¿Qué podríamos hacer las mujeres?
Pensábamos que la última palabra estaba en manos de una madre naturaleza que había acelerado su respuesta a tanto abuso y resulta que queremos ganar la partida destruyéndonos los unos a los otros
Es escritora y guionista. Trabajó en RNE toda la década de los 80. Ganó el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil por 'Los Trapos Sucios' y el Biblioteca Breve por 'Una palabra tuya'. Otras novelas suyas son: 'Lo que me queda por vivir' y 'A corazón abierto'. Su último libro es 'En la boca del lobo'. Colabora en EL PAÍS y la Cadena SER.
Pensábamos que la última palabra estaba en manos de una madre naturaleza que había acelerado su respuesta a tanto abuso y resulta que queremos ganar la partida destruyéndonos los unos a los otros
En tiempos en los que tanta víctima real necesitaría ser escuchada o que se les prestara un tiempo de ayuda terapéutica, los hay que abaratan la palabra “trauma” y llaman así a cualquier inconveniente de la vida
Me sumerjo en la prensa y es como si me enfrentara a dos países diferentes, el de los que se toman un tiempo irritante en deshojar la margarita y el de aquellos a los que, por sufrir una situación vital angustiosa, el tiempo se les hace eterno
La sabiduría que dan los años debería servir para percatarse de cuándo se está malbaratando el crédito prestado
Lo que hemos hecho las mujeres ha sido imitar los parámetros del éxito de los hombres, no con aspiraciones colectivas sino desacomplejadamente individuales
A las chicas de la radio nos sorprendía aquella mujer arrebatada que había roto con su vida anterior y que mostraba tan abiertamente una ambición por llegar a lo que ella creía lo más alto
En este momento en que la lucha por la igualdad de las mujeres, una vez más, ha mostrado que el tufo retestinado proviene de un problema sistémico, hay hombres que toman el banderín de enganche
Ahora mismo sufrimos la esperada reacción a lo que han sido tiempos de avance, reacción que, por cierto, de momento han frenado las urnas
Me gusta pensar que puedo tener amigos conservadores que sean sensatos, que no cambian la realidad a su antojo según les va la feria en las urnas
Hay una España para la cual la vehemencia no es sinónimo de injuria. La clase política debería andarse con cuidado y no apelar a lo bajuno ni a la ira para obtener réditos
Esta campaña nos ha dado numerosas muestras de cuánto molesta la irrupción de las mujeres en la vida pública, ojo, cuando están en el bando contrario
Creer que la causa de las mujeres es ajena a la voluntad de mejora de un mundo cada día más amenazado por la codicia y el nihilismo de quienes no piensan ni en el futuro de sus nietos es empobrecerla
Me sorprendió la vehemencia con que Sémper, este hombre bienhumorado, quiso denunciar el puritanismo izquierdil. El problema es que sus ejemplos concretos no se ajustaban a lo que se llama censura, prohibición o cancelación
No pude evitar pensar en nuestra campaña electoral como una muestra extraordinaria de esa incontenible vanidad que nos lleva a ser golosamente autorreferenciales
Habría que revisitar los singulares mítines del Alfonso batallador y faltón para tranquilizar a estos viejos socialistas que temen por la deriva radical populista del PSOE
No era aún el presidente Berlusconi, pero ya había conseguido dinamitar la cultura popular en Italia; ahora, se disponía a hacerlo con alegría en España
En ‘La mala costumbre’, Alana S. Portero habla de una adolescente marica que, llegada del barrio obrero de San Blas a Chueca, podía permitirse el lujo de acariciarse con un chico por vez primera en público
Garzón, el que ha sido ministro de una cartera sin dinero, trajo al debate público asuntos que ya están en la agenda de países más avanzados que el nuestro en materia medioambiental
Esta estrategia de acabamiento del adversario en la que todo vale, tanto la mentira como la siembra de la sospecha, no sale del todo gratis a quien se acoge a ella
La insidia política tiende a distraernos de lo urgente y enfangarnos en debates tramposos
Lo paradójico es que el empeño por esconder los desmanes del monarca haya acabado por destapar el marrullerismo y la nula transparencia del régimen que se decía proteger
Hay en el relato de Carme Elias que se mueve entre los recuerdos de acero del pasado y los ingrávidos de la memoria reciente una generosidad incomparable, una conciencia de dejar por escrito la esencia de una misma antes de perderse en las brumas
Habitando como lo harán en la era de las restricciones, maldecirán la forma de vida de sus antepasados
Qué desperdicio cuando alguien tiene delante a una persona experimentada y en vez de atender, juzga. Luz Casal fue una diosa en el escenario y lo sigue siendo
Es desolador que aún no se haya creado una mesa a la que se siente el Gobierno andaluz, el de España y científicos y técnicos que sitúen el problema en sus verdaderas proporciones sin esperar a que venga Europa a multarnos
Abundan esos nostálgicos de pacotilla que rememoran aquella libertad que dejaba sitio a los chulos para robársela a los débiles o socialmente excluidos
Hay en nuestra memoria algún recuerdo inquietante de la niñez: ese momento en el que nos separábamos del grupo para acudir dóciles al requerimiento de un adulto que nos llevaba a un aparte, ¿qué habría ocurrido si finalmente no hubiéramos sentido el impulso de salir corriendo?
El ciudadano Tamames está mayor porque lo es, pero lo que yo escuché de su boca está al alcance de los oídos de cualquiera no solo dicho por Vox sino por la derecha
No hay un plan trazado o no se nos cuenta cómo atajar esta violencia porque cuando quien agrede es un menor nos quedamos sin discurso
Es triste que se piense que la población, en su conjunto, es incapaz de obtener placer y darlo, incluso de sentirse en la gloria si el amor se da cita en el encuentro
Siguiendo la estela de Grace Paley debiéramos también las escritoras encontrar nuestra propia forma de expresión para no estar cautivas de una jerga que apela más a un grupo privilegiado que a la diversidad
Hoy percibo a mi alrededor una obsesión enfermiza por preparar a los niños para la gran competición futura en el mercado laboral.
La buena literatura infantil debe tener algo transgresor, subversivo y no pedagógico, para que los niños sientan que entran en un terreno de plena soberanía
Observo a un Gobierno que asegura no querer romper su coalición, al tiempo que no cesa de lavar los trapos sucios a los ojos de cualquiera, incluidos sus posibles votantes
Era un hombre de un prodigioso talento visual, un artista que se entregó como solo los niños saben hacerlo a sus juegos
Parece que hemos establecido una división insalvable entre pecadores e inocentes, así que más vale apuntarse al señalamiento de cualquier chivo expiatorio para situarnos en el bando de los libres de pecado
Es necesario ver ahora el caso del pub sevillano para observar de qué manera participó un país en el linchamiento de Javier Gurruchaga, Jesús Vázquez, Manuel Rico Lara y Jorge Cadaval
Como siguiendo los consejos de un libro de psicología baratuna estamos dispuestos a creer que comerciar con cualquier asunto privado nos alivia y nos empodera
Las que no tuvimos educación sexual, las que nos buscamos la vida en soledad, no vamos a permitir que un señor que dice no saber mucho de embarazos quiera estrechar los derechos de las mujeres
Al no conseguir el puesto que ambicionaban, los hombres de poder se sienten arrinconados y buscan cobijo en el adversario. ¿Responde esta reacción a una ideología o al despecho?