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La justicia condena al padrastro y a la madre de Sara Sofía Galván por su desaparición

Un juzgado de primera instancia encontró que Nilson Díaz y Carolina Galván colaboraron en enero de 2021 para ocultar el paradero de la niña de dos años, de quien no se ha hallado el cuerpo

Lucas Reynoso
Caso Sara Sofía Galván
Carolina Galván y Nilson Díaz tras ser detenidos por la policía de Bogotá, en 2021.Policía Metropolitana

Desde finales de enero de 2021 no se sabe nada de Sara Sofía Galván, que entonces tenía 22 meses y ahora estaría por cumplir cuatro años. Las autoridades la buscaron durante meses en el Río Tunjuelito, en el sur de Bogotá, donde su madre y padrastro presuntamente arrojaron el cuerpo. No tuvieron éxito. Tampoco hay certezas sobre cómo pudo haber muerto la niña porque su madre y padrastro dieron versiones contradictorias en los primeros meses y luego guardaron silencio durante el juicio. Este martes, sin embargo, la justicia ha avanzado en asignar responsabilidades. Un juzgado de primera instancia ha condenado a ambos —Carolina Galván, la madre de 23 años de edad, y Nilson Díaz, el padrastro de 48— por la desaparición forzada de Sara Sofía.

Aunque no hay duda de que la niña ha muerto, Carolina Galván y Nilson Díaz no fueron procesados por homicidio porque el cuerpo no ha aparecido. Para la Fiscalía y la jueza, se aplica un delito con una pena que puede ser mayor y que se definirá en unas semanas. “Mientras no haya identificación del cadáver, la infracción [de desaparición forzada] por parte de los perpetradores se mantiene”, explica la condena.

La jueza remarcó en la audiencia que la principal figura de protección de la niña era su tía materna, Xiomara Galván. Sara Sofía vivía con ella y no con Carolina, que se había mudado con Nilson en septiembre de 2020. Pero, a mediados de enero, su madre la pasó a buscar para pasar un fin de semana juntas y nunca la regresó. Dos semanas después, la niña desapareció.

La condena señala que el primer error de Carolina fue no devolver a su hija a la casa de Xiomara. “La sacó del seno del hogar de su tía, donde estaba siendo protegida. Era apenas una infante de 22 meses que no podía defenderse”, evaluó la jueza. Luego, la madre ocultó el paradero de la niña y apagó su celular para no contestar las llamadas de Xiomara. Cuando la desaparición ya era evidente, alternó entre versiones de haber regalado a su hija y de haber arrojado el cuerpo en el río tras una muerte accidental.

“Carolina, desde un inicio, no quiso dar a conocer el paradero de su hija. Ni a Xiomara, ni a Ana Rita [la suegra de la hermana], ni a los policías”, subrayó la funcionaria judicial. “Se concluye la capacidad mitómana y el dolo de la procesada para confundir a los investigadores”, añadió. Para la justicia, no procede considerar los problemas de salud mental de Carolina o declararla inimputable por un déficit de atención, como pidieron la defensa y la Procuraduría. “Tiene una capacidad intelectual baja, pero igual tiene capacidad de discernir y tomar una decisión”, explicó la jueza.

La medida de primera instancia, además, señala que tampoco debe tomarse en cuenta como un atenuante la denuncia que realizó Carolina respecto a que Nilson la obligó a prostituirse en aquellos días. Según la jueza, la violencia machista del padrastro de la niña es parte de otro proceso judicial, en el que “se podrán tener en cuenta” los derechos de Carolina. En la condena de este martes, en cambio, la prioridad es la desaparición de Sara Sofía. “El mejor interés del menor de edad debe ser la consideración primordial”, subrayó la funcionaria a cargo del caso.

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La segunda parte de la condena hace referencia al rol de Nilson. La jueza comentó que varios testigos lo vieron con la niña a finales de enero y que tanto Carolina como él fueron a reclamar un bono gubernamental al jardín de infantes al que asistía. Nilson, señalado como el encargado de deshacerse del cuerpo de la víctima en un caño del Tunjuelito, tuvo un rol central en ocultar la desaparición. La jueza recordó que él eludió los reclamos de la familia cuando Rita, la suegra de Xiomara, lo contactó para saber sobre el paradero de la niña. “Nilson indicó que Carolina ya no vivía con él, que ella le había robado y que ejercía la prostitución”, dijo la funcionaria.

Las penas para Nilson y Carolina, que están recluidos desde 2021 en establecimientos carcelarios, se conocerán el 22 de marzo. La Fiscalía ha pedido la máxima pena posible. “Tenga en cuenta las circunstancias tan oprobiosas, tan dañinas, sin ningún reparo con una infante de 22 meses”, le dijo el fiscal del caso a la jueza. La Procuraduría prefirió no pronunciarse. Las defensas de Carolina y Nilson, en tanto, pidieron que se tome en cuenta que los condenados no tienen antecedentes penales. La de Nilson, además, agregó que él es padre de cuatro niños. “Tiene unos hijos que en algún momento de la historia van a estar esperando a su padre”, dijo su abogada.

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Lucas Reynoso
Es periodista de EL PAÍS en la redacción de Bogotá.
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