Paco Roca relata magistralmente cómo la sociedad española se construyó sobre el olvido de los ejecutados
El último cómic del dibujante valenciano aborda la exhumación de las víctimas del franquismo a través de la historia de Pepe Celda, asesinado en 1940 en Paterna, y la lucha de su familia por recuperar sus restos
Hay una página de El abismo del olvido, la nueva obra de Paco Roca realizada junto a Rodrigo Terrasa, que permite resumir a la perfección esta nueva obra del dibujante valenciano, la historia de este país y, de paso, la magistral perfección a la que ha llegado Roca para crear imágenes que se clavan directamente en nuestras retinas y nos revuelven la conciencia.
Son solo siete viñetas, que se inician con una en la que vemos a unos soldados tirando unos cuerpos a una fosa mientras en la cartela de la viñeta se lee “La mayoría de ellos nunca se podrá encontrar ya”. Las siguientes viñetas representan diferentes momentos del desarrollismo urbano de cualquier pueblo de este país: las calles que crecen, las fincas ocupan el espacio de los campos y la fosa, siempre ahí, va quedando relegada a un espacio sin nombre sobre el que hoy unos jóvenes comparten diversión en la terraza de un restaurante de una franquicia americana de fast food. Una imagen final que se cierra con una frase demoledora: “La democracia se cimentó sobre el olvido”.
No se puede ser más contundente, más devastador en su conclusión: los miles de fosas que se cavaron durante el franquismo para enterrar a los ejecutados sumarísimamente ocultaron la memoria de los asesinados con tierra y olvido sobre el que se cimentó una sociedad que fue obligada a cerrar los ojos para no ver. Ese es el argumento de El abismo del olvido, la historia de este país y el talento inconmensurable de Paco Roca para narrar historias.
La historia de esos miles de desaparecidos es la de Pepe Celda, un agricultor de Massamagrell que solo era culpable de ser ciudadano de la república y parte necesaria de la cuota de sangre con la que mantener el poder por el miedo. Fue enterrado, junto a casi doscientas personas más, en la fosa 126 de Paterna, una más de las 180 que se abrieron en el cementerio de esa localidad. Muertos silenciados bajo las lápidas de los muertos recordados, una paradoja a la que Pepica Celda no se resignó: quiso seguir la lucha de su madre Manuela y recuperar la memoria de su padre. Roca y Terrasa narran esa historia desde una perspectiva tan poliédrica como compleja en su ensamblaje, que pasa desde la reflexión sobre cómo nuestra civilización reconstruye a través de las tradiciones y rituales de enterramiento la memoria de nuestro pasado al dificultoso proceso de exhumación e identificación de los restos, en el que se usan todos los avances de la ciencia forense. Una metodología minuciosa y rigurosa que tuvo un inesperado aliado en la figura de Leoncio Badía, maestro republicano reconvertido a su pesar en enterrador que se dedicó a documentar cada muerto, a guardar efectos personales para que en el futuro alguien pudiera hacer justicia. Y se intenta hacer: Terrasa y Roca van saltando por las diferentes historias que cuentan los familiares en un camino alambicado de dificultades, obstáculos y zancadillas, casi siempre de la burocracia y de la política, otras veces de convecinos que no entienden la necesidad de remover el pasado. Miedos que se plasman en forma de papeles y letra pequeña o en el pavor a volver revivir el dolor, de volver a enfrentarse a la temida muerte, sin entender muchas veces que el olvido es ya una muerte.
En su andadura por todo el proceso, pasado y presente se van uniendo hasta crear un único relato donde los fantasmas de los ejecutados cuentan su historia, como apariciones tan presentes y conscientes como negadas por la memoria, recordando el sinsentido de sus asesinatos, la injusticia de una represión que exigía sangre para instaurar el poder del terror, pero también el poder de todas las personas que han luchado por restaurar la dignidad de los fallecidos: desde Vicent Gabardá haciendo el primer registro de ejecutados en Paterna hasta aquellos familiares que nunca se resignaron, pasando por todo un colectivo de personas que ayudaron, arqueólogos, científicos, voluntarios, funcionarios… Aquellas personas que traían el recuerdo de lo que les contaban sus padres y madres, sus abuelos y abuelas… Hasta esa persona que excavó una fosa al lado de una higuera y se le quedó grabado en el alma. Pero la mirada de El abismo del olvido se dirige también a todo un proceso político que tiene en la Ley de Memoria Histórica un punto de inflexión que, por desgracia, ha sido torpedeado continuamente.
Plantea un discurso perfectamente hilvanado que reivindica la memoria desde una perspectiva que deja inservible cualquier argumento partidista porque apela a un sentimiento de trascendencia que ha construido la civilización moderna cimentándose en el recuerdo de nuestros muertos, en venerar el pasado a través de su voz evitando la verdadera muerta que supone el olvido. Un abismo sobre el que ninguna sociedad puede construir su presente: Roca y Terrasa reivindican en esta obra indispensable que los enterramientos son algo más que un reciclaje orgánico de los cuerpos, son el mensaje que mandamos al futuro sobre quiénes fuimos y quiénes queremos ser como sociedad, el registro de nuestra historia.
El abismo del olvido
Astiberri, 2023
296 páginas. 25 euros
Puedes seguir a BABELIA en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.