Periodismo de mudanzas
Los redactores se enganchan a ciertos verbos y no los sueltan, quizás por el desconocimiento de otros más precisos
El prestigioso traductor Xosé Castro Roig, un tipo encantador, divertido y didáctico, escribió este tuit (ahora este equis) el 5 de mayo de 2022:
“Fulanito traslada su apoyo a la ministra’, ‘el portavoz trasladó sus planes a la prensa’, ‘fulanita ha trasladado su queja a la dirección’. /// ¿A qué os dedicáis, copón, al periodismo o a las mudanzas? ¿No tenéis ‘decir’, ‘enviar’, ‘declarar’ en el teclado o qué?”.
“Trasladar” dispone de entrada propia en el Libro de estilo de EL PAÍS, con esta advertencia: “Se abusa de este verbo cuando ocupa el lugar de ‘comunicar’, ‘advertir’, ‘avisar’ y otros verbos de habla. No debe emplearse con esos significados”. Pero eso no viene impidiendo que aparezca por doquier, tanto en este periódico como en los demás medios informativos. “Van a trasladar la consulta a la militancia” (o sea, que van a consultar a los militantes), “fuentes de La Moncloa trasladan por su parte que…”, “les trasladó su satisfacción…”.
Aquel aviso del traductor lo complementó enseguida Susana Escudero, periodista de Canal Sur: “¿Y qué me dices de esto?: ‘Arranca el festival de poesía’, ‘arranca el juicio en la Audiencia’, ‘esta mañana han arrancado las jornadas filatélicas provinciales’. //// ¿A qué os dedicáis, copón, al periodismo o al automovilismo? Comenzar, empezar, iniciar…”.
El Libro de estilo incluye también la entrada “arrancar”, para denunciar su uso abusivo, años atrás residenciado igualmente en “iniciar”. Y añade: “El partido no arranca, sino que comienza, se inicia, empieza, se pone en juego el balón, etcétera. Tampoco arrancan un congreso, una conferencia, una procesión, unas vacaciones, un pleno municipal, un libro, una noticia, una cabalgata… ni mucho menos un minuto de silencio. Arrancan un coche, una carrera, una lavadora. Es decir, acciones que implican una acción por sorpresa, con ruido o con violencia”.
Se trata de dos ejemplos que dan buena muestra de la pobreza de vocabulario en el periodismo actual, que se engancha a ciertos verbos y no los suelta, quizás por el desconocimiento de otros más precisos para la ocasión.
Por ejemplo, “liderar” desplaza continuamente a “encabezar”, “dirigir”, “pilotar”, “acaudillar”, “comandar”…; mientras que “ignorar” con su sentido anglicista machaca opciones más adecuadas para cada caso, como “despreciar”, “desdeñar”, “desoír”, “soslayar”, “marginar”, “desentenderse”, “desatender”, “omitir”, “hacer caso omiso”, “dar la espalda”, “ningunear”, “pasar por alto”...
Es el mismo caso de “generar”, que suele ganar la batalla en los medios a “producir”, “causar”, “provocar”, “ocasionar”…; y, por supuesto, de “realizar”, que, dependiendo de cada situación, desplaza a los verbos “hacer”, “efectuar”, “cometer”, “perpetrar”, “practicar”, “construir”, “elaborar”, “desarrollar”, “obrar”…
Además, “realizar” forma en los periódicos locuciones verbales o perífrasis para las que contamos con verbos más sencillos y breves, más eficaces en un contexto periodístico: “realizar un adelantamiento” es adelantar; “realizar una exposición” es exponer; “realizar un timo” es perpetrarlo, o timar; “realizar una pregunta” equivale a preguntar; y así sucesivamente.
En definitiva, el periodismo de mudanzas traslada artículos que arrancan con un titular, ignoran el buen estilo, lideran la desgana, generan desazón y realizan muchos fallos. Este aburrido periodismo de mudanzas bien podría mudar en riqueza verbal tamaña pobreza léxica.
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