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El libro del día: ‘Maldeniña’ de Lorena Salazar Masso, una novela magnética sobre la supervivencia feroz de una niña

La escritora colombiana, una de las mejores de su generación, usa la prosa poética como un imán para mostrar la vida difícil de las mujeres y la tragedia de la falta de vínculos afectivos

Maldeniña
La escritora Lorena Salazar Masso.ISABEL WAGEMANN
Marta Sanz

Acabo de terminar de leer un libro que se llama Maldeniña y no sabría decirles qué significa la palabra del título. Puede que el “maldeniña” sean los primeros calambres de la menstruación, el desprendimiento del óvulo desde el ovario, la punzada, la extrañeza ampliada por la falta de explicaciones sobre lo que vendrá; complejo de Electra; abuso; dañina precocidad; la invisibilidad de un cuerpo que necesita ser arropado; acaso el “maldeniña” sea el trauma de una violación; un feto imaginario o real; un duende; un vacío o una verruga; la ausencia de un papá o la pesada presencia de una fantasma; la cámara de aire que se expande en la tripa cuando algo nos falta; la segregación; un mal olor que sale del ombligo y de la ingle; quizá el “maldeniña” sean solo lombrices. O todo a la vez. No sé si, en lo sucesivo, podré vivir con esta incertidumbre y esta falta de explicaciones. Porque ahora, a la literatura, le exigimos casi siempre el cabo atado y bien atado, la masticación de las ideas, no me hagas perder el tiempo y llévame hasta el final sin sentir, descúbreme la verdad escamoteada —no oculta— desde lo alto del tobogán. What a surprise!

Lorena Salazar Masso no procede de esa manera. Nos imanta a cada página, a sus palabras y a los sentidos que evocan. La escritora opera con los mecanismos más humildes de la poesía para expresar, sin dramatismo, la existencia tangible de tantas infancias abandonadas y, sobre todo, el deslumbramiento por cómo, a pesar de todo, la vida se abre paso. En las peores condiciones, con los vínculos afectivos más adelgazados, persiste un latido sorprendente. Maldeniña comienza con tres citas: Bachelard, Marosa di Giorgio y Felisberto Hernández. El último anuncia ese impulso vital que nos lleva a encontrar en cada página de Maldeniña un trozo de hierba entre los adoquines. Escribe Felisberto: “En un momento dado, pienso que en un rincón de mí nacerá una planta”.

Para rodear zonas incómodas y fijar miradas mínimas, la escritora injerta, como se hace con las plantas, unos géneros dentro de otros

Brotes verdes nacen indomables en la prosa de Lorena Salazar Masso desde que publicó un libro de ríos y de madres titulado Esta herida llena de peces. Ahora no hay nada más sabio y más literariamente natural —“literariamente natural” es un oxímoron que describe la facilidad de la escritora: una facilidad buena— que utilizar los humildes recursos de la poesía para construir una mirada infantil, envejecida, pero infantil y, a la vez, romper las expectativas de un campo literario que reduce la idea de prosa a transparencia, reconvertida en rentabilidad del tiempo y de la curiosidad lectora, o a una turbiedad, reconvertida en morbo. Aquí no. Para rodear zonas incómodas y fijar miradas mínimas, la escritora injerta, como se hace con las plantas, unos géneros dentro de otros —el cuento infantil con su casita en el bosque, la novela costumbrista y la novela social, las canciones misteriosas de los juegos y el Cucurrucucú Paloma, el relato de fantasmas de un hotel que se va quedando sin huéspedes…—; o quizá Lorena Salazar no hace injertos ni experimentos botánicos y tan solo recupera la posibilidad de una prosa poética demonizada por el miedo a lo cursi o por el imperio de la eficacia —qué palabra— narrativa. Me gusta el lugar desde el que Salazar Masso escribe textos que solo son historias hasta cierto punto.

La niña de Maldeniña visita los bares y no va a la escuela. Trabaja, partiéndose el pecho, aunque las niñas no deban trabajar, se acurruca a dormir al lado de otras mujeres, y percibe, sin compasión, más bien con cierto cansancio, la soledad de su tía. No se conforma con cualquier amor. No es un perro. Aprende de las palabras de Hija Cristina, una iluminada, y de Virginia, que cría pollos y los mata. A Virginia le gusta pronunciar “Fuego-fatuo”, se crio sin mamá, le mataron al esposo, los pollos la necesitan. En este libro no se habla solo de la soledad o el abandono. Se habla de la supervivencia feroz de una niña. De la necesidad que las niñas tienen de sus padres. Y de lo difícil que es la vida de casi todas las mujeres.

Portada de ‘Maldeniña’, de Lorena Salazar.

Maldeniña

Lorena Salazar Masso
Tránsito, 2023
132 páginas. 16,90 euros

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Sobre la firma

Marta Sanz
Es escritora. Desde 1995, fecha de publicación de 'El frío', ha escrito narrativa, poesía y ensayo, y obtenido numerosos premios. Actualmente publica con la editorial Anagrama. Sus dos últimos títulos son 'pequeñas mujeres rojas' y 'Parte de mí'. Colabora con EL PAÍS, Hoy por hoy y da clase en la Escuela de escritores de Madrid.

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