Lena Estrada Añokazi, ministra de Ambiente de Colombia: “Los pueblos indígenas hacemos parte integral de la naturaleza”

A Lena Estrada Añokazi se le iluminan los ojos, resaltados por pigmentos naturales, y se explaya en su respuesta cuando le preguntan por La Chorrera, en el corazón de Amazonas, el lugar donde nació hace 42 años. “Todo el territorio está rodeado de chorros. Por ahí pasa el río Igara Paraná, que es navegable únicamente por trozos. Es una comunidad que ha pasado por bastantes complejidades históricas. Fuimos el centro de las caucherías, cuando prácticamente nos exterminaron. A mi familia la masacraron, solo sobrevivió mi abuelo, que era cojo debido a que los latigazos que le daban le rompieron los tendones”, relata en esta entrevista en su despacho en el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, en Bogotá, una de las primeras desde que llegó al cargo. Designada por el presidente Gustavo Petro el mes pasado, es la primera ministra indígena en la historia de Colombia.

En La Chorrera conviven varios pueblos indígenas. “Es la cuna de todos los huitotos, el centro de nuestra cultura”, explica con un tono pedagógico. “Hacemos parte del resguardo más grande de Colombia, que es el territorio legalizado para los pueblos indígenas más grande del mundo”, añade en referencia a esas más de seis millones de hectáreas. Varias organizaciones postularon su nombre tan pronto se conoció la renuncia irrevocable de su antecesora, Susana Muhamad. La nueva ministra de Ambiente es politóloga de la Universidad Nacional, máster en Sostenibilidad, Tecnología y Humanismo por la Universidad Politécnica de Cataluña y doctora en Sostenibilidad por la misma institución. Venía de dirigir la Academia Diplomática del Ministerio de Relaciones Exteriores, la dependencia encargada de seleccionar y capacitar a los aspirantes para la carrera diplomática y consular. Con la Cancillería participó en la enorme conferencia de la ONU sobre biodiversidad, la COP16 de Cali, que Colombia busca conectar con la COP30 sobre cambio climático que se celebra a finales de año en Belém do Pará, en la Amazonia brasileña.

Pregunta. ¿Qué representa ser la primera ministra indígena en la historia de Colombia para una mujer uitoto, amazónica, de 42 años?

Respuesta. Es todo un reto. Esperamos poder cumplir con las expectativas, de nuestro presidente y también de la población de nuestro país. Es algo muy significativo, no solo para mí, sino para todo el movimiento indígena. Es un Ministerio que para nosotros es supremamente importante, porque hemos tenido unas apuestas históricas, conexas con los derechos territoriales de los pueblos indígenas, que nos han sido arrebatados históricamente. No es un secreto para nadie que, en muchas ocasiones, hemos sido expulsados de nuestras tierras. También es una lucha que sean reconocidas nuestras autoridades ambientales. Eso implica también una concientización de toda la ciudadanía para que entienda que somos los que protegemos la biodiversidad. Proteger no significa no utilizar, significa hacerlo de manera sostenible o sustentable. Los pueblos indígenas hacemos parte integral de la naturaleza, esa es la visión diferente con la que pretendo que este Ministerio trabaje.

P. ¿Cómo se plantea defender los avances en la larga lucha contra la deforestación?

R. Los últimos años, en los que ha gobernado el presidente Petro, ha habido unos avances en la contención de la deforestación. Es porque ha habido un trabajo conjunto, interinstitucional, que ha significado la investigación ardua sobre las problemáticas en los territorios. Antes, de los que hacen minería se capturaban a los que estaban en las balsas, o los que estaban tumbando el árbol. ¿Para qué vamos a coger a los trabajadores rasos, si hay unas estructuras fuertes y profundas que llevan años arraigadas en los territorios? Lo que se está haciendo es un trabajo de investigación, de mirar cuáles son las cabezas de esas estructuras criminales. Ya se ha logrado capturar algunas. Eso ha dado como resultado que tengamos menos deforestación. Sin embargo, en los últimos meses hemos tenido alertas, están pasando cosas delicadas. Estamos mirando qué medidas tomar.

P. Los enfrentamientos entre grupos armados, y más concretamente entre disidencias de la extinta guerrilla de las FARC, amenazan la lucha contra la deforestación. ¿Cómo lidiar con esa realidad?

