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Tentaciones

Paco Roca: "El cine de Miyazaki se cuela continuamente en mis historias"

El Festival de Málaga acoge el estreno de 'Memorias de un hombre en pijama', segunda película basada en un libro del dibujante valenciano

Raúl Árevalo, en la adaptación de 'Memorias de un hombre en pijama'.
Raúl Árevalo, en la adaptación de 'Memorias de un hombre en pijama'.

Paco Roca (Valencia, 1969) lleva tres décadas cumpliendo su "sueño infantil" de trabajar dibujando. Y, durante un tiempo, incluso pudo hacerlo en pijama. "Es curioso, dejé la publicidad porque no tenía tiempo para hacer lo que realmente quería, que era hacer cómics. Lo logré y trabajé en pijama, todo el día frente a mi mesa de dibujo, sin interrupciones. Pero cuando las cosas empezaron a ir bien, no he parado de viajar, de conceder entrevistas, de hacer múltiples colaboraciones... que acaban apartándome cada vez más de esa vida pijamera y dedicada al cómic que tanto soñé. Difícil dilema".

El Festival de Málaga, que comienza el próximo día 13, ha seleccionado la adaptación de su libro Memorias de un hombre en pijama, dirigida por Carlos Fernández de Vigo, y que combina la animación en 2D junto con imágenes reales, con Raúl Arévalo y María Castro como principales protagonistas. Es la primera vez que una película de estas características compite en el certamen. Paco Roca sigue, de esta manera, haciendo camino en el cine, pero sin dejar de lado los cómics. Todo comenzó con Arrugas (2011), por la que ganó el Goya al mejor guion adaptado, y el próximo año llegará a los cines La casa, la tercera película basada en una de sus obras, en la que está trabajando Álex Montoya. Hablamos con Paco Roca sobre cine, cinefilía y viñetas.

Tu relación con el cine resulta muy interesante, ¿cómo y cuándo comienzas a disfrutar de él como espectador?

Las primeras películas que recuerdo que me atraparon sin dejarme pestañear fueron las de aventuras que veía de niño como Jasón y los Argonautas y todas aquellas de efectos especiales en stop motion; las de ciencia ficción como El planeta de los simios. Esas películas de efectos especiales y lugares exóticos son las que me hicieron ver el cine como algo mágico.

Con la adaptación de Arrugas comienzas tu relación profesional, ¿cómo fue ese paso?

Todo lo que ha ido surgiendo alrededor de Arrugas siempre me ha sorprendido. Era una historia muy íntima, y si lo piensas, bastante poco comercial. La adaptación fue una iniciativa de Manuel Cristobal. Le gustó el cómic y buscaba un proyecto así, para hacer una película de animación para adultos. Él fichó a Ignacio Ferreras como director. Le impuso ser fiel al cómic, pero le dio al mismo tiempo una libertad total para que hiciese la película como quisiera. Yo colaboré en el guión, asesorando en algunos aspectos a Ignacio, y en el aspecto gráfico de los personajes.

Aprendí mucho con este proyecto. Ignacio es un gran profesional y fue muy interesante trabajar a su lado. Mucho de lo aprendido lo he llevado a mis cómics posteriores.

El éxito de la película, me imagino, te hace volver a repetir en Memorias de un hombre en pijama.

En cierta manera así fue. El proyecto arrancó con el mismo equipo de productores y con la misma ilusión. Esta vez, además de encargarme del guión, me encargaría también de la dirección.

Pero esta vez las cosas no salieron tan fácilmente como con Arrugas. El proyecto fue cambiando de manos, además, en este caso no había una historia detrás. Memorias es una serie de entregas autoconclusivas, así que Ángel de la Cruz y yo debíamos hacer un guión que uniese todo el material. Aunque todo el mundo acabó metiendo mano en la historia... Una de las cosas que más valoro del cine es el trabajo en equipo, si todos reman en la misma dirección el proyecto crece y mejora. Si no es así, corres el riesgo de hacer algo incoherente. Como no fui capaz de mantener esa coherencia en la película decidí abandonar el proyecto.

