Guillermo Alfonso Jaramillo vuelve al primer plano como el ministro más antiguo del nuevo Gabinete
El jefe de la cartera de Salud, escudero del presidente Petro, mantiene su enfrentamiento con la Corte Constitucional y abandera la resistida reforma del sector


El ministro de Salud y Protección Social, Guillermo Alfonso Jaramillo (Líbano, Tolima, 74 años), acabó esta semana convertido, una vez más, para bien o para mal, en el personaje del momento en la política colombiana. Abanderado de la resistida reforma a la salud en la que persiste el Gobierno de Gustavo Petro, fue el gran protagonista del cuarto episodio del Consejo de Ministros televisado, junto al propio presidente. Suele ser el escogido por el mandatario para delegarle funciones legales y constitucionales cuando viaja fuera del país. Y después del remezón ministerial, el veterano médico y político de izquierdas es también el miembro más antiguo de un Gabinete inestable, en el que ha recobrado relevancia ante la desbandada de este 2025.
“El sistema actual es insostenible porque se roban el dinero y se lo roban a partir de la construcción de un sistema de salud porque se sustenta no en el derecho universal de la salud, sino en un sistema de aseguramiento financiero como si la gente fueran carros”, aseguró Petro el martes, frente a las cámaras, antes de darle la palabra a Jaramillo en el Consejo de Ministros. Retransmitida el miércoles, Petro convocó a la reunión para debatir la grave crisis en la entrega de medicamentos, que el Gobierno achaca a las entidades promotoras de salud, o EPS, y a los gestores farmacéuticos, y que la oposición considera provocada por el Ejecutivo. El ministro, un escudero a toda prueba, concentró su presentación en mostrar noticias sobre la crisis de la salud que precedían en varios años la llegada de Petro al poder.
Jaramillo es un médico cirujano que en su dilatada trayectoria política ha sido congresista, alcalde de Ibagué y gobernador del Tolima en dos ocasiones, y secretario de Salud de Bogotá durante la Alcaldía de Petro. “Electoralmente es un político muy efectivo, nunca ha perdido una elección”, lo describe el periodista Luis Eduardo González, director de El Olfato, un medio local de Ibagué, quien ha seguido su trayectoria. En su región es valorado como un político decente, apunta, aunque con un matiz importante: “permite que trabajen con él personas muy cuestionadas”, relata. Varios episodios hablan de un carácter que puede ser explosivo, al punto de llegar a los insultos. De origen liberal heredado de sus padres, también políticos conocidos, su lealtad al presidente lo caracteriza.
La reforma a la salud ha sido un foco permanente de fricción política. En las encuestas emerge como el tema que más preocupa a los colombianos. A pesar de ser la más impopular de las grandes reformas sociales que propone Petro, y de que ni siquiera la piensa incluir en la consulta popular que plantea después de que el Congreso hundió la laboral, el Gobierno sigue empecinado en sacarla adelante. Esa insistencia desató más de una crisis ministerial y resquebrajó las mayorías legislativas con las que Petro arrancó su mandato. Jaramillo llegó al Gabinete en abril del 2023, cuando no se había cumplido el primer año del cuatrienio, en reemplazo de Carolina Corcho, a la que devoraron las críticas por intransigente en el trámite legislativo inicial de la transformación que obsesiona al mandatario. En ese entonces, a Jaramillo le reconocían propios y extraños una mayor capacidad de concertación, pero en estos dos años ha ido acumulando peleas, desgaste y salidas en falso.
Luego del caótico primer Consejo de Ministros que decidió transmitir en televisión nacional, lleno de reproches y acusaciones, Petro relevó a la gran mayoría de sus ministros. En tres meses suma cambios en 13 de 19 carteras. Con la salida de los únicos tres sobrevivientes desde el primer día, Jaramillo ya es el que más tiempo lleva en el Gobierno, junto a la ministra de Ciencia, Yesenia Olaya. Son los únicos que acumulan más de un año de continuidad.
El médico cardiólogo también acapara titulares por el enfrentamiento que mantiene con la Corte Constitucional. Bajo su batuta, el Ministerio se ha demorado en aplicar varias instrucciones del alto tribunal relacionadas con el sistema de salud, como alzas en el dinero que el Estado les gira a las EPS, a las que se afilian los ciudadanos y que fungen como sus aseguradoras. El presidente las considera rentistas, que tienden a negar servicios para lucrarse. Su ministro ha pedido a los magistrados anular sus decisiones, aclarar sus instrucciones, ha recusado al magistrado encargado y ha tardado en girar otros montos. Las EPS, que señalan al Gobierno de querer asfixiarlas económicamente, acusan argucias legales para no cumplirles. La Procuraduría aseguró esta semana que Jaramillo “ignora, desconoce, incumple y desafía las órdenes impartidas por la Corte”, con lo que el Gobierno podría estar incurriendo en desacato y fraude a resolución judicial. La reforma se ha estancado en el Congreso, en parte como consecuencia de esa pelea.
No han sido sus primeras controversias. Cuando a Jaramillo lo señalaron de “antivacunas” por unas declaraciones en las que se refirió a la inmunización en la pandemia como un “experimento”, Petro cerró filas en su defensa. “Es simplemente una calumnia. Guillermo Alfonso fue el secretario de Salud de Bogotá que adelantó de las más fuertes campañas de vacunación para la protección vital de la infancia”, escribió en X, su canal de comunicación predilecto. “Que haya hecho referencia a la fase de experimentación de las vacunas, que es un proceso normal dentro de las etapas de la investigación científica, como lo es la incertidumbre en la ciencia, no significa que mis apreciaciones buscan ir en contra de la vacunación. Siempre he estado a favor”, declaró el ministro para zanjar la discusión.
Por meses se especuló sobre sus aspiraciones en las elecciones del 2026, al Congreso o a la Presidencia, lo que lo forzaría a renunciar al Gobierno para no inhabilitarse. En diciembre, su presencia en el lanzamiento del partido unitario del Pacto Histórico, la variopinta coalición de izquierdas que respalda a Petro, alimentó esos rumores. Ya no parece que se lo proponga. Para el ministro más antiguo, volver a su fortín político en Tolima siempre es una opción.
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