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Las claves con las que América Latina y el Caribe podrían ahorrarse millones de dólares

Esta es la región del mundo más afectada económicamente por los desastres, principalmente por eventos climáticos como inundaciones. ¿Están los países preparándose para reducir los riesgos y las pérdidas?

Un hombre monta en bicicleta por una carretera destrozada por el paso del huracán María en San Juan (Puerto Rico), el 24 de septiembre de 2017.
Un hombre monta en bicicleta por una carretera destrozada por el paso del huracán María en San Juan (Puerto Rico), el 24 de septiembre de 2017.Ricardo ARDUENGO (AFP)
Lorena Arroyo

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Mami Mizutori es una mujer con una difícil misión: convencer a los países para que inviertan en algo que, cuando funciona, no se ve: la prevención de desastres como terremotos, huracanes, sequías o deslaves. “Si inviertes un dólar en prevención, puedes ahorrar de 7 a 17 dólares en sus repercusiones”, explicó la representante especial del secretario general de Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR) en una entrevista reciente en la ciudad uruguaya de Punta del Este. “En cuanto a infraestructura, por cada dólar que gastas en prevención, puedes ahorrar hasta cuatro dólares en la vida de una infraestructura”, dice la japonesa.

La necesidad de invertir en prevención toma especial urgencia en América Latina y el Caribe, la región del mundo más afectada económicamente por estos eventos, especialmente los relacionados al clima, como inundaciones. Según datos de UNDRR, entre 1997 y 2017, uno de cada cuatro desastres registrados en el mundo ocurrió aquí. Pero los países siguen suspendiendo en cuanto a inversión. “El presupuesto de prevención no es suficiente”, repetía una y otra vez Mizutori en Punta del Este, donde este mes se ha celebrado la VIII Plataforma Regional para la Reducción del Riesgo de Desastres organizada por la ONU. En ella, más de 1.000 personas —representantes de gobiernos, empresas y organizaciones civiles de América Latina y el Caribe— debatieron durante tres días cómo ser más resilientes y cómo prevenir los impactos de los desastres en una región que se ha mostrado especialmente vulnerable ante el cambio climático.

“Hay muchos países que tienen un plan nacional para prevención, pero cuando vemos el tema de esta plataforma de cómo usar la ciencia y tecnología para llegar a soluciones, lamentablemente en esta región la inversión es bastante baja. Cuando no hay muchos recursos invertidos en investigaciones científicas, es más difícil llegar a soluciones”, apunta la jefa de UNDRR, quien reconoce que se trata de un problema global, como se ha visto recientemente con el terremoto en Turquía y Siria, que dejó cerca de 40.000 muertos, además de millones en pérdidas económicas, aunque la cifra definitiva aún se desconoce. “El nivel de financiamiento que hace falta es enorme, billones de dólares, pero si hubiéramos podido invertir un poco más en prevención, el costo en recuperación no sería tanto”, dice.

¿Cuánto pierde la región por desastres?

Si bien el éxito de invertir en prevención es invisible, el fracaso es muy costoso. La herida que infligen los desastres a las economías puede ser devastadora y golpear también a los indicadores de desarrollo de los países, como demostró la pandemia de covid-19 que en esta región repercutió, entre otras cosas, en el aumento de la informalidad laboral o el retroceso en los sistemas educativos. Calcular cuánto le cuestan a América Latina y el Caribe los desastres es complicado por la falta de datos sistematizados por países. Pero si se hace una simple regla de tres con la información de la que dispone UNDRR, se puede llegar a una cifra difícil de imaginar para la mayoría de los mortales: más de 125.000 millones de dólares de pérdidas al año. Esto teniendo en cuenta que ese organismo calcula que, a nivel global, las pérdidas económicas derivadas de los desastres alcanzan un promedio de entre 250.000 y 300.000 millones de dólares anuales, y que entre 1998 y 2017, en la región se produjeron el 53% de las pérdidas económicas mundiales por eventos de origen climático.

La jefa de UNDRR Mami Mizutori saluda a representantes de Gobiernos durante la celebración de la plataforma regional de prevención de riesgo de desastres en Punta del Este.
La jefa de UNDRR Mami Mizutori saluda a representantes de Gobiernos durante la celebración de la plataforma regional de prevención de riesgo de desastres en Punta del Este.MARIANA GREIF (UNDRR)

Pero los desastres no golpean por igual a todos los países, como advierte el costarricense Alonso Brenes, coordinador de la Red de Estudios Sociales en Prevención de Desastres de América Latina (LA RED). “Según el tamaño de la economía, así se tiene la capacidad de impacto, de reponer, de asegurar portafolios de infraestructura estratégicos....”, le dijo a América Futura en una entrevista en Punta del Este. En ese sentido, indica que, para economías grandes como México, Brasil o Chile, el impacto de un desastre a nivel macroeconómico puede ser menor “aunque tenga implicaciones muy significativas en términos locales”, en las zonas afectadas. Y para ejemplificarlo pone el caso del huracán Katrina que golpeó el sur de Estados Unidos en 2005. “Con toda la tragedia y el drama que fue, ni despeinó a nivel macroeconómico el crecimiento” estadounidense, señala. “Huracanes mucho menores han tenido efectos catastróficos en pequeños estados insulares del Caribe o el caso de Mitch en Centroamérica” en 1998.

Brenes reconoce que, desde los 90, Latinoamérica y el Caribe han conseguido reducir considerablemente el número de muertes por desastres gracias a los sistemas de alerta temprana y la prevención, pero la región aún tiene como tarea pendiente reducir las pérdidas económicas, algo que atribuye al entorno desigual y a los bajos niveles de inversión pública que hay en los países. En ese sentido, aboga por la necesidad de un cambio cultural que lleve a reducir los impulsores del riesgo: la degradación de los ecosistemas, la pobreza y exclusión y la fragilidad institucional.

Invertir en ciencia y tecnología es clave

Precisamente uno de los logros de la plataforma de UNDRR celebrada en Punta del Este este mes fue el compromiso por parte de 31 países de las Américas y el Caribe de implementar la iniciativa de Alertas Tempranas para Todas las Personas, que se lanzó en el Caribe en febrero pasado y que busca que toda la población mundial esté cubierta por este sistema en 2027. Además, en la declaración ministerial, las naciones proponen promover el uso de “herramientas de base científica y tecnologías innovadoras, interrelacionadas con conocimientos y prácticas ancestrales y tradicionales”.

“Hay suficiente evidencia y suficiente acceso a tecnología para saber cuáles pueden ser las grandes tendencias en términos de riesgo y de potenciales impactos”, indica el coordinador de LA RED. “Ya para el nivel de afinar y calibrar políticas públicas, hay muchos vacíos de información que todavía hay que llenar”. Entre los logros de la región en materia de prevención, Brenes señala la estrategia de aseguramiento colectivo del Caribe o iniciativas en las que se usa el acceso a datos para ayudar a la población a tomar decisiones informadas como el Foro del Clima de América Central, del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), en el que meteorólogos e hidrólogos analizan el impacto de los fenómenos del clima y hacen recomendaciones para minimizar riesgos en sectores como el de la agricultura, la pesca o la salud, entre otros.

“Mientras se mantenga una línea base de inversión en datos y mientras existan promotores y digestores de esos datos para audiencias más puntuales, creo que ese es un camino correcto”, apunta Brenes. “Creo que en Centroamérica y en los países andinos hay ejemplos. Y estoy seguro que, en todos los países, a través del sistema universitario, a través de las organizaciones, de las agencias de cooperación, se hacen proyectos que necesitan un amplificador porque los resultados son muy buenos”.




Sobre la firma

Lorena Arroyo
Editora y jefa de la edición América de EL PAÍS. Cubre Centroamérica, el Caribe e inmigración. Antes trabajó en Univision Noticias en Washington y Miami, en BBC Mundo y en la agencia EFE en Brasil, Bolivia y Madrid. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Periodismo de Investigación, Datos y Visualización.

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