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Bleda y Rosa, el paisaje como espacio de memoria

Una exposición en Madrid reúne toda la obra del dúo, responsable de una de las investigaciones más intensas y rigurosas en el arte español en torno al paisaje y la arquitectura como lugares de historia y memoria

Exposicion de arte Bleda y Rosa
'Cerca de Almansa, 25 de abril de 1707' (1994), de la serie 'Campos de batalla'.Bleda y Rosa (VEGAP Madrid, 2023)

Hay un elemento estético sutil pero muy importante en el trabajo de María Bleda (Castellón, 1969) y José María Rosa (Albacete, 1970) al que constantemente vuelven y que funciona como una especie de idioma propio en la retrospectiva que acoge el Museo ICO de Madrid, organizada junto a la Fundación Map­fre en el marco de PhotoEspaña: la línea de horizonte. En muchas de sus fotografías, una línea muy marcada divide la imagen en dos mitades casi iguales. La parte inferior, cargada de información, deja entrever un buen depósito de memoria. Sin embargo, en un constante vaivén, los artistas alteran su posición en el encuadre y la percepción que de él tenemos, llegando a veces a su total disolución. Ocurre en Campos de batalla (1994-2016), que nos recibe al llegar. Junto a Campos de fútbol (1992-1995), supuso su debut en el panorama artístico y un modo de entender la fotografía como movimiento y como potencia crítica del viaje por la historia. Es decir, qué entendemos cuando pensamos en la idea de territorio, si es necesario tener raíces, qué puede significar el pasado o qué formas puede tomar la idea de paisaje.

Aquí la vemos con ojos nuevos, montada por primera vez como una videoinstalación, como el resto de trabajos, todos los que han realizado hasta la fecha y nunca reunidos antes en una misma exposición, muy bien pensada por la comisaria Marta Dahó. Ese salto de registro da un carácter aún más reflexivo a unas imágenes cargadas de capas de lectura y enfatiza lo que en ellas hay de historia latente. Las fotografías reflejan lo que un día fueron escenarios de guerra que, además, se presentan como geografías de lo contemporáneo. Se suceden sin prisa y con cierta exigencia, requiriendo algo más de 25 minutos de mirada atenta. Además, están divididas en dos, ensalzando el fragmento que es toda imagen y nuestra mirada sobre el mundo. Unas zonas intermedias entre una imagen y otra que, a través de nuestra imaginación y dado su poder de evocación, les ayuda a expandir los propios límites de la fotografía.

Sus imágenes devienen mapas físicos, políticos y geológicos que condensan ciclos, lapsos, eras y siglos

Toda la exposición es un conjunto diverso y cambiante de paisajes que se ven multiplicados como si de un calidoscopio se tratase. Paisajes cotidianos, utilitarios, vernáculos, privados, olvidados. De tan cercanos, desconocidos. Ciudades (1997-2000), Estancias (2001-2006) o Memoriales (2005-2010). Bleda y Rosa son artistas, pero bien podrían ser cartógrafos. Sus imágenes a menudo devienen mapas físicos, políticos, geológicos, topográficos, temáticos, urbanos… Retratan ciclos, lapsos, épocas, eras y siglos de historia. La suya empezó hace 30 años, antes incluso de coincidir en la Escuela de Artes Aplicadas y Diseño de Valencia. Hoy su trayectoria ocupa una posición central dentro de la fotografía española contemporánea. Su obra recoge una de las investigaciones más intensas y rigurosas en torno al paisaje y la arquitectura como espacios de historia y memoria. Un trabajo que arraiga en una práctica artística que se interroga, de manera crítica, acerca de la compleja trama de temporalidades que atraviesan el presente de un lugar.

Invitan a reconsiderar cómo los discursos en torno a la historia han pautado formas de ver y entender

Más que señalar cómo las huellas más o menos visibles del pasado se han quedado ancladas a determinados lugares, sus obras invitan a reconsiderar el modo en que la historia y los discursos generados en torno a ella han pautado formas de ver, comprender y recordar. Las villas, domus, altares o acueductos en Tipologías (iniciada en 2007), los lugares de Origen (desde 2003) de la especie humana, las bibliotecas y la idea de conocimiento en Corporaciones (desde 2006). Una exposición que es la consagración de lo que ya sabíamos: Bleda y Rosa son maestros en reformular los conceptos de tiempo y espacio, eso que nos da enclave en la vida, donde no hay más camino que nuestra propia geografía temporal.

'Complejo Funerario. Saqqara, 2010', de la serie 'Tipologías'.
'Complejo Funerario. Saqqara, 2010', de la serie 'Tipologías'. Bleda y Rosa

Hablaba de líneas de horizonte ilusorias y de confines no solo mentales, sino también conceptuales y literarios. De trabajos que son algo así como una mezcla de escrituras portátiles y fragmentarias que se cruzan para tejer una red en la que el movimiento es el centro. Prontuario (2010-2017), trabajo que cierra la muestra, es un ejemplo. Una masterclass de intrahistoria del arte, incluso. Esa relación cruzada entre geografías y relatos históricos alcanza aquí la dimensión más honda y compleja. Dividida en dos cuerpos de trabajo, se acerca a ese periodo histórico de enormes transformaciones sociales, políticas y culturales que supuso la superación del antiguo régimen así como la implantación de los ideales del pensamiento ilustrado. En el primer bloque, frente a tres pantallas sincronizadas, desentrañamos las capas y tramas de Notas en torno a la Guerra y la Revolución. Estamos entre 1805 y 1814, en plena guerra de la Independencia en España, en medio de campañas militares, revueltas y levantamientos populares.

La abordan a través de cinco capítulos que le hacen un guiño a los Episodios Nacionales de Galdós con sus mismas cinco localizaciones: Trafalgar, Madrid, Girona, Cádiz y Vitoria-Gasteiz. Esta última hace un seguimiento de dos pinturas que, como muchas otras, fueron robadas, mal vendidas o regaladas durante los años de ocupación napoleónica. Son la Inmaculada de Soult y la Venus de Rokeby. El bloque de imágenes se abre con una fotografía del Diccionario histórico de los más ilustres profesores de las Bellas Artes en España, de Ceán Bermúdez, un tipo de volumen que servía de manual de referencia para el expolio a militares como el mariscal Soult. Le siguen las localizaciones que sirvieron como almacén, en Sevilla y Madrid, de lo que se iba requisando, así como los lugares donde acabaron sendas pinturas: la residencia del mariscal Soult en Francia, en el caso de la Inmaculada de Murillo, y la Casa Rokeby, en el caso de la Venus del espejo de Velázquez. Luego vienen imágenes de la batalla de Vitoria, lugar en el que el ejército inglés de Wellington da alcance a las tropas napoleónicas que están huyendo del país con el enorme botín de guerra. Las últimas instantáneas: el lugar donde terminaron esos bienes, Apsley House en Londres y el lugar donde se pensaba establecer el Museo Josefino, el Palacio de Buenavista en Madrid. Usando la analogía de Rosi Braidotti, cada imagen de esta exposición es como un campamento: deja rastro de los lugares por los que ha transitado, en un paisaje que no deja de cambiar.

‘Bleda y Rosa’. Museo ICO. Madrid. Hasta el 10 de septiembre.

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