‘La frecuente oscuridad de nuestros días’, Mildred Harnack contra los nazis: una heroína de nuestro tiempo
Rebecca Donner activa la memoria democrática gracias a la reconstrucción literaria, llena de talento y emoción, de la vida de una resistente decapitada en Berlín en 1943
Decían y ocultaban al mismo tiempo. Por eso no sé si interpreté lo que significaban esas palabras. Las leí en la carta que un estudiante de Derecho mandó a un compañero de curso el Día de Todos los Santos de 1944. Hablaban de apuntes y exámenes, también de una excursión y contactos para localizarse en caso de que no pudieran reunirse. Hablaban en código y no tenía las claves. Cuando se encontraron, junto a otros compañeros de la Universidad, se encerraron en la celda de un monasterio y decidieron constituirse en grupo: un grupo de resistencia contra el franquismo. El protagonista de la biografía que estaba escribiendo asumía el riesgo de dirigir una primera célula que se multiplicaría en la universidad. Repartieron pasquines y panfletos, contactaron con redes del exilio e impulsaron algunas acciones de sabotaje. Pero lo poco que se conservaba de esa actividad estaba escrito en clave como estricta medida de seguridad. Nadie debía saberlo.
La aventura que podía contar era fascinante, pero la falta de documentación dificultaba saltar del mito al relato histórico. ¿Cómo dar ese salto, sin que dejase de ser factual, mucho más de medio siglo después? Un año y medio antes de la escritura de esa carta que no sabía interpretar, una estadounidense que había codirigido un grupo de resistencia contra el nazismo fue decapitada en Plötzensee, una cárcel en las afueras de Berlín. Se llamaba Mildred Harnack. Tras la Segunda Guerra Mundial el Cuerpo de Contrainteligencia del ejército estadounidense abrió un expediente sobre ella. El 15 de enero de 1947 se decidió parar la investigación.
Mildred Harnack había nacido en Milwaukee en una familia más bien desestructurada. Conoció a quien sería su marido, el economista alemán Arvid Harnack, en la Universidad de Wisconsin. A mediados de 1929 ella se trasladó a Alemania. Enseñaba inglés, tenía conciencia social, en clase cantaba canciones protesta. El último día de noviembre de 1932 cambio de lengua y se dirigió en alemán a sus alumnos para hacerles una pregunta: “¿Debería Hitler ser canciller?”. Lo sabemos porque esa noche un estudiante lo anotó en su diario. El detalle del dietario está fotografiado en las páginas de la extraordinaria investigación biográfica que es La frecuente oscuridad de nuestros días, de Rebecca Donner. Esa entrada de dietario no estaba escrita para pasar a la historia, pero como aquella profesora arriesgó su vida para salvar la libertad colectiva ha acabado por transformarse en una primera prueba fundacional de una historia trágica de heroicidad. Página tras página, cosiendo las imágenes que vemos y los datos que leemos con las circunstancias políticas en una no ficción modélica, Donner ha logrado dar el salto del mito, a través de la historia, hasta la literatura. Nunca olvidaré a Mildred.
A Mildred Harnack no se la había olvidado porque ya se le habían dedicado libros, alguna exposición, daba nombres a calles en Alemania. Pero, como en parte ocurre con la protagonista de la última novela de Edurne Portela, gracias a la construcción literaria de una resistente contra el totalitarismo, una vida concreta bien contada logra trascenderse e interpela nuestra conciencia cívica. La novelista Donner ha situado con honestidad a su protagonista, una pariente lejana, en el centro de una época oscura y, en ese lugar, en el que la joven asumió un riesgo en todos los planos de la vida, se escucha un latido de dignidad que resuena desde el pasado hasta el presente como un referente de esperanza democrática. No es extraño que Donner creyese que había llegado el momento de emprender ese proyecto cuando Donald Trump empezó a tener opciones de ganar las presidenciales. Lo que este libro consigue, en base a la documentación que la autora heredó por vía familiar (las cartas a la madre, que decían sin decir) y la que ha buscado en todas partes, es poder decir casi todo lo que debía quedar oculto y descubrir así una vida ejemplar. Activar la memoria democrática es una de las mejores funciones de la buena narrativa política.
Donner la activa de una forma muy persuasiva. En el arranque de cada capítulo transcribe las gélidas respuestas al cuestionario sobre ella redactadas en la prisión donde murió. El documento establece un pacto de verdad con el lector. Lo que se nos cuenta, como evidencia la banalidad del mal burocratizada, es cierto. Y, una vez que le damos la confianza a la narradora, porque revela todas las fuentes, ella la usa para mostrarnos la acción que describe con emoción y talento descriptivo. Sigo en las primeras páginas. Vemos un niño de once años caminando por las calles de Berlín. Pasa junto a unos grandes almacenes y olemos lo que él olía porque la narradora tiene la información para transmitírnoslo. “A perfume y a rosquillas”. Esa capacidad para el detalle es otro recurso de verosimilitud para revelarnos lo imposible. En la mochila azul, aquel chaval, que en teoría iba a las clases de Mildred, llevaba información secreta de las redes de espionaje norteamericano en la capital alemana. No lo dudamos. Él lo contó a la autora, ella pudo precisarlo gracias a los cuadernos que él conservó toda su vida. Como no dudaremos del riesgo que los miembros de ese círculo de resistencia asumieron al infiltrarse en la estructura nazi para obtener información. Y, al fin, de la carta de amor que Arvid Harnack le mandó a su mujer antes de morir. Allí ya nada se oculta. La intimidad y la libertad le han dado sentido a todo.
La frecuente oscuridad de nuestros días
Traducción de Francisco J. Ramos Mena
Libros del Asteroide, 2023
672 páginas. 29,95 euros
La foscor dels nostres dies
Traducción de Queralt Alsina Cardona
Ara Llibres, 2023 (en catalán)
592 páginas. 29,95 euros
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