El Atlético Bucaramanga acaba una sequía de 75 años y se corona por primera vez campeón del fútbol colombiano
El equipo santandereano empata en el global 3-3 ante Independiente Santa Fe y se convierte en campeón en el séptimo cobro de penales ante el público rival en Bogotá
El Atlético Bucaramanga ha apuntado su nombre en la página dorada reservada para los campeones del fútbol colombiano. Este sábado, tras un partido tan corto de técnica como lleno de épica y carácter ante Independiente Santa Fe, el equipo leopardo ha conseguido su primera estrella en 75 años de existencia. El partido de ida, en Bucaramanga, el sábado pasado, había terminado 1-0 a su favor, y aquel título que durante décadas fue solo sueño y anhelo, empezaba a verse posible. En el juego de vuelta, en una noche lluviosa en Bogotá, el equipo controló el partido y lo iba ganando hasta el minuto 84 por 3-1 en el global. Dos goles de Santa Fe sobre la hora forzaron la definición por penales, en los que el cuadro bumangués se acabó por imponer por 6-5, gracias a una atajada de Aldair Quintana que silenció al público presente y encendió una fiesta inédita en la quinta ciudad de Colombia.
El partido definitivo se disputó con el césped del estadio El Campín muy resbaloso, incluso encharcado, por el aguacero que caía desde temprano en la capital colombiana. En los primeros minutos, pese a las dificultades del campo, Santa Fe hizo sentir su condición de local y redujo al Bucaramanga en su terreno. Tan solo 10 minutos aguantó la resistencia del leopardo, que fue vulnerada con un disparo de Hugo Rodallega recostado al palo izquierdo de Quintana. 1-0, y la sensación de que la final empezaba otra vez. Sin embargo, el equipo bogotano no mantuvo la presión y, en cambio, empezó a dar espacios y oportunidades al rival, a fuerza de pases imprecisos y pocas ideas.
Una falta de comunicación del equipo rojo en la mitad de la cancha propició una confusión que aprovechó el Bucaramanga. El balón quedó rápidamente en poder de Fabián Sambueza, quien asistió a Jhon Emerson Córdoba. El joven delantero pudo definir sin presión alguna de la defensa, y empató para el juego a los 29 minutos. El arquero Mosquera Marmolejo, solitario, quedó sembrado en su intento por achicar el remate. La carencia de más posibilidades de gol en el resto del primer tiempo fue compensada por un gol de camerino al comienzo de la segunda mitad: una jugada confusa, que incluso pasó por la revisión del VAR, alargó la ventaja del Bucaramanga y complicó a Santa Fe, que en adelante entró en el desespero, subió sus líneas para conseguir el descuