América Latina dibuja su futuro para acelerar el crecimiento económico con equidad
Cientos de líderes y expertos debaten en el Foro Económico Internacional América Latina y el Caribe, organizado por CAF, el Grupo PRISA y WIP en Panamá, sobre los retos de la región, de la transición energética, la cohesión social, la lucha contra el crimen o la integración territorial
El crecimiento es la condición de necesidad del bienestar social y económico, pero este postulado hoy solo puede pasar por un camino, el de la equidad y el desarrollo sostenible. Por esta razón, el futuro inmediato de América Latina y el Caribe es un espejo en el que se mira también el resto del mundo. La región tiene la urgencia ineludible de acelerar el incremento de su PIB, que este año se situará en un 2,5%, por debajo del promedio global. Ese objetivo, sin embargo, encierra también una serie de retos cruciales como la transición energética, la cohesión social, la lucha contra el crimen organizado o la integración territorial. Estas son las reflexiones de fondo que mueven el Foro Económico Internacional América Latina y el Caribe organizado en Ciudad de Panamá por CAF-banco de desarrollo de América Latina y el Caribe, el Grupo PRISA y World in Progress (WIP).
La primera jornada del cónclave, a la que han asistido este miércoles unos 1.500 participantes, ha ahondado en el diagnóstico y ha repasado los desafíos de un panorama económico en el que se entremezclan inquietudes y esperanzas. De los equilibrios políticos que acechan el subcontinente —el presidente anfitrión, José Raúl Mulino, ha reivindicado sin matices la soberanía del Canal de Panamá ante las amenazas de Donald Trump— a los problemas estructurales como la violencia, que además de asfixiar a la población supone una carga monumental para las arcas públicas y privadas. Pero también las oportunidades. Como ha subrayado Sergio Díaz-Granados, presidente ejecutivo de CAF, esta es una región “de soluciones” que, además, tiene todos los recursos necesarios para crecer, ha recordado el presidente de PRISA, Joseph Oughourlian al advertir sobre la falta de “ahorro privado e inversión”.
La búsqueda de soluciones fue precisamente el hilo conductor del foro, que ha sido comparado con un “Davos latinoamericano” en distintas mesas. La pregunta se repetía de panel a panel: ¿cómo retomar la senda del crecimiento? Para distintos líderes regionales y muchos de los 250 ponentes de 15 países convocados en Panamá la respuesta solo se puede encontrar en América Latina y el Caribe, una suerte de laboratorio para la economía global. A partir de este consenso mayoritario se abre un camino para buscar fórmulas para crecer.
“La fractura que se está produciendo en nuestras sociedades se llama ruptura del consenso sobre la realidad, y a partir de esa ruptura es muy difícil ponerse de acuerdo”, enfatizó Pepa Bueno, directora de EL PAÍS, en un diálogo con economistas y expertos como Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente del Banco Mundial, o José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). Pero ese consenso existe y es un punto de partida fundamental, al igual que el acuerdo sobre la necesidad de aumentar la productividad. “El desarrollo no es una cuestión ideológica, no es ni de derechas ni de izquierdas. En un mundo tan polarizado como el de hoy, solo hay que entender que los Estados tienen un rol, las empresas otro, y cada uno tiene que hacer su parte”, indicó el presidente de Paraguay, Santiago Peña.
“Pero el asunto no es solo qué se produce, sino cómo se produce”, destacó por su parte Rebeca Grynspan, secretaria general de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, quien hizo hincapié en “una triada esencial para la región”: inversión en infraestructuras, digitalización y capacidades. Stanley Motta, presidente de la junta directiva de Copa Holdings, puso el acento en la cooperación entre el sector público y el privado y en la urgencia de invertir en empleos dignos y educación de calidad.
A estas perspectivas se añadió una reflexión sobre la integración regional de la mano del ex presidente del Gobierno de Italia Matteo Renzi. “¿América Latina y el Caribe deberían tener una relación diferente con Europa? Sí. ¿Pero debería seguirlo como modelo? Creo que no”, manifestó en referencia a los excesos de la burocracia que opacan en ocasiones el camino hacia el futuro. Y este es un momento clave en el que Latinoamérica tiene que centrarse en el futuro, inmediato y a medio y largo plazo. En una rueda de prensa al finalizar la última ponencia, Díaz-Granados advirtió de que el cambio climático es un lastre para el desarrollo que busca la región. “Nos toca prepararnos bien para lo que se viene. Solo el año pasado las pérdidas económicas por esta crisis rondaron los 7.000 millones de dólares”, lamentó.
CAF amplió un 15% su cartera entre 2021 y 2024 y los analistas de la institución esperan que este año mantenga la tendencia de aumentar un 5% más. “Somos la gran alcancía de Latinoamérica”, bromeaba Díaz-Granados. Preguntado por el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca y la salida del magnate republicano del Acuerdo de París, el presidente del banco fue cauto: “La ausencia de un sujeto tan importante como Estados Unidos claro que nos preocupa, pero tenemos que esperar a la evolución de estas decisiones”.
Los ecologistas no son los únicos que están cansados de que en los grandes foros climáticos queden reducidos a un saludo a la bandera verde. El ministro de Ambiente de Panamá, Juan Carlos Navarro, fue muy crítico en una de las sesiones paralelas con la falta de “urgencia” de los tomadores de decisiones. “Científicos y ambientalistas buscan la salida a la extinción mientras alrededor de nosotros destruyen el mundo. Hay una falta de urgencia, incluyendo a quienes van a dar ponencias en las COP. Miren lo que pasó en Cali…”, dijo aludiendo a que la COP16 quedó suspendida sin que se alcanzaran todos los acuerdos esperados. “Bienvenidos a la nueva realidad, el cambio climático es real. Pero, ¿son reales y efectivas las soluciones? No lo creo”, zanjó.
Para el ministro, las soluciones esenciales para paliar los estragos de la crisis climática son dos: dejar de destruir el planeta y su biodiversidad y agilizar la transición hacia las energías renovables. En 2024, Panamá perdió unos mil millones de dólares como consecuencia de la sequía. “Aunque somos un país carbono negativo [que absorbe más carbono del que emite], somos los primeros en pagar los platos rotos”, añadió. Este jueves, el debate continuará de la mano del sociólogo y experto en cambio climático Jeremy Rifkin, Laura Richardson, generala retirada del Ejército de Estados Unidos, o Rachel Adams, fundadora y CEO del Centro Global de Gobernanza de la Inteligencia Artificial.
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