Un buen mal policía
Javier Cercas relata en ‘Independencia’, su segunda novela negra, un caso de extorsión sexual a la alcaldesa de Barcelona que le sirve para desplegar una dura crítica a la élite política y económica catalana.
Con todo el ruido del mundo, Javier Cercas desembarcó en grupo editorial y con el premio mejor dotado y más comercial, el Planeta. Y lo hizo, para más estruendo, con un libro de género, Terra Alta, y metiéndose en todos los charcos posibles. El que un escritor prestigioso decida hacer una novela negra siempre arruga las mismas narices. Muchos escritores creen que la cosa consiste en meter un muerto y un detective. La mayoría de esos escritores alumbran libros muertos. No fue el caso de Cercas. Hizo su policial comprometido con concepto de decencia libresca y ciudadana. Era un policial y era Javier Cercas. También es así en Independencia.
De hecho, muchos de los mecanismos del policial no son ajenos a la literatura de su autor. Soldados de Salamina, Anatomía de un instante o El impostor no son sino relatos en los que el narrador, el protagonista y también el lector asisten e impulsan el desvelamiento de la verdad. Y al mismo tiempo le permiten seguir explicando —otra de sus obsesiones y puro género negro— los mecanismos de poder de una sociedad.
En la novela hay un entramado de personajes y subtramas que la solvencia del autor levanta en todo momento sin ceder al piloto automático
Llega ahora la segunda entrega con el héroe oculto de Cambrils, Melchor Marín. Hay un chantaje por un vídeo sexual a la alcaldesa de Barcelona y un entramado de personajes y subtramas —el macguffin de las actividades extraescolares de Cosette, la hija de Marín, es perverso— que la solvencia del autor permite levantar en todo momento sin ceder al piloto automático. Hay trucos de mago como que Cercas nos hace leer y (des)leer la misma novela. Nos habla, por ejemplo, de una alcaldesa de Barcelona, de una imagen concreta que se tiene de ella. No es Ada Colau, sino su sucesora. Su ideario político, su pasado no es el mismo, pero el talento de Cercas nos hace sintonizar a la vez dos canales televisivos: lo que nos dice y lo que no hace falta que nos diga. Otro acierto es hacernos leer en presente inmediato hasta que, en un momento dado, caemos en la cuenta de que estamos unos años por delante, que hubo una pandemia, pero que la realidad inventada es el poder del escritor.
El arribismo y su absoluta imposibilidad de éxito. La necesidad de ser aceptado, lo despiadado de las élites políticas y económicas catalanas, la falta de ética y de justicia en la gestión de lo público están en esta novela de aliento carvalhesco. Tanto en su voluntad de reflejar mediante la ficción policial un aquí y ahora de nuestra sociedad como en el desarrollo narrativo más por la vía de las conversaciones que por la acción de los personajes. Aquí las cabezas maniobran, enredan, matan y resuelven. Y la novela funciona como ficción, como noticias de hoy y como posicionamiento de su autor. En ocasiones ese compromiso notarial con la realidad es demasiado exhaustivo, en detrimento del espíritu gamberro del género. También es un tanto conflictiva la construcción del protagonista. El narrador, el propio protagonista, tiene una percepción de sí mismo que se contradice con lo que Cercas nos explica. Marín no es un buen policía. O, al menos, a veces deja de serlo cuando decide que la justicia se le queda corta o es lenta y decide ejercerla él con violencia extrema. Ahí hay un desgarro, un conflicto, una falla inmensa que Cercas no nos enseña. O es un psicópata en el que Jekyll ni sospecha que existe Hyde, o hay un cortocircuito en lo verosímil. Como no albergamos dudas sobre el futuro de Marín como bibliotecario, esperaremos nuevas entregas al respecto.
‘Independencia’, de Javier Cercas, se publica el 3 de marzo.
Independencia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.