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En colaboración conCAF

De Wall Street a las zonas más remotas de Guatemala, este hombre ilumina con energía solar su país

José Ordóñez, director ejecutivo de Kingo, regresó a Guatemala tras vivir en EE UU y en España, donde trabajó una década en el sector de las renovables. Su compañía lleva electricidad e internet a zonas rurales

Juan Ordoñez en Santa Elena Barillas, Guatemala, el 7 de marzo de 2024.
Juan Ordoñez en Santa Elena Barillas, Guatemala, el 7 de marzo de 2024.Sandra Sebastián

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Kingo es la empresa que cambia velas, querosén y leña por lámparas que se encienden con energía solar. Hace 11 años, Juan Fermín Rodríguez, un joven guatemalteco administrador de empresas y emprendedor, fundó esta compañía con la intención de proveer luz en los lugares más recónditos del país. Empezó en los departamentos de Alta Verapaz y Petén ambos al norte de Guatemala que, en ese momento, eran las zonas con menos cobertura eléctrica. El proyecto funcionó y poco a poco se expandió hacia otras áreas. Ahora, con una nueva administración, la compañía implementa desde hace año y medio el servicio de internet.

José Ordóñez es el actual director ejecutivo de la compañía. Luego del retiro de Rodríguez, este guatemalteco que había pasado buena parte de su vida fuera del país, decidió regresar para ponerse al frente del emprendimiento. Ordóñez estudió y se graduó de Leyes en la Universidad de Stanford, en Estados Unidos. Allí, inició su carrera en la banca de inversión de Wall Street y también trabajó en una empresa donde tuvo a su cargo el área de energía para Latinoamérica y aprendió sobre levantamiento de capitales. Después, se mudó a España, donde dirigió una compañía de energía renovable, y, tras 10 años en Europa, regresó y se unió a Kingo.

“Lo que (Juan Rodríguez) vio en campo fue la necesidad de llevar energía porque no había una solución muy cercana para que la red llegara a estas comunidades. Así que se le ocurrió esta idea y empezamos. La empresa es un startup de tecnología, es decir levanta capital riesgo en los mercados internacionales y así es como fondea su crecimiento”, le explica Ordóñez a América Futura en su oficina en Ciudad de Guatemala.

El sistema que promueven está diseñado para almacenar y canalizar la energía para que funcione como una red tradicional. Para esto, utilizan paneles solares, baterías de litio, circuitos electrónicos, convertidores y un software que les permite manejar y controlar todo de manera remota. Las opciones de servicio van desde el más básico, de 15 vatios, que sirve para iluminar la casa y conectar pequeños aparatos; intermedios, que permiten el uso de televisor y refrigeradora; hasta el más potente, de 900 vatios, que conecta computadora, tablets y todo un equipo digital.

Un trabajador de Kingo en el centro de operaciones de la compañía en Santa Elena Barillas, Guatemala, el 7 de marzo de 2024.
Un trabajador de Kingo en el centro de operaciones de la compañía en Santa Elena Barillas, Guatemala, el 7 de marzo de 2024.Sandra Sebastián

Lo novedoso de Kingo es que la luz se puede adquirir fácilmente en la tienda de la comunidad, en prepago y según el presupuesto se compra por día, semana (30 quetzales, el equivalente a 3,88 dólares) o mes (110 quetzales —14,24 dólares—). Los equipos, que se entregan en forma de préstamo a los clientes, constan de tres focos, un panel solar y un puerto USB para cargar dispositivos móviles y pueden ser instalados por los técnicos que tiene compañía en cinco departamentos del país. “Nuestro cliente lo que hace es que va a la tienda y el tendero que tiene nuestra app en la tablet o en el celular le vende tiempo de uso de energía. El proceso es muy similar al de comprar tiempo de aire para el celular. Después de pagar, el cliente recibe un código y se habilita el tiempo de uso del equipo”, dice Ordóñez.

Además de proveer luz a los hogares, la empresa implementó el programa “frío por servicio” que consiste en cobrarles a las embotelladoras una mensualidad a cambio de que sus congeladores o refrigeradoras estén funcionando y el producto se mantenga frío.

Internet, el nuevo servicio

Hace año y medio la empresa incursionó, además, en el mercado de internet coincidiendo con la llegada al país de Starlink, con la que se consiguió el permiso para ofrecerlo en Guatemala. “Empezamos un plan piloto que fue muy exitoso y que vimos que tenía una enorme demanda en las mismas comunidades en donde proveemos energía. Hoy estamos en pleno despliegue de ese proyecto. Estamos actualmente en 50 comunidades y nuestra idea es llegar a finales de este año a 250 más”, comenta Ordóñez.

Este servicio se controla desde una planta ubicada en carretera a El Salvador, al suroriente del país. Todo el diseño y la instalación en el campo fue realizado por Kingo y funciona sobre una montura de 1.200 vatios de energía.

La compra de tiempo de aire también es prepago y se adquiere, al igual que la luz, en la tienda del pueblo. “Este internet se vende a 4 quetzales por hora (algo más de 0,50 dólares), 7 quetzales por día (0,89 dólares) y 30 quetzales por semana (3,85 dólares). Funciona como una especie de café internet en el que la gente se congrega alrededor de la tienda y en un radio alrededor de 100 metros pueden navegar en su móvil. Así es como arrancamos. Es un servicio más básico”, indica.

El plan es instalar antenas sectoriales que les permita difundir la señal hasta un kilómetro a la redonda para que la señal de internet llegue a los clientes hasta su casa.

El equipo de Kingo posa con los equipos de energía solar en su sede en Ciudad de Guatemala.
El equipo de Kingo posa con los equipos de energía solar en su sede en Ciudad de Guatemala.Sandra Sebastián

Más conectividad y más servicios

Actualmente, esta compañía que ofrece energía básica, energía para empresas e internet satelital tiene presencia en Petén, Huehuetenango, Quiché, Alta Verapaz e Izabal, en 700 comunidades, con 250.000 usuarios. Además, desde hace cinco años llevaron sus servicios a La Guajira, en Colombia.

José Ordóñez cuenta que hay más planes de crecimiento y para diversificar sus servicios que surgieron luego de que el año pasado trabajaron con el Ministerio de Educación en un proyecto en el que dieron energía a 300 escuelas rurales.

“Hemos identificado 4.000 comunidades solo en los departamentos que mencioné que no tienen ni energía ni internet. El potencial de traer desde educación, cobro de remesas, cursos en línea o servicios financieros a estas comunidades es enorme. Ese es nuestro plan”, finaliza.

Un trabajador supervisa un equipo de Kingo.
Un trabajador supervisa un equipo de Kingo.Sandra Sebastián

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