Estoy convencido de que el resultado será bueno porque detrás hay grandes profesionales como Raúl Arévalo, María Castro, Love of Lesbian, y todo un gran equipo de animadores que lo han dado todo, pero me he dado cuenta de lo difícil que es mantener tu libertad creativa en el cine.

'Memorias de un hombre en pijama'.
'Memorias de un hombre en pijama'.

Cuéntanos algo sobre la adaptación que está realizando Álex Montoya sobre tu cómic La casa.

La casa es una historia muy íntima. Trata desde la ficción de la muerte de mi padre y de cómo gestionar los recuerdos, tanto los mentales como los físicos. Conocí a Álex cuando se interesó por los derechos de Arrugas. Al igual que me ocurrió con Ignacio Ferreras, conectamos enseguida sobre el tono que debía tener la película. Él además es ilustrador, así que nos entendemos muy bien. En estos momentos todo está todo en sus manos, está trabajando en el guión de lo que será una adaptación del cómic al cine de imagen real. Confío mucho en el buen hacer de Álex.

'La casa'.
'La casa'.

¿Cómo ha influido el cine en tu obra? ¿Ha cambiado tu forma de trabajar haber adaptado todas estas historias?

Sin duda. Para todos los dibujantes siempre ha sido una fuente de inspiración, creo que todos los autores de cómic somos muy cinéfilos. El cine y el cómic nacieron al mismo tiempo y durante toda su historia se han influenciado mutuamente. En mi caso además, el haber trabajado en el cine ha cambiado en algunos aspectos mi forma de trabajar en el cómic. Creo que lo peor que le puede pasar a cualquier autor de cualquier disciplina es solo mirarse el ombligo y copiar o inspirarse en otras obras de tu propia disciplina. Cuando sacas la cabeza de tu medio es como un soplo de aire fresco, ves otras maneras de trabajar y de crear.

"En mi caso además, el haber trabajado en el cine ha cambiado en algunos aspectos mi forma de trabajar en el cómic. Creo que lo peor que le puede pasar a cualquier autor de cualquier disciplina es solo mirarse el ombligo y copiar o inspirarse en otras obras de tu propia disciplina"

¿Se cuelan en tus dibujos o en tus historias influencias de algún cineasta?

Habría muchas, desde el cine mudo a Kubrick. Aunque quizá las más claras sean las del cine de animación, en particular del japonés, del de los estudios Ghibli. Takahata y Miyazaki se cuelan continuamente en mis historias. Pero también el cine japonés en general, gente como Yasujiro Ozu, que hablan de pequeñas historias y lo hacen con un ritmo sosegado, sin prisas.

En La encrucijada, uno de tus últimos trabajos, exploras tu relación con la música, ¿cómo surge este proyecto a cuatro manos con José Manuel Casañ?

Vuelvo a lo de antes, mirar a otras disciplinas y conversar con ellas enriquece. Precisamente de la curiosidad por el mundo de la música surge este proyecto. José Manuel es amigo desde hace años, así que tenía la oportunidad de hablar con él sobre los temas que me interesan: cómo crea él, de dónde surgen sus canciones, y cómo convive esa necesidad vital de crear con el tener que vivir de ello, dependiendo de una industria caprichosa y desagradecida.

'La encrucijada'
'La encrucijada'

¿Escuchas música mientras trabajas? ¿Qué grupos de inspiran?

Siempre. No puedo trabajar si música. Dependiendo de la fase del proyecto en la que esté escucho un tipo de música u otra. Mientras escribo el guión escucho blues, jazz, bossa nova... Cuando debo estar menos concentrado, cuando dibujo, escucho de todo, pero sobre todo rock.

En muchas ocasiones busco música que me inspire. La música altera el estado de ánimo, así que escucho música que encaje con lo que estoy haciendo. Por ejemplo, cuando dibujaba los bocetos de La casa, una historia un tanto nostálgica sobre mi familia, mi banda sonora era Gardel, Nat King Cole, Glenn Miller... y toda esa música que escuchaban mis padres en mi infancia.

¿Con qué estilo musical se identifican tus libros?

Mmmm... No sabría decirte. Creo que cada uno pertenece a un estilo musical. Los hay que en mi cabeza suenan a rock gótico, como El juego lúgubre; indie, como Un hombre en pijama; o rock setentero en el caso de Los surcos del azar... 

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