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Cicatrices ucranias: el fotógrafo que intenta parar la guerra con sus imágenes

Las fotografías de Mark Neville son una llamada a la acción en defensa del Estado soberano, donde quedan reflejados los traumas de un pueblo sometido durante años a la amenaza y al abuso de poder del Kremlin

Miembros del coro de la Iglesia ortodoxa de Kiev-Pechersk Lavra, 2017.
Miembros del coro de la Iglesia ortodoxa de Kiev-Pechersk Lavra, 2017.Mark Neville

“Si Rusia deja de luchar no habrá guerra. Si Ucrania deja de luchar no habrá Ucrania”. La frase es del político alemán Heiko Maas y resuena con más fuerza que nunca ante los últimos acontecimientos provocados por el delirio del autócrata Putin. Un desenlace que muchos previeron, entre ellos el fotógrafo Mark Neville (Londres, 1966) quien quiso contribuir a su detención a través de un libro: Stop Tanks With Books.

“Los libros no pueden parar tanques, no pueden parar una guerra”, aseguraba un amigo al fotógrafo. Sin embargo, mientras más de 100.000 soldados rusos aguardaban ordenes en la frontera de Ucrania, Neville decidió seguir adelante con su proyecto de acuerdo con su línea, donde se mezcla la fotografía documental con el activismo más directo. Confía en la capacidad de los lectores para desarrollar una relación emocional con los libros. “Esto es algo que no ocurre con los periódicos o internet”, destacaba hace unos días el autor en The Guardian. “Puede bastar una sola canción pop o un poema para cambiar la forma en que la gente observa un conflicto”.

Publicado por Nazraeli Press y distribuido por Setanta Press, el monográfico se imprimió con apremio hace apenas un mes. De él fueron enviadas, de forma gratuita, 750 copias a políticos, embajadores, celebridades, negociadores y medios de comunicación de la comunidad internacional. Una llamada explicita a la acción, que exigía la retirada de las tropas rusas de Crimea —anexionada por Rusia a través de un referéndum considerado ilegal— y de los territorios ocupados de Lugansk y Donetsk, en la frontera este de Ucrania, con el fin de evitar una mayor y más cruenta invasión. Lamentablemente no pudo ser. Se ha intensificado un conflicto que comenzó hace ocho años y cuyo coste se situaba, en el momento del lanzamiento del libro, en más de 14.000 vidas y en 2,5 millones de desplazados.

Neville se encontraba el pasado lunes en Lviv, al oeste de Ucrania, tras haberse visto forzado a abandonar su casa en Kiev, donde había fijado su residencia desde 2020 con el fin de poder empatizar más con la población, experimentando sus mismas ansiedades. “La gente aquí es la más valerosa y resiliente que he conocido. Nunca entregarán su tierra y nunca serán derrocados”, advertía el autor británico en su cuenta de Instagram. Su idilio con este país de la Europa oriental, que alcanzó su independencia hace treinta años, comenzó en 2015, tras la publicación de otro de sus monográficos, Battle Against Stigma (2015-2018). Un libro concebido con el fin de ayudar a aquellos que, como ocurrió con el propio autor, regresan de los escenarios bélicos con distintos tipos de alteraciones mentales.

Puesto de control 'Stalingrad’ en Avdiivka, Donetsk, 2016.
Puesto de control 'Stalingrad’ en Avdiivka, Donetsk, 2016.Mark Neville

El fotógrafo fue diagnosticado con el trastorno de estrés postraumático (TEPT) tras pasar tres meses empotrado con los paracaidistas británicos en Heldman, Afganistán, como oficial artista de guerra bajo la orden del Museo Imperial de la Guerra de Londres. Aquella experiencia le supuso dos años de terapia y medicación. Así, resultó una grata sorpresa para él cuando el Hospital Militar de Kiev le contactó con el fin de facilitar una traducción de su libro al ucraniano para ser distribuido entre sus pacientes veteranos. “Cuando llegué a Ucrania por primera vez, inmediatamente entendí que se trataba de un país traumatizado por la guerra. Incluso en la moderna capital de Kiev sentí y vi en los rostros de la gente el peso de un conflicto librado con violencia a 600 kilómetros de distancia. Pude reconocer su trauma, un reflejo de mi propio camino”, escribe el británico.

Al mirar esta poderosa galería de retratos que compone el libro, no se puede evitar preguntarse qué habrá sido de sus protagonistas, por el destino que les aguarda bajo la atroz realidad de la barbarie. Por la mujer que fuma sentada en un banco de la ciudad de Myrnohrad mientras sujeta una ajada cartera que parece contener valiosos documentos, y que permanece totalmente indiferente a la mirada del fotógrafo. Por los mineros que trabajan en la región del Donbás, o los alegres bañistas de Odesa, algunos de los cuales llegan allí tras un viaje de 12 horas en autobús, habiendo gastado los ahorros de todo un año para su descanso. El autor pudo comprobar cómo en las poblaciones cercanas a la primera línea de combate las secuelas psicológicas causadas por el miedo y el estrés son aún más evidentes. A lo largo de estos últimos años ha entrevistado a muchas familias que habían sido forzadas a abandonar sus hogares en Donbás. Gente que “había sido testigo y experimentado un horror inimaginable, que literalmente no tenía nada: ni posesiones, ni seguridad, ni un salario, ni una pensión, ni esperanza. Y aún así ni una vez me pidieron ayuda, ni dinero. Solo querían contarme su historia”, escribe Neville.

Mujer fumando en un banco en Myrnohrad, Donetsk, 2021.
Mujer fumando en un banco en Myrnohrad, Donetsk, 2021. Mark Neville

El libro ha sido editado por el escritor, comisario y artista británico David Campany. Incluye obra en blanco y negro y color así como una serie de relatos cortos sobre el conflicto, escritos por la novelista ucrania Lyuba Yakimchuck. En las fotografías se aprecia el sello distintivo del artista, que en 2020 figuró entre los nominados al prestigioso premio de la Deutsche Börse Photography Foundation. Un estilo donde lo teatral se ve atenuado por la empatía del autor hacía sus sujetos cuya humanidad y fragilidad queda acentuada. Trabaja con una cámara analógica, y siempre trata de conversar y entablar una conversación con el sujeto antes de disparar, regresando una y otra vez al lugar para que la gente se familiarice con él. Un método que, en cierta forma, resulta la antítesis del fotoperiodismo. Retratos ricos en detalles que desvelan la intención del autor por crear un documento histórico sobre los habitantes de “un conflicto que hemos elegido ignorar durante ocho años”.

“Me gusta Rusia. Tengo muchos amigos rusos y me encantaría exhibir mi obra allí. No obstante soy consciente de que este libro bien podría impedirme volver a obtener un visado para visitar el país”, destaca el autor en el libro. " Los principios solo significan algo cuando uno se apega a ellos en el momento en que resultan inconvenientes. Esta guerra debe terminar, y todos tenemos la responsabilidad de luchar contra el imperialismo agresivo, bien sea americano, británico o, como en este caso, ruso”.

Stop Tanks With Books. Mark Neville. Nazraeli Press. 188 páginas. 54 euros.

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