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arte / proyectos

La generación PEI

El Programa de Estudios Independientes (PEI) del MACBA desborda los límites tradicionales de lo académico apostando por la acción y la experimentación

Una de las sesiones trabajo en el PEI en 2017.
Una de las sesiones trabajo en el PEI en 2017.

Las siglas responden al Programa de Estudios Independientes, uno de los mejores proyectos del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona y un referente pedagógico a nivel internacional. Es una especie de máster, pero desvinculado de la universidad, y que reinvidica romper con cualquier idea preconcebida de lo que es un espacio de “alta formación”. Su mayor objetivo es ir donde las teorías se quedan cortas y donde fallan las palabras, y crear situaciones donde eso pase. Está en el lado contrario a un enfoque neoliberal, donde la innovación es sinónimo de producción, y por lo tanto, lejos de muchos de las opciones para alguien que quiere seguir enfrascado en la formación. El PEI es un lugar donde problematizar, cuestionar, incomodar, inquietar... Una invitación a salir de la zona de confort de lo que sabemos. Lejos de suplir las carencias de la universidad, lo que hace es participar de un contexto de reflexión ya dado para complementarlo y enriquecerlo, creando un espacio específico para el pensamiento entre el arte, las ciencias sociales y el pensamiento.

Nació en 2006 de la mano de su entonces director, Manuel Borja-Villel, que le dió un carácter bianual y un enfoque hasta entonces inédito en España: la apuesta por una pedagogía que replanteara todas sus convenciones y que ayudara a pensar ese tema siempre inquietante en los museos: la relación del espectador con el objeto artístico y el papel del público. Lo que a nivel expositivo fue Un teatro sin teatro, la colectiva que en aquel 2007 hablaba de insurrección y reflexión crítica en las salas del Macba. Desde entonces, no ha habido dos PEI iguales. Los dos primeros años, se encargó el propio Borja-Villel junto a Jorge Ribalta. Luego llegaron dos ciclos dirigidos por Xavier Antich, y en 2012 cogió el relevo el tándem formado por Marcelo Expósito y Beatriz Preciado, quien se hizo cargo del quinto ciclo, firmado como Paul B. Preciado.

En 2016 todo dio un giro, coincidiendo con la llegada al Macba de Pablo Martínez. Durante años había sido el responsable de Educación y Programas públicos en el CA2M de la Comunidad de Madrid y mucho poso ha incorporado a su puesto como Jefe de Programas en el museo de Barcelona. Los cambios han empezado con la estructura, con una dirección coral y no unipersonal como hasta entonces, formada por Lucía Egaña, Marcelo Expósito, Marina Garcés, Dora García, Emilio Santiago Muiño, Jaime Vindel y él mismo. También hay nuevo método y nuevos contenidos, vinculados a la tradición de la pedagogía radical, feminista y experimental, no sólo como materia de estudio sino como prácticas vivas capaces de configurar nuevos espacios para el conocimiento.

Las áreas de estudio pasan por la imaginación política, el materialismo cultural, la tecnología del cuerpo, la espistemologías del sur o los saberes indisciplinados, entre otros. Cuenta con una área cerrada y con sesiones abiertas, con proyectos concretos de investigación y con profesores e invitados de lujo, desde Adelita Husni-Bey a Equipo Palomar pasando por George Didi-Huberman. Con los pocos años que lleva en activo, ya podemos hablar de la generación PEI, que a nivel profesional indaga en los límites de lo artístico, buscando otros lugares desde los que hablar desde el arte, la psicología, la historia, la filosofía...

El Programa de Estudios, ¿de qué o quién es independiente?

Es independiente porque no persigue una validación por parte de la institución académica y es el propio programa el que define sus líneas de investigación e interés, sin seguir ninguna lógica prefigurada por la tradición de pensamiento. Es independiente también de la agenda del museo, aunque se relaciona con ella, ésta no determina sus contenidos.

¿Cuál es la pedagogía por la que apostáis?

Por una pedagogía políticamente situada y comprometida con lo experimental y con la generación de espacios de activación de un pensamiento autónomo y singular. Para nosotros es muy importante pensar en una educación alejada de la lógica neoliberal de acumulación del saber. Entendemos la educación como una apertura a la posibilidad del conocimiento y la activación de una imaginación política y poética. Una pedagogía movilizadora, que empuje a la transformación. En el caso del PEI la duración del programa, de quince meses, su intensidad y el perfil de los estudiantes participantes hacen de él una experiencia de vida radical con un impacto radical en quienes participan.

'Pirámides', de Pily Álvarez y Mercedes Álvarez Espáriz, 2017.
'Pirámides', de Pily Álvarez y Mercedes Álvarez Espáriz, 2017.

Entre los temas que tratáis tocáis el ámbito de la crítica. ¿Cuál crees que es su devenir actualmente?

Como decía, el programa aborda cuestiones relacionadas con un pensamiento que se sitúa en la intersección entre el arte, las prácticas sociales y el pensamiento crítico. En este sentido, la interrogación de la crítica y su función en el presente, no tanto como un ámbito “de juicio”, dedicado a los especialistas, académicos y críticos de arte, sino como una actitud moderna esencial para el desarrollo de un pensamiento que se relacione con la emancipación es fundamental en el programa.

Uno de los objetivos de todo el programa es realizar un diagnóstico epocal de este momento presente. ¿Hay conclusiones?

Uno de los valores fundamentales del programa desde sus inicios ha sido su carácter prospectivo, su capacidad de anticiparse en el debate de algunos temas que han sido fundamentales en la última década. Siguiendo esta trayectoria, en el actual programa nos parece crucial abordar la crisis civilizatoria derivada de la crisis energética, el fin de las energías fósiles, y su impacto en los cuerpos, los deseos y las costumbres que ya se vislumbran en las políticas identitarias de muchos países de nuestro entorno, la reconfiguración de los territorios o la redefinición del arte y las humanidades como espacios para pensar el presente y reformular alternativas para el mundo que vivimos.

Una de las palabras clave es emancipación. ¿En qué sentido?

La cuestión de la emancipación no se refiere solamente al programa del PEI sino que es compartida por el resto del programa del museo. Una emancipación entendida no tanto como un estado por alcanzar, sino más bien una actitud continua de búsqueda e interrogación y posicionamiento acerca de las interrelaciones entra la vida material y cultural.

¿Cuánta política hay en un programa pedagógico como éste?

Mucha. Los conceptos de los que hemos hablado hasta ahora: crítica, crisis civilizatoria, emancipación… solo pueden ser leídos desde una posición política.

Y ¿dónde está el potencial político del arte?

En el arte mismo, ya solo su forma de estar en el mundo y las reacciones, relaciones y transformaciones que produce es radicalmente político.

¿Cuál es la lectura de un proyecto como éste, dentro de una institución como la del Macba?

Es un proyecto fundamental de la institución, por los temas que aborda y el tipo de pensamiento que moviliza que además tiende muchos puentes con el programa y contribuye a enriquecer la función institucional del museo.

¿Qué es una institución? ¿El PEI lo es?

Me gusta pensar en el PEI como un laboratorio de aprendizaje que sucede en el dentro-fuera de la institución museo, por ello es un tipo de proyecto que quiere investigar en las posibilidades de otra institucionalidad.

¿Hay buenos proyectos educativos en los museos españoles?

Creo que la educación en los museos, especialmente los de arte contemporáneo, está en muy buen momento tanto a nivel discursivo como en el de sus prácticas aunque paradójicamente sigue siendo una de las áreas más precarizadas de las instituciones culturales.

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