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‘Un fantasma en la garganta’, un texto orgullosamente hembra

Doireann Ní Ghríofa persigue las escasas huellas de Eibhlín Dubh Ní Chonaill, la célebre pero enigmática autora de un lamento fúnebre irlandés

Un fantasma en la garganta
Retrato de la escritora irlandesa Doireann Ní Ghríofa.Al Higgins

“Somos un eco que se desliza a través de una sucesión de habitaciones”, escribe el poeta Czeslaw Milosz. Con esa cita se abre Un fantasma en la garganta, un texto hermoso y reivindicativo dedicado a Eibhlín Dubh Ní Chonaill, autora de Caoineadh Airt Uí Laoghaire, un lamento fúnebre irlandés del siglo ­XVIII. Los versos que compuso ­Eibhlín Dubh evocando a su joven marido, muerto en una emboscada, se enlazan en un canto de amor y desesperación, ira y deseo: “Rápido, di una palmada, / y rápido, rápido, eché a galopar, / más rápido que nunca, hasta tenerte ante mí, asesinado / junto a un pequeño tojo corvo / sin papa, obispo, / clérigo u hombre santo / que te leyera unos salmos antes de morir, / tan solo una vieja bruja arrugada / que te cubrió con un chal andrajoso. / Amor, tu sangre manaba en cascadas / y yo no lograba enjugarla, no lograba limpiarla, no, / no, mis manos se tornaron copas y oh, la bebí a tragos”, dice una de sus estrofas.

Caoineadh Airt Uí Laoghaire, considerado uno de los grandes textos de Irlanda y Gran Bretaña, pasó de la tradición oral a la escrita en el siglo XIX. Fue otra mujer, Norrie Singleton, también conocida como Nóra Ní Shíndile, quien se encargó de transcribir las voces, que hasta entonces habían volado como pájaros de boca en boca. Hoy, una vez más, es una mujer, la poeta Doireann Ní Ghríofa, quien regresa al poderoso lamento amoroso, aunque para detenerse en esta ocasión en la figura de su autora, Eibhlín ­Dubh, tan desconocida como célebre es su obra. No es casual que sean mujeres las que rescatan del olvido a Eibhlín Dubh. Son mujeres, a menudo, las que se obstinan en dar cuerpo a quienes fueron despojadas de él por la memoria oficial, escrita y fijada por hombres.

Apenas hay evidencias de la vida ni de la muerte de Eibhlín ­Dubh, como si el sobrecogedor lamento fúnebre que creó hubiese sido su lápida. Se sabe dónde están enterrados su esposo, su hijo y su nieto, pero se desconoce dónde se ubican sus huesos. Si creó otras obras, se han perdido. Su huella es tan leve que hay quien ha desdibujado su autoría hasta describir el Caoineadh como una recopilación de lamentos populares. Virginia Woolf describió con ironía ese comportamiento en Una habitación propia: Anónimo era una mujer.

La reconocida poeta Ní Ghríofa emprende en Un fantasma en la garganta la búsqueda de la olvidada Eibhlín Dubh. Rastrea textos, correspondencia, noticias de sus descendientes… Aunque solo consigue fragmentos, muy escasos, no ceja. Leer un poema es muy distinto a ser leída por él. Es la diferencia que separa lo inerte de la vida. De la misma manera que el Caoineadh reverbera en sus días, Ní Ghríofa entrega su propia experiencia como poeta, como madre, como amante, como mujer para combinar los fragmentos rescatados en un latir sutil pero vigoroso. El resultado es lo que ella denomina desde la primera línea un texto-hembra, un híbrido de investigación, memoria y ensayo, escrito con tinta oscura y con las pálidas sílabas que esboza la leche materna.

Los embarazos, la lactancia y la crianza de los cuatro hijos de Ní Ghríofa se unen con total naturalidad en la biografía, intensa y poética, que traza de Eibhlín Dubh. Hay una suerte de transmigración entre dos mujeres poetas del siglo XXI y del siglo XVIII. Cada una ilumina la vida de la otra.

La obra es el eco de un texto compartido por un sinfín de mujeres en un sinfín de habitaciones a lo largo del tiempo

La vivencia de lo doméstico es el compost de Un fantasma en la garganta: el deseo, la menstruación, el parto, la lactancia, el jardín, las abejas polinizadoras, las mudanzas, las coladas, las vacunas… El eco de un texto compartido por un sinfín de mujeres en un sinfín de habitaciones a lo largo del tiempo. El cuerpo, lejos de presentarse como un lastre para la reflexión, revela ser el tejido donde está escrito lo obliterado en la transmisión cultural. A partir de él, Ní Ghríofa traduce cada fragmento que ha sobrevivido y lo proyecta en un todo orgánico. Haber sido obligadas a permanecer en los márgenes durante siglos ha otorgado a las mujeres otra manera de mirar, otra manera de pensar, otra manera de leer, otra manera de escribir. Eso que Hélène Cixous llama el pensamiento encarnado y que está configurando una nueva e interesantísima forma de ensayo, reacia al academicismo, donde lo vivencial y lo universal se unen para, como decía William Blake, abarcar el infinito en la palma de la mano.

Un fantasma en la garganta, el primer libro en prosa de Doireann Ní Ghríofa, se cierra con el poema Caoineadh Airt Uí Laoghaire en gaélico, en la traducción al inglés que realiza la propia Ní Ghríofa y en la versión al español que lleva a cabo la traductora de la obra, Patricia Gonzalo de Jesús.

Portada de 'Un fantasma en la garganta', de Doireann Ní Ghríofa. EDITORIAL

Un fantasma en la garganta

Autora: Doireann Ní Ghríofa.


Traducción: Patricia Gonzalo de Jesús.


Editorial: Sexto Piso, 2023.


Formato: tapa blanda (276 páginas. 21,90 euros).

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