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Primo de Rivera, “el inventor del populismo de derechas”

Alejandro Quiroga recrea en ‘Miguel Primo de Rivera. Dictadura, populismo y nación’ la figura del general golpista y define a su régimen como corrupto, represivo y próximo al fascismo

Dictador Miguel Primo de Rivera
El dictador Miguel Primo de Rivera da una lección sobre la unión patriótica, en una imagen sin datar.Keystone-France / Gamma-Keystone / Getty Images

La dictadura del general Miguel Primo de Rivera se vivió en España entre los años 1923 y 1930. Ni el régimen ni el militar, no obstante, han gozado de un excesivo interés por parte de los historiadores. A la hora de delimitar las causas de esta relativa indiferencia, se me antoja la más poderosa la permanente contraposición con la otra dictadura y el otro dictador españoles del Novecientos. Francisco Franco fue el protagonista principal de eso que muchas personas siguen denominando “nuestra guerra”: la Guerra Civil, antesala del Exilio y de la Dictadura del Dictador, todo en mayúscula por su excepcionalidad histórica. En relación con el régimen franquista, el primorriverista fue más corto, menos cruento y más ambiguo. Mientras que este último debe ser inserido en el marco de una agitada y brutalizada Europa de entreguerras, que iba a dar fin en el caso español a la larga Restauración (1875-1923), el franquismo, en cambio, tras un trágico fratricidio, resistió en el mundo de la posguerra y de la Guerra Fría, en una posición de clara excepcionalidad en el Occidente europeo. Podría añadirse, asimismo, la asociación preeminente del apellido Primo de Rivera al hijo del militar, José Antonio, fundador de Falange y mártir franquista. Todo ello, en conjunto, no implica una total ausencia de trabajos sobre Miguel Primo de Rivera y el periodo que rigió, pero sí explica que no abunden. Ello no obsta para que, en algún caso, se trate de estudios excelentes, como La España de Primo de Rivera. La modernización autoritaria, 1923-1930 (2005), de Eduardo González Calleja.

En cualquier caso, la etapa dictatorial ha recibido más atención que el personaje de Miguel Primo de Rivera. La falta de una buena biografía resulta, en este sentido, una anomalía. En Miguel Primo de Rivera. Dictadura, populismo y nación, Alejandro Quiroga Fernández de Soto intenta reparar este vacío. Como él mismo reconoce en la introducción, a partir del personaje pretende contar la España de la Restauración y de la dictadura de 1923-1930. Aunque el autor defina su obra como una biografía y la enmarque en el desarrollo del denominado giro biográfico, no se trata, en puridad, de una biografía del dictador, sino más bien de una biografía de la figura del dictador y de su tiempo. El Primo de Rivera de Quiroga no es, en casi ningún momento, de carne y hueso. No se produce aquello que Siegfried Kracauer pedía a los historiadores, esto es, devolver los muertos a la vida.

La insistencia en el asesinato de enemigos políticos y el uso en África de armas químicas fundamentan una visión esencialmente negativa de su figura. Quiroga traza, asimismo, una clara continuidad entre las dictaduras de Primo y Franco

La falta de vida en las páginas del libro no lo convierte, sin embargo, en ininteresante. Al lado de una relativa desmitificación —sobre las aficiones del militar al juego, el alcohol y las mujeres—, se insiste en un par de características fundamentales: el nacionalismo autoritario y el populismo. Miguel Primo de Rivera fue, en palabras del autor, un político de uniforme, adepto a la propaganda y mentiroso compulsivo; en fin de cuentas, “el inventor del populismo de derechas en España”. Su dictadura es caracterizada, no siempre de manera totalmente convincente, como más represiva y próxima al fascismo de lo que historiadores precedentes admitieron. Y, sobre todo, como corrupta. La insistencia en el asesinato de enemigos políticos y el uso en África de armas químicas fundamentan una visión esencialmente negativa. Quiroga traza, asimismo, una clara línea de continuidad entre las dictaduras de Primo y Franco.

La obra está dividida en dos partes, cada una de ellas con cuatro capítulos. La primera adopta una estructura cronológica: de 1870 a 1920 (los 50 primeros años de Miguel Primo de Rivera, natural de Jerez de la Frontera), de 1920 a 1923 (‘La forja de un golpista’, titula el autor este capítulo, a la manera bareana), de 1923 a 1925 (‘El Directorio militar’) y 1925-1930 (‘El Directorio civil’). Se priman, atendiendo al enfoque general del autor, los años de la dictadura. Se echa en falta, en ocasiones, un tratamiento más profundo del primer medio siglo de vida del personaje. La otra parte adquiere un armazón de cariz esencialmente temático. Mientras que el autor se ocupa en el capítulo quinto de la construcción de la figura carismática del “caudillo nacional” y el papel de las masculinidades, en el sexto se estudia el proceso de nacionalización de masas, vía adoctrinamiento, emprendido por el régimen y sus consecuencias negativas. El séptimo retoma la línea de la cronología y analiza la caída del dictador el 28 de enero de 1930, su sustitución por el general Dámaso Berenguer y la salida de España —”dolido y enfermo”—, hasta su fallecimiento en París en marzo de 1930. En el octavo y último se abordan dos cuestiones: la historiografía sobre el dictador y el régimen, y el tema de la memoria, con la polémica en torno a la estatua de Primo en la jerezana plaza del Arenal como colofón.

Miguel Primo de Rivera. Dictadura, populismo y nación es un libro interesante, bien documentado e informado y con hipótesis sugerentes, que intenta ofrecer una visión compleja y lo más completa posible de la década de 1920 en España —y, también, en Europa— y del militar. Dista bastante, sin embargo, de ser la biografía que merece, en realidad, un personaje de la importancia de Miguel Primo de Rivera en la historia de España. Nos sigue faltando una biografía que rezume vida.

Portada de 'Miguel Primo de Rivera. Dictadura, populismo y nación', de Alejandro Quiroga. EDITORIAL CRÍTICA

Miguel Primo de Rivera. Dictadura, populismo y nación

Autor: Alejandro Quiroga Fernández de Soto.


Editorial: Crítica, 2022.


Formato: tapa dura (416 páginas, 23,90 euros) y e-book (11,99 euros).

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