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CRÍTICA LITERARIA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

‘Los mitos de la inmigración’, de Hein de Haas: para entender la inmigración, mejor no juzgarla

Hein de Haas, experto en migraciones, propone en un interesante libro estudiar sin prejuicios ideológicos un fenómeno ligado a imparables cambios sociales

Trabajadores inmigrantes recogen fresas a principios de abril en San Francisco, California.
Trabajadores inmigrantes recogen fresas a principios de abril en San Francisco, California.Joe Sohm (Universal Images / Getty Images)

Los movimientos migratorios son parte intrínseca de unos procesos de cambio social, cultural y económico que afectan a nuestras sociedades. Y más nos valdría estudiar a fondo cómo funcionan, dejando de verlos como un problema o como la solución a nuestros problemas. Es lo que propone Hein de Haas, catedrático de Sociología en la Universidad de Ámsterdam, en su libro Los mitos de la inmigración. Un texto que apuesta por una visión holística del tema, y al que se le puede objetar que se centra demasiado en el Reino Unido y Estados Unidos.

Para hacerlo más asequible, su autor lo ha dividido en lo que él denomina “22 mitos de la inmigración”, en torno a los que giran una y otra vez los acalorados debates políticos. Para empezar, precisa, es falso que la inmigración esté desbocada y el mundo desarrollado a un paso de ser invadido por ingentes masas desesperadas. El porcentaje global de inmigrantes se mantiene más o menos estable desde mediados del siglo pasado, y equivale al 3% de la población mundial. En los países desarrollados, no obstante, el porcentaje asciende al 10% o 15%. Si nuestra percepción ha cambiado, obviamente, es porque en el siglo XIX y hasta mediados del XX eran los europeos los que emigraban, mientras ahora es Europa la que recibe inmigrantes.

El motor de la migración internacional son los trabajos disponibles, “y no la desigualdad ni la pobreza”

De Haas se vale de numerosos estudios para afianzar sus posiciones, aunque sabemos que en ciencias sociales nada es demostrable con exactitud matemática. Así, él mismo puede parecer contradictorio cuando resta importancia al volumen de las entradas de inmigrantes ilegales, para señalar después que han proliferado enormemente los traficantes (y con ellos su carga de personas, hay que suponer) desde los años noventa, por la implantación en Europa de los acuerdos de Schengen. En realidad, subraya, estos inmigrantes sin papeles son también “trabajadores deseados”, en la medida en que nuestras economías requieren grandes cantidades de mano de obra en sectores como la hostelería, la agricultura, la sanidad, los cuidados a mayores, etcétera. De Haas culpa a los políticos de mantener un doble juego, condenando la inmigración ilegal y haciendo la vista gorda al mismo tiempo a las llegadas irregulares para satisfacer las demandas de muchos empleadores que se benefician así de abundante mano de obra barata.

Después de haber estudiado los movimientos migratorios en Marruecos, nuestro experto llegó a la conclusión, reforzada también por los trabajos de varios destacados sociólogos y geógrafos, de que las ayudas económicas destinadas a promover el desarrollo de los países pobres con vistas a detener la emigración obtienen el resultado opuesto. En primer lugar, suelen ser apenas migajas, y en segundo lugar, cuando esos países comienzan a desarrollarse, aumenta la emigración desde ellos. Solo cuando se alcanza un desarrollo alto ese flujo decae hasta extinguirse.

De Haas critica a economistas y políticos por su desconocimiento de los mecanismos reales que llevan a la gente a emigrar. Son los trabajos disponibles, “y no la desigualdad ni la pobreza, el principal motor de la migración internacional”, escribe. Además, “la mayor demanda” es para “trabajadores poco cualificados o con cualificaciones medias”. Quizás por ese motivo, la llegada de trabajadores extranjeros no es beneficiosa para todos, aunque se venda así. Favorece sobre todo a los ricos y a las clases medias. “Los grupos con ingresos más bajos en las sociedades de destino, (…) pueden llegar incluso a salir perjudicados, pues es más probable que compitan por los mismos empleos”, señala De Haas. Tampoco es posible recurrir a la inmigración para resolver el problema demográfico de nuestras sociedades envejecidas, porque para conseguirlo necesitaríamos promover unos niveles de inmigración “políticamente inaceptables y nada realistas”.

Portada de 'Los mitos de la inmigración', Hein de Haas

Los mitos de la inmigración

Hein de Haas
Traducción de Juanjo Estrella González
Península, 2024
600 páginas. 22,90 euros

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