‘Sólo sombras’, gabinete de curiosidades

Resulta agradable para la imaginación releer un libro, o contemplar de nuevo una obra de arte, sin que se entrometa la vorágine del autor. Desearíamos no conocer a esa mujer, a ese hombre, al que podríamos estar poniendo del derecho y del revés continuamente, y buscar, esto sí, el enigma de su poesía, la esencia de un relato, unas cartas, una pintura, el mármol. Saldar por nuestra cuenta los límites entre lo personal y lo incontrovertible de aquellas verdades creadas, más allá de toda justicia cultural. La lectura de Sólo sombras es un aprendizaje de cómo hacerlo, pero aquí en lugar de una obra de arte es el autor, ese “agente inhibidor”, el que acaba atrapado en la gota de ámbar, listo para el escrutinio. El libro es una colección de silhouettes —más bien un gabinete de curiosidades humanas— de seres fútiles, patéticos, maniáticos o grandiosos, recreados por Alvar González-Palacios (Santiago de Cuba, 1937), uno de los últimos referentes vivos de las artes decorativas y el mobiliario italiano del XVII al XIX.

También la vida de este connaisseur y divulgador cultural es palpablemente la de un espíritu desplazado que se alboroza en la ilusión de la historia. Pasó su primera juventud en Cuba y mientras estaba de viaje de estudios por Italia estalló la sublevación contra la dictadura de Batista. Enseguida comprendió que el exilio forzoso, primero en Florencia y después en Roma, solo podía ser trocado por la ganancia imaginativa que le iban a proporcionar las bellas artes. Asistió a las clases de Roberto Longhi, conoció a Bernard Berenson e intimó con Mario Praz, tres inteligencias extraordinariamente dedicadas a observar la obra de arte como “el único documento”, el resto era “partitura”.

De los muchos libros de AGP, existen únicamente dos en castellano, su biografía Semillas secas. Infancia y juventud en Cuba, 1936-1957 (2018), y su ya canónico Historia del mueble (1975), y ahora nos llega Sólo sombras (Elba, 2022), poblada y compleja colección de vite que el autor ha revoloteado “sea en la realidad o en el reino de la imaginación”. El volumen, que cualquier lector apreciará, está escrito con nula severidad, maravillosamente.

Reyes y princesas, nobles y mundanos, artistas, actrices, críticos y escritores son seleccionados caprichosamente para ser sujetos de estudio

Reyes y princesas, nobles y mundanos, artistas, actrices, críticos y escritores son seleccionados caprichosamente para ser sujetos de estudio, proyectados sus contornos por la candelaria de la fantasía de AGP, y fijados más verosímilmente en las páginas como “cabecitas huecas, sólo sombras”. Aclara su autor en la introducción que estos perfiles nacen de una inclinación a la relectura, “quizás sea éste uno de los síntomas de la vejez cuando identificarse con los recuerdos puede hacernos perder el sentido de las circunstancias o redescubrir hechos desconocidos para nosotros mismos”.

Hermanados bajo epígrafes —'El alma ibérica’, ‘Mujeres en el poder’, ‘Personajes en pose’ son solo algunos—, conocemos entretenidos acontecimientos de las vidas de Fernando de Médicis, Catalina II, Hemingway, Canova, John Soane, la duquesa de Berry (“graciosísima enanita que recogió el eterno femenino de la época”), María Félix (“cerca de mi mesa noté enseguida los magníficos huesos que enmarcaban dos ojos admirables, de lo que quedaba una gran belleza”), Federico el Grande (“sus perras tenían nombres clásicos y conservó el esqueleto del último caballo que montó, Condé), Borges (”una presencia que resultaba tediosa en su constante afectación”) o el “exótico” Basquiat, cuya obra AFG conecta a la mitología cubana y a la pintura de Wifredo Lam.

Entre las sombras más entrañables, la de Mario Praz es la más alargada. Una excursión en taxi lleva a los dos amigos a un cine de extrarradio en Roma para ver Gruppo de familia in un interno (Confidencias), de Visconti, pocos días después del estreno, en 1974. “El papel del profesor estaba confiado a Burt Lancaster, que sólo idealmente estaba inspirado en el erudito autor de La casa de la vida. Praz —escribe AGP— no sabía bien quién era y me preguntó si era un actor de wésterns o un trapecista (…) ¿y por qué ha puesto todas esas copias de cuadros famosos que no han pertenecido jamás a persona alguna? Yo tengo cuadros de verdad, no copias. ¡Y esa gente tan horrible! Teresa, mi criada, no tiene nada que ver con esa Erminia de Visconti”.

Sólo sombras 

Autor: Alvar González-Palacios.

Traducción: José Ramón Monreal.

Editorial: Elba Editorial, 2022.

Formato: tapa blanda (372 páginas. 24 euros).

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