R. Hay que hacer un trabajo enorme y directo con las comunidades. La solución es llegar a los territorios. Eso ha hecho falta, a veces se hacen trabajos desde los escritorios, pero nuestra apuesta es llegar a los territorios más afectados y vulnerables. Ha faltado mirar de primera mano qué es lo que está pasando. Estoy segura de que las soluciones están allá y que la gente en estos territorios sabe perfectamente qué tenemos que hacer, qué medidas deberíamos tomar. Hay que escucharlos, eso es lo que vamos a hacer.

P. El país sigue tristemente a la cabeza del listado de asesinatos de líderes ambientales y defensores de la tierra. ¿Cuál es la estrategia para detener ese desangre?

R. Es algo que siempre me ha preocupado. Es complejo montar una estrategia para que no siga sucediendo, pero si logramos establecer soluciones con gente de los territorios, diálogos con diferentes actores, esos niveles de peligro y de amenaza van a bajar. En algunas épocas esas cifras han bajado, y ha sido gracias a los diálogos. Sé que hay gente que piensa que es perder el tiempo, pero los que vivimos en territorio y tenemos que ver todo el tiempo cómo nos asesinan a los hermanos, a los familiares, a los comuneros, entendemos que eso es básico. Quienes digan que no sirve es porque viven en las ciudades y no saben lo que enfrentamos en los territorios. Desde el Ministerio hay protocolos de emergencia para los funcionarios que son defensores ambientales. Con los que son líderes sociales se ha establecido una red que permite al menos que puedan estar conectados entre ellos, intercambiar información y enviar las alertas rápidas a la Unidad Nacional de Protección. Hay que fortalecer esas medidas.

P. El Ministerio se ha visto enfrentado a la Alcaldía Mayor por los lineamientos ambientales para la Sabana de Bogotá, que el alcalde Carlos Fernando Galán considera inconstitucionales y un ataque a la autonomía territorial. ¿Cómo se propone conciliar esas dos visiones enfrentadas?

R. El alcalde de Bogotá, y todos los alcaldes implicados en esta resolución, ya saben que estamos abiertos al diálogo. No se trata de generar imposiciones sino de proteger la cuenca de la Sabana de Bogotá, la vida, y de darle garantías de bienestar social a la gente, pero también a las futuras generaciones. Estamos pensando en las garantías que le debemos dar a la población que vive alrededor de la Sabana. Eso es lo primordial. No nos podemos adelantar a los acontecimientos, porque todavía no ha salido el auto resolutorio de la magistrada. La resolución no se ha caído. La cuenca, toda la sabana y todos sus pobladores, merecen la oportunidad de contar con unos recursos hídricos a futuro, de calidad. En Bogotá están acabando con los humedales, con los riachuelos, con lo poco que queda, entonces la pregunta es cómo vamos a protegerlos. ¿Qué va a primar, el bien común o el de unos pocos? Es una pregunta que nos tenemos que hacer a consciencia. Soy una persona de diálogo, tenemos que llegar a un punto medio donde los diferentes sectores puedan sentirse identificados.

P. La COP16 de biodiversidad se celebró el año pasado en Cali, y a finales de este viene la COP30 de cambio climático en Belém do Pará, en Brasil. ¿Ya hay una visión compartida de los países amazónicos para evitar el temido punto de no retorno?

R. Tenemos una reunión de los países amazónicos este año, que es muy probable que sea en Colombia. Seguramente será uno de los puntos. Hay declaraciones conjuntas, pero debemos mirar acciones. Insisto en que nuestra posición siempre va a ser que hay que trabajar con las comunidades en los territorios directamente, sin tantos intermediarios. Brasil y Colombia hemos acordado en diferentes espacios que vamos a intentar llegar con una agenda conjunta. Nosotros tuvimos la COP de biodiversidad y ellos tienen la de cambio climático, queremos que las dos plataformas trabajen conjuntamente.

P. ¿Cuál le gustaría que fuera su legado como ministra de Ambiente?

R. Que pudiéramos generar la garantía de los derechos de las autonomías de las autoridades ambientales indígenas. Pero no solo eso. Entiendo que en otros territorios, que no son indígenas, tenemos a comunidades que viven allí hace muchísimos años, siglos. Quisiera que esas personas no pierdan el derecho de vivir en sus territorios, con sus tradiciones. Los territorios no pueden estar vacíos, tenemos que darle garantías a la gente que los cuida. Debemos valorar esos conocimientos en el marco de la construcción de las políticas. También reforzar las capacidades técnicas y científicas de los colombianos, fortalecer los institutos de alto nivel. Hay que incluir los conocimientos de los pueblos indígenas y de las comunidades locales en todas esas investigaciones, de una manera respetuosa y con garantías.