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CRÍTICA LITERARIA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

‘El plural es una lata’, de J. Benito Fernández: en busca de Juan Benet

Esta exhaustiva y rigurosa biografía ofrece, sin ninguna voluntad de interpretación, páginas apasionantes, porque la vida del escritor madrileño lo fue

Juan Benet, fotografiado en París en 1988.
Juan Benet, fotografiado en París en 1988.Ulf Andersen (Getty Images)

Al publicarse la extensa biografía de J. Benito Fernández sobre el escritor Juan Benet se pone a prueba, una vez más, un modo de entender el género apenas practicado en los términos radicales en los que lo ha venido haciendo su autor en obras anteriores —las biografías de Leopoldo María Panero, con nueva edición revisada en 2023; de Eduardo Haro Ibars o de Rafael Sánchez Ferlosio—. Consiste en recoger exhaustivamente —el término es literal— toda la información posible sobre un personaje y volcársela al lector sin la menor voluntad de interpretarla. Una enorme acumulación de datos de toda clase, tan abrumadora que por momentos esta lectora ha quedado perpleja, superada por el modo de especular con su paciencia. La forma de concebir la biografía practicada por Benito Fernández no tiene parangón, no hay modelo que se le acerque. Todos los que conozco ejercen algún tipo de orientación sobre el conocimiento acumulado. Benito Fernández, no. Nunca va más allá del dato, de los datos que parecen confiados a su custodia y que le son ofrecidos con munificencia al lector, uno tras otro, centenares de datos de toda clase, desde la marca de un coche hasta la exacta dirección de un restaurante o la lista de invitados que asistieron a una boda. Todo ello mostrado sin la menor criba, sin hermenéutica, suscitándose de inmediato la pregunta de qué puede y debe esperarse de una biografía. ¿Acaso la exposición de una vida no requiere interpretación?

Para el autor de El plural es una lata. Biografía de Juan Benet, no; no debe haber distancia entre el tiempo vivido por el personaje y la narración del mismo, conjurándose el peligro del relato de una vida (siempre subjetivo, aunque sometido a una voluntad de esclarecimiento, pues eso es, finalmente, lo que distingue una biografía de una novela). Muy al contrario, Benito Fernández no acepta como herramienta legítima la mirada sobre el dato, y así lo expresaba en su propia poética de la biografía, en fechas recientes: “Quiero contar o que me cuenten la vida de un hombre o de una mujer en estado puro, con hechos y datos reales, sin interpretación alguna” (en Travesías biográficas, 2022, página 322). Es decir, que si la vida humana, por resumir mucho, tiene un sentido existencial y otro predicativo, para el biógrafo de Benet solo cuenta y merece ser reseñada esta última dimensión, la predicativa, los hechos que han podido ser registrados. De modo que apenas cabe preguntarse por el lugar de la narratividad en la estructura del saber biográfico en su caso porque, en muchas ocasiones, dicha narratividad roza el inventario y por supuesto no conoce el énfasis.

El autor no acepta como herramienta la mirada sobre el dato, prefiere los hechos y los datos desnudos

Hecha esta observación, que me parece necesaria, el libro, que cubre íntegramente la trayectoria vital del personaje, ofrece páginas apasionantes, porque tanto la vida como la figura del escritor e ingeniero Juan Benet (Madrid, 1927-1993) lo fueron. Poseedor de una inteligencia excepcional que se prodigaba en todas direcciones, el autor de Herrumbrosas lanzas, por citar un título, sumaba a ella una memoria igualmente sobresaliente, un físico atractivo y un carácter irreverente, juguetón, inmaduro, inquieto y generoso. Una sola anécdota de las muchas que se registran en El plural es una lata es suficiente para hacerse una idea de su nivel de insolencia en el trato con la gente: está en el restaurante José Luis compartiendo mesa con Felipe González, presidente del Gobierno, Carmen Romero y otros amigos. Benet, ya con unas copas, se dirige a Felipe y le pregunta: “Pero tú, aparte de economía, ¿qué sabes?”. Porque el ingeniero podía hablar con fundamento casi de cualquier cosa, de la orografía de un valle, de la pintura metafísica de Filippo de Pisis, de la calidad literaria de La princesa de Clèves o de cuántos banderilleros integran una cuadrilla de toreo. Cualquier cosa era susceptible de atraer la curiosidad insaciable del novelista.

El resultado de todo ello es una vida enormemente compleja que, por decirlo con Shakespeare, no conoció el invierno. No hubo tiempos muertos con los que bregar en su caso porque su forma de optimizarlo resulta asombrosa y el mérito del biógrafo no menos asombroso al seguir a Benet en su red de relaciones, amores, libros, amistades y viajes de forma infatigable y rigurosa. De modo que el objetivo de la obra —la vida de Juan Benet— emerge, y eso es indiscutible, por sí misma, por la saturación, casi fetichista, de los datos exhibidos. Acabamos tan familiarizados con el ir y venir constante del personaje, con sus comentarios cáusticos y sus momentos de ternura que aquella vida es nuestra.

El reverso de esta formidable erudición es que la literatura del escritor no está presente, aparece mencionada cuando cronológicamente corresponde hacerlo, pero se espera del lector que acuda a la biografía con un criterio previo de la obra benetiana, pues poco se aporta a ella, a no ser la escritura del propio Benet que se registra en el libro. Impagable resulta la lectura de dos cartas: la de duelo que Benet dirige a Leandro Martín-Santos a la muerte de su hermano, el autor de Tiempo de silencio, y la bellísima carta de amor que escribe a Blanca Andreu al final de su vida, cuando después de varias rupturas y reconciliaciones hace lo posible por recuperarla: “Tu única rival es la muerte”. Entiendo que referirse a la obra literaria con cierta profundidad requeriría de una labor de análisis y de crítica contraria al proyecto de J. Benito Fernández. Ni siquiera sabemos si al autor le interesa la literatura de Benet. Lo que nos viene a decir es que eso no importa para penetrar en la fortaleza de un nombre propio.

Portada del libro "El plural es una lata",  biografía de Juan Benet , JBenitoFernandez

El plural es una lata. Biografía de Juan Benet

J. Benito Fernández
Renacimiento, 2024
524 páginas. 33,16 euros

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