_
_
_
_

Luisa Fernanda Herrera: “La inteligencia artificial marca un antes y un después en la arqueología”

La científica, integrante de la primera expedición a la Ciudad Pérdida en Colombia, se sumerge en la historia de un poblado indígena oculto bajo la espesura de la cordillera durante tres siglos

La arqueóloga Luisa Fernanda Herrera posa para un retrato en un café en Bogotá (Colombia) el 16 de Enero del 2025.
La arqueóloga Luisa Fernanda Herrera posa para un retrato en un café en Bogotá (Colombia) el 16 de Enero del 2025. Diego Cuevas

EL PAÍS ofrece en abierto la sección América Futura por su aporte informativo diario y global sobre desarrollo sostenible. Si quieres apoyar nuestro periodismo, suscríbete aquí.

La arqueóloga Luis Fernanda Herrera (Bogotá, 1951) no se arroga el descubrimiento de nada, a pesar de haber formado parte, en 1976, de la primera expedición científica en busca del ancestral poblado indígena de Ciudad Perdida, en la Sierra Nevada de Santa Marta. Es, junto a la Amazonía, uno de sus lugares amuleto. Quizás por eso concedió esta entrevista y la sesión de fotos, a la que compara con una visita al dentista. Hoy dedica su tiempo a leer y a jardinear en su casa de las afueras de Bogotá. Desde allí, le sigue el pulso al devenir de la sierra del Caribe colombiano y a ese centro místico y comunidad indígena que se mantuvo oculto durante siglos. Es decir, a la invención y reinvención del sitio arqueológico, cuyo santuario de bosques tropicales, además, fue declarado reserva del hombre y de la biosfera por la Unesco en 1979.

De Ciudad Perdida no se supo nada entre 1600 y comienzos de los años 70 del siglo XX. 370 años unidos tan solo por algunos textos apolillados de cronistas españoles que se habían topado durante la Conquista con aquellas enigmáticas terrazas circulares arropadas por piedras. Aquel eco, de tipos como el explorador Sevillano Juan de Castellanos (España, 1522- Nuevo Reino de Granada [hoy Colombia], 1607) o el monje franciscano Fray Pedro Simón (España, 1574- Nuevo Reino de Granada, 1628), fueron excusa suficiente para que Herrera emprendiera trabajos en la vertiente norte y occidental de la Sierra Nevada durante tres años.

Luisa Fernanda Herrera
La científica Luisa Fernanda Herrera, integrante de la primera expedición a Ciudad Pérdida, en una imagen de su archivo personal.

Su empeño bordeó el corazón de la gran ciudad de la etnia Tairona con el descubrimiento de dos centenares de sitios arqueológicos. Pero no fue hasta 1976, cuando llegó al Instituto Colombiano de Arqueología e Historia (Icanh) la noticia de que el intermediario de una red de expoliadores de yacimientos había contactado con el Museo del Oro de Bogotá a propósito de un hallazgo importante. Su objetivo era conseguir ayuda para fletar un helicóptero que los llevara tras el rastro de una zona de acceso complejo. Ese fue el punto de partida de la primera misión que zarpó con un equipo encabezado por Herrera y el arqueólogo Gilberto Cadavid. “La sierra estuvo llena de poblados en el tiempo. Para mí es un sitio mágico, con una energía impresionante que yo no sé describir, pero que no la he sentido en otro lado”, dice la también doctora en Arqueología Ambiental por la Universidad de Londres durante una conversación con este diario en una mañana de enero en el barrio Quinta Camacho de Bogotá.

Pregunta. ¿Cuál es la pregunta que le gustaría resolver sobre el pasado de este sitio arqueológico?

Respuesta. Quisiera saber cómo era el manejo sociopolítico en la Sierra Nevada. Las primeras fechas de ocupación que se tienen registradas de Ciudad Perdida son del año 200. Yo quisiera saber quiénes eran todos esos pueblos que habitaban la zona y sus relaciones entre sí. Si tú ves, los diferentes sitios tienen sus singularidades, su topografía, pero también tienen algún patrón. Y estaban conectados. Entonces sería interesante esclarecer los vínculos de esa organización. Todavía desconocemos la respuesta a preguntas sobre los sitios ceremoniales, qué comían, cómo tenían dispuestos los poblados o cómo se manejaba el poder. Cómo era la comunicación.

P. ¿Qué avances ha habido en las últimas investigaciones?

R. La inteligencia artificial ha marcado un antes y un después en la arqueología. Hoy tenemos más respuestas sobre la ocupación del sitio. Para eso se ha utilizado una tecnología que se llama LiDAR, que es un sistema de teledetección por luz láser para escanear con drones todo lo que hay debajo del suelo. No podemos hablar de Ciudad Perdida como sitio único y separado del resto de sitios que se encuentran en toda la Sierra. Todos los sitios estaban comunicados entre sí por caminos de piedra, lo que hace imprescindible considerar la totalidad de ellos para comprender los patrones de construcción, las trayectorias de ocupación y las relaciones entre arquitectura y autoridad política de estas sociedades. Esto supone una nueva etapa en las investigaciones en la Sierra.

