ahí los muchos hilos del deseo lanzados por McKenzie Wark, o por Alicia Valdés, o por Lucía Egaña—, lo cierto es que la prosa de Necro es tan placentera y vertiginosa como el tema que retrata, y su lectura es muy útil para unir algunas de las preocupaciones de nuestro presente a los debates históricos sobre el sexo.
Lo más interesante, con todo, de su propuesta está en la forma en la que dinamita cuerpo y alma, dándonos a entender que el deseo disidente es también aquel que se preocupa por su dimensión política, estética, espiritual e intelectual. Otra vez la rima sexo/texto, como manera de reivindicar el placer cual forma de afecto, de comunicación, de aceptación de la otredad. El deseo, nos dice Necro, es una práctica. El sexo, nos dice Cercas, es literatura. La biblioteca, les digo yo, es una orgía. Atraviesen sus puertas. Oremos.
Deseo disidente. Las políticas del placer
Levanta Fuego, 2024
200 páginas. 17 euros
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