‘Alma, nostalgia, armonía...’ y gente que lee diccionarios
Soledad Puértolas y Elena Cianca reflexionan sobre los vocablos en español y el espacio dinámico y mutante en el que viven y mueren
Un rasgo de la literatura de nuestros días es su inclinación a mirarse el ombligo y ocuparse de sí misma. Cierto que este ejercicio arranca de atrás: ahí están Don Quijote y Sancho dirimiendo con Sansón Carrasco, en la segunda entrega de sus aventuras, los desajustes argumentales de la primera; o Thomas Kyd utilizando el recurso del teatro en el teatro, asimilado enseguida por el drama isabelino. Nunca antes, sin embargo, se había llegado a los extremos de hoy, si es que la presbicia nos deja ver con nitidez las cosas próximas. No debe extrañarnos, pues, que Soledad Puértolas, narradora y miembro de número de la RAE, y Elena Cianca, lexicógrafa en esa institución, ofrezcan una reflexión sobre las palabras, sus peripecias en el habla, su uso por parte de escritores de distintas épocas y, en fin, el registro que de ellas han hecho los sucesivos diccionarios, desde los pioneros Tesoro de la lengua castellana o española (1611), de Sebastián de Covarrubias, y Diccionario de autoridades (1726-1739), de la propia Academia, nacida precisamente con ese objetivo.
Especifica Puértolas en la introducción que ha querido hablar de las palabras con naturalidad, tomando de modelo a Montaigne. El empeño es loable, pero también comprometido, porque la prosa del bordelés fluye sinuosa en cauces holgados y en torno a asuntos que van y vienen, no para inscribir un pensamiento ya constituido, sino para que este se vaya haciendo sobre la marcha, sin los tirantes que operan cuando hay, según sucede aquí, un tema y unos límites establecidos.
No es fácil explicar el contenido de este volumen, y su título ayuda poco. Alma, nostalgia, armonía y otros relatos sobre las palabras nos induce a pensar que alma es un relato, nostalgia es otro, armonía otro, en la línea, hoy muy socorrida, que entiende por “relato” la construcción ideológica de un proceso según intereses propios más que la narración pormenorizada de un hecho.
La académica de la RAE y novelista ha querido hablar de las palabras con naturalidad, tomando de modelo a Montaigne
Estructuralmente, el libro consta de dos secciones muy diferentes, cada una de una autora. La de Soledad Puértolas es la parte del león: un recorrido creativo por la vida interna de algunas palabras, dispuestas en hilos generados caprichosamente, a raíz de ciertas preguntas y observaciones infantiles que le formularon a la autora sus hijos y, años después, sus nietos cuando comenzaban a navegar por el lenguaje. Al cabo, en el principio fue el verbo. Se incluyen, esparcidos aquí y allá, numerosos fragmentos literarios, de Berceo a Azorín o a Vargas Llosa, al modo de las lecciones de cosas en que nos embutían de niños los saberes esenciales acerca del mundo, o de las crestomatías que diluían enseñanzas morales o de otra índole en excipiente literario (al margen de que dicho excipiente se alzara él mismo como un principio activo de naturaleza estética).
Elena Cianca despliega en la segunda sección un conjunto de notas, instrumentales y vicarias, sobre determinados contenidos de la primera. Y, al igual que Puértolas incorporaba, diseminada, una antología de textos ejemplificadores, como actualización posmoderna de lo que hiciera tres siglos atrás el Diccionario de autoridades, Cianca vuelca, con parecida finalidad, entradas de diccionarios como el citado, el de Terreros, el de Gaspar y Roig, el Diccionario de la lengua española de la RAE en sus diversas ediciones... Todo ello a propósito de palabras como persona, enfermedad, nostalgia, identidad o misterio, enlazadas en el espacio dinámico y mutante en el que viven y mueren —también ellas lo hacen—, dejando rastro de su pasada existencia en las obras literarias y en los nutridos lexicones. De lo cual da cuenta, con limpieza y justeza expresivas, este libro.
Alma, nostalgia, armonía y otros relatos sobre las palabras
Autor: Soledad Puértolas y Elena Cianca.
Editorial: Anagrama, 2022.
Formato: tapa blanda (624 páginas, 25,9 euros)
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