P. ¿Ha variado la relación de las comunidades indígenas con las entidades oficiales desde los años 70?

R. Cuando yo estaba en el Icanh, conocimos a un grupo de indígenas que nos ayudó mucho para llegar a donde el helicóptero no llegaba. Les comprábamos bastimento y comida. Siempre hubo buena relación. Cuando Ciudad Perdida se abrió al turismo, todos los alojamientos eran negocios de colonos. Hoy en día hay muchos de indígenas. Y en los últimos años se han adelantado proyectos para que los dos actores trabajen en campamentos con énfasis en el cuidado ambiental. También ha habido inducciones con los guías, que son el núcleo importante.

P. ¿Y el país urbano ha aprendido de los mitos ancestrales o de su cosmogonía?

R. No. Cuando visitan la sierra, se enteran. Pero al turista, en general, le interesa ver al indígena, con sus trajes blancos, y la mochila. Pero sigue siendo dentro de la idea del ser exótico. Fuera de eso, en Colombia la formación de historia en los colegios es mínima. Seguimos con la misma cátedra de cuando yo estaba chiquita. Falta mucha información. Por eso hay tanto desconocimiento, y eso se lo achaco a que los arqueólogos escribimos para los arqueólogos. Unos textos áridos, que no se los lee nadie.

Luisa Fernanda Herrera
La primera expedición a Ciudad Pérdida.

P. ¿Cómo evalúa el manejo ambiental de la reserva?

R. Existe el mito de que la sierra siempre fue un bosque o una selva tupida y que hay que conservarla como tal. En realidad, si miramos su desarrollo detenidamente, durante más de mil años fue un mosaico agroforestal. Uno donde todo era verde. Pero había potreros, cultivos, campos agrícolas y posteriormente poblados. Después de 1600, cuando los grupos indígenas abandonaron el sitio a raíz de la conquista española, el bosque vuelve a retomar el ciclo. Con otras características de vegetación diferente. Hoy, a medida que va creciendo la población indígena y campesina, es probable que se vaya pareciendo más a lo que fue anteriormente. Con otras características, como el predominio de la palma de tagua, que antes no había.

P. ¿Entonces la deforestación de los colonos y fincas, o los cultivos de cannabis o de coca no han afectado a la sierra?

R. En la primera parte, cuando llegas a una vereda que se llama Machete Pelado, sí hay deforestación. Está lleno de fincas. Pero eso siempre ha sido así. Siempre ha habido ganadería. De hecho, en los años 70 era peor porque la sierra completa estaba colonizada por los cultivos de marihuana.

P. Tampoco hay masificación turística…

R. No. Nada que ver con Machu Pichu. Cualquier turista que vaya tiene que ir con guía. La trocha por la que transitan es el único camino y nadie se puede desviar de ahí. Por eso, ni la fauna, ni la vegetación se han visto afectadas. Hay falencias de otro tipo, por supuesto. La última vez que fui escuché el relato de uno de los guías que estaba hablando con dos turistas. Les dijo cualquier cantidad de imprecisiones.

P. También es cierto que a lo largo de estas casi cinco décadas la violencia ha dejado su sombra en el área…

R. Sí. Durante un tiempo estuvo la guerrilla, pero probablemente desde hace un par de décadas fueron los paramilitares quienes estuvieron muy presentes. Excepcionalmente, se metieron a Ciudad Perdida. Creo que en 2003 hubo un secuestro y el Gobierno cerró el sitio hasta 2008. Y ocasionalmente uno veía a hombres armados con sus uniformes. Hoy ya no, pero de todas formas ha sido incómodo. Yo me he sentido cohibida.

P. ¿Hay algún punto del yacimiento que privilegie en su memoria?

R. Sí. Hay uno que me enamoró totalmente. Por la quebrada La Aguja, cerca de Fundación, en la parte baja, donde la vegetación es de bosque seco. Ahí la disposición de los muros, la parte arquitectónica, es absolutamente impresionante. En una subida de 60 grados. En el manejo del agua, en esos aguaceros tan horribles, tú ves cómo se encauza el agua, cómo va encauzándose por las escaleras. Luego sigue por los desagües de las viviendas y baja por unas losas salidas dispuestas en las terrazas. El agua va por donde tiene que ir y por eso no hace daño. Eso fue lo que me impactó totalmente de Ciudad Perdida.

Luisa Fernanda Herrera
La arqueóloga Luisa Fernanda Herrera posa para un retrato en un café en Bogotá (Colombia) el 16 de Enero del 2025. Diego Cuevas


Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_