Una nueva agenda de inversión para promover el crecimiento, la creación de empleo y el desarrollo sostenible en América Latina y el Caribe
El reto es considerable, ya que la inversión en la región se sitúa en torno al 20% del PIB, uno de los niveles más bajos de todas las regiones del mundo. Para lograrlo, es preciso trabajar en cinco líneas de acción
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América Latina y el Caribe cuentan con activos únicos y un gran potencial para un desarrollo fuerte y sostenible: albergan casi el 50% de la biodiversidad mundial, un tercio de su matriz energética proviene de fuentes renovables y tienen importantes reservas de materias primas críticas que son necesarias para la transición energética. Sus economías ofrecen oportunidades en diversos sectores, como la industria manufacturera, la agricultura, el turismo sostenible y las energías renovables.
No obstante, la pandemia del COVID-19, un contexto global complejo, y los persistentes desafíos estructurales de la región han ralentizado el progreso social y económico. Las desigualdades sociales son elevadas, en el 43% de los hogares todos sus miembros trabajan de manera informal y el 29% de la población vive por debajo de la línea de pobreza.
En la decimosexta edición de Perspectivas económicas de América Latina (LEO por sus siglas en inglés) 2023: Invirtiendo para un desarrollo sostenible proponemos que la región adopte una agenda de inversión ambiciosa para promover el crecimiento, la creación de empleo y un desarrollo inclusivo y sostenible.
El reto es considerable. El año pasado, la inversión en la región representó el 20% del PIB, uno de los niveles más bajos de todas las regiones del mundo. Para avanzar en esta agenda, las políticas públicas deberían centrarse en cinco líneas de acción:
1. Impulsar y favorecer la inversión en sectores estratégicos, en línea con las políticas de desarrollo productivo
Aumentar la inversión es clave para la generación de empleos y para la creación de valor agregado local en sectores emergentes. La salud y la economía del cuidado, los sistemas sostenibles de agricultura y alimentos, la transformación digital, y la transición verde, incluyendo por ejemplo el transporte sostenible y la economía circular, son áreas que presentan importantes oportunidades que los países y sus territorios podrían priorizar en el marco de sus políticas de desarrollo productivo. La inversión en infraestructura en energía, agua, transporte y telecomunicaciones será fundamental para aprovechar este potencial. La inversión en I+D representa un 0.65% del PIB en la región (frente al 2.7% en la OCDE). Es fundamental aumentar esta inversión, así como la destinada a la educación, especialmente en la formación de competencias necesarias para adaptarse a los cambios de la economía
2. Aprovechar la inversión extranjera para impulsar la innovación y el empleo de calidad
En 2022, América Latina y el Caribe se destacó como la región con mayores entradas de inversión extranjera directa en términos relativos, representando un 4% del PIB regional. Para elevar la calidad e impacto de esta inversión, es necesario que la inversión extranjera directa promueva una mayor transferencia de conocimiento y tecnología de las empresas extranjeras a las locales, y se oriente hacia sectores de energías renovables y actividades que generen empleo formal. Los beneficios de estas inversiones deberían ser gravados en las jurisdicciones donde se crea el valor.
3. Fortalecer los marcos fiscales y nuevos instrumentos financieros
La asignatura pendiente para financiar el desarrollo en la región es implementar reformas fiscales que promuevan sistemas tributarios y de gasto más eficientes y equitativos. En 2021, la relación impuestos/PIB era del 22% en América Latina y el Caribe, mientras que la media de la OCDE era del 34%. Es necesario fortalecer especialmente el acceso al financiamiento de las mipymes. Otra prioridad es fomentar herramientas financieras innovadoras, como los bonos verdes, sociales, sostenibles y vinculados a la sostenibilidad, que representan el 32% del total de las emisiones internacionales de bonos en la región.
4. Hacia instituciones más sólidas para conectar la agenda de inversión con las prioridades sociales
La movilización de inversiones a gran escala requiere instituciones públicas eficaces que creen un clima de negocios propicio, reforzando el Estado de derecho, la calidad de la regulación, la transparencia y la integridad. Establecer mecanismos de diálogo con los actores socioeconómicos será crucial para forjar un contrato social que fomente la creación de empleo de calidad y una transición hacia una economía verde y justa que ofrezca oportunidades a toda la sociedad.
5. Trabajar juntos a través de alianzas internacionales reforzadas
Las alianzas internacionales y las formas innovadoras de cooperación son importantes para esta nueva agenda de inversiones. La Unión Europea (UE) y América Latina y el Caribe mantienen lazos estrechos y cada vez más profundos, y la iniciativa Global Gateway de la UE, con su Agenda de Inversiones UE-América Latina y el Caribe de 45 000 millones de euros hasta 2027, representan un ejemplo innovador de cómo colaborar con la región y promover un avance más rápido hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Nuestras instituciones están listas para trabajar juntas para apoyar los esfuerzos de los países de la región.
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