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‘Democracia de trincheras’, las gafas partidistas

Lluís Orriols analiza por qué votamos a quien votamos y critica el actual atrincheramiento ideológico, pero aboga por cierta parcialidad como síntoma de salud democrática

Lluís Orriols
Carteles electorales de Unidas Podemos pintados con los colores de la bandera de España, en Sevilla en abril de 2019.María José López (Europa Press / Getty Images)

En La guerra del fin del mundo (1981), una de las más grandes novelas de Mario Vargas Llosa, los escribidores adquieren un papel protagónico: el León de Natuba, que tiene la misión de anotar todas las palabras salidas de la boca del Consejero; Galileo Gall, el revolucionario que interpreta los hechos de Canudos como el inicio de una deseada (aunque inexistente) explosión mundial y colabora en un periódico europeo, y, por último, el periodista miope, un personaje ridículo que redacta crónicas y lleva al máximo nivel su misión periodística en el sertón nordestino. Este último va a ser el único capaz de comprender la “verdad” que esconde la guerra de Canudos. La clave son sus gafas, que pierde en un pasaje de la novela. Los lentes no le dejaban ver la realidad. Eran sus prejuicios. La novela está ambientada en el Brasil de finales del siglo XIX, pero nos habla, como todas las novelas, de su tiempo, que no es otro que la década de 1970 en América Latina, tan desbordante de violencias, mesianismos, demagogias y, evidentemente, de gafas llenas de ideología y partidismo.

Retrato promocional del escritor Lluís Orriols.
Retrato promocional del escritor Lluís Orriols.NINES MÍNGUEZ

La figura de las gafas partidistas es, precisamente, una de las fórmulas utilizadas por el politólogo Lluís Orriols para analizar la importancia de la identidad de partido en las democracias, y especialmente en el caso español. Constituye esta identidad, tanto si es positiva como negativa —la aversión al grupo contrario—, el vínculo emocional más relevante entre las identidades políticas. Las nuestras son democracias de partidos y de confrontación partidista, esto es, de trincheras. Estas identidades, a diferencia de lo que a veces se piensa, se pueden construir de manera muy rápida y, como muestra la política de la década de 2010, llegan a ser tan intensas como las que suscitan los partidos tradicionales. Las ideologías o identidades partidistas son, sostiene el autor, “unas gafas con los cristales teñidos del color político con el que simpatizamos”. De ello derivan el sesgo de confirmación, la ilusión de objetividad, la estigmatización del cambio de opiniones o el descrédito de aquel que piensa diferente. La polarización afectiva inunda nuestro escenario político, sobre todo si a determinados temas delicados (Cataluña, Corona) se refiere. Contra dichas gafas aconseja Orriols leer informaciones que no coincidan con las de uno, bajar las defensas ideológicas, ponerse más en lugar del otro, reivindicar los cambios de opinión o huir de los zascas tuiteros.

El voto de castigo, por ejemplo, puede favorecer a partidos radicales con carencias democráticas nítidas

El votante ambivalente aparece cuando por uno u otro motivo alguien consigue prescindir de las gafas partidistas o ideológicas. Este es capaz de seleccionar y controlar a los gobernantes, a la manera que reclama la teoría de las democracias representativas. No todos los efectos son, sin embargo, positivos. El voto de castigo, por ejemplo, puede favorecer a partidos radicales con carencias democráticas nítidas. A pesar de los nocivos efectos que del partidismo puedan deducirse, defiende el autor que también los tiene buenos para la salud y calidad democráticas. Es malo y bueno a la vez. Resulta también necesario para el adecuado funcionamiento de las democracias. El votante leal complementa al ambivalente, ya que contribuye a la estabilidad del sistema: “Un ecosistema óptimo en una democracia requiere de un frágil equilibrio entre dos tipos de votantes: los independientes que castigan a los políticos sin contemplaciones y los partidistas que, aun manifestando su descontento, demoran su salida”. La política, concluye Orriols, está hecha de grises. Los ejemplos de la vida política española están bien escogidos, aunque el tuteo insistente al lector resulta algo latoso. Estamos ante un libro interesante y didáctico sobre una cuestión fundamental, bien recogida en el subtítulo: por qué votamos a quienes votamos.

Portada de 'Democracia de trincheras', de LLuís Orriols. EDITORIAL PENÍNSULA

Democracia de trincheras

Autor: Lluís Orriols.


Editorial: Península, 2023.


Formato: tapa blanda (211 páginas. 18,90 euros) y e-book (9,99 euros).

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