Medicina

Francisco Lopera: en la frontera del alzheimer

Ha dedicado su vida a investigar esta enfermedad y su cura. Encontró un gen que ocasiona uno de los tipos, hereditario juvenil, y desarrolla estudios con líderes científicos de todo el planeta, incluido un premio Nobel de Medicina

Francisco Lopera
Francisco Lopera, es el cientifico que lidera el grupo de neuro desarrollo de la universidad de antioquia y ha dedicado los ultimos 40 años a investigar el alzhaimer. Lleva todo el trabajo con las familias en Yarumal, el pueblo con más personas en el mundo con Alzhaimer y se cree que allí se puede encontrar la cura. Fotos en su casa en Itagui, Antioquia, Colombia. 18 de mayo de 2022.Santiago Mesa

De niño, a Francisco Lopera le apasionaban los platillos voladores y soñaba con ser astrónomo. Un día, después de leer en el periódico que los platillos voladores solo existían en la mente de las personas, decidió enfocarse en el cerebro humano, tan cercano pero tan misterioso. Estudió Medicina y se especializó en neurología. Hoy, lidera el Grupo de Neurociencias de la Universidad de Antioquia y es reconocido en el mundo por sus investigaciones y avances en la comprensión del alzhéimer. En 2020, la Asociación Mundial del Alzheimer le otorgó el Premio Bengt Winblad Lifetime Achievement.

Su interés científico por el alzhéimer le vino por un asunto personal. Su abuela padecía la enfermedad. Recuerda que, mientras cursaba el primer año de Medicina, fue a visitarla con su padre, y lo vio llorar porque ella no lo reconocía. Habían buscado respuestas llevándola a donde varios especialistas en Medellín, pero les decían reiteradamente que no había cura. “A mí me parecía negligencia de los médicos, y me dije: ‘Cuando sea médico, eso no le va a pasar a ninguna abuela’”, recuerda.

Lleva 40 años trabajando para cumplir esa promesa y resolver lo que considera un problema de salud pública. Según cifras de la Bright Foundation, cerca de 55 millones de personas alrededor del mundo padecen alzhéimer y se espera que la cifra aumente a 139 millones para 2050.

Colombia ha sido un campo extraordinariamente fértil para su trabajo en enfermedades neurodegenerativas. Un único paciente, que atendió en su residencia en neurología, le permitió profundizar y descubrir lo que en el mundo nadie sabía. Era un hombre de 47 años con demencia. A Lopera le llamó la atención que fuera tan joven, porque los síntomas del alzhéimer comienzan a los 65 años. En sus indagaciones descubrió que al padre, al abuelo y otras personas de esa familia les había ocurrido lo mismo.

“Era una sorpresa doble: alzhéimer en personas jóvenes y hereditario. Decidí irme al pueblo donde vivía el paciente e hice la primera genealogía de una familia con alzhéimer hereditario juvenil”, recuerda. En aquel entonces, los años 80, no se sabía cómo se relacionaba la genética con este tipo de demencia, pero Lopera estaba seguro de que ese era el tema para revisar con aquella familia.

Él y el equipo del Grupo de Neurociencias de la Universidad de Antioquia han identificado 25 familias antioqueñas que padecen alzhéimer a edad temprana. Es un grupo de 6.000 personas, de las cuales 1.200 son portadoras de una mutación genética que produce ese tipo de demencia. “En los años 90, encontramos el gen que ocasionaba el problema. Fue un trabajo colaborativo con la Universidad de Washington, que nos permitió descubrir la ‘mutación paisa’; así la llamamos”, dice.

Al otorgarle el premio por su exitosa carrera, la Asociación Mundial del Alzheimer destacó dos grandes aportes de Lopera y del Grupo de Neurociencias a la comprensión de la enfermedad: haber encontrado la población más grande del mundo con una forma hereditaria de alzhéimer juvenil, lo que condujo al descubrimiento de la mutación paisa y haber liderado la Iniciativa de Prevención del Alzheimer, un ensayo médico que investigaba si, al barrer el cerebro de amiloide –una conocida proteína precursora de esta demencia–, podría retrasarse el desarrollo de sus síntomas. El estudio fracasó, pero en él encontraron a dos personas protegidas.

“En su biología estaban, al mismo tiempo, la enfermedad y la cura. Tenían la mutación paisa, que es 100% penetrante, y los condenaba a desarrollar síntomas a los 44 años, aproximadamente, y, sin embargo, no se enfermaron antes de los 70 o 72 años. Ese descubrimiento abre una vía para la cura y prevención de la enfermedad”, explica Lopera. Recientemente encontraron otras dos.

A los 71 años, Lopera no contempla parar. Su trabajo lo llena de energía. “Es mi pasión”, dice con alegría. “Además, mi meta es encontrar la cura para el alzhéimer y para todas las enfermedades neurodegenerativas. ¡Imagínese el problemita en el que me metí!”.

Actualmente, tiene varios proyectos andando. En alianza con sus discípulos Joseph Arboleda y Yakeel Quiroz, quienes lideran investigaciones de alzhéimer en la Escuela Médica de Harvard y en el Hospital General de Massachusetts, respectivamente, desarrolla un proyecto para buscar más seres protegidos. Con otro pupilo, Diego Sepúlveda, del Centro Clínico Universitario Hamburgo-Eppendorf, estudia los cerebros de pacientes muertos de alzhéimer y otras enfermedades degenerativas para entender qué pasa con el tejido. Y con el Nobel de Medicina John O’Keefe investiga qué pasa con la parte del cerebro que cumple las funciones de GPS en los jóvenes que padecen la mutación paisa. “El alzhéimer empieza en la corteza entorrinal, y justo ahí queda el GPS descubierto por O’Keefe. La hipótesis es que debería verse alterado, incluso antes de que comiencen a manifestarse los síntomas de la enfermedad”, explica.

Lopera hubiera podido jubilarse hace años, pero está decidido a seguir trabajando mientras la salud se lo permita. “Si un día me jubilan de manera forzosa, yo seguiré trabajando. No he terminado de responder todas mis preguntas”, dice, enérgico.

*Apoyan Ecopetrol, Movistar y Fundación Corona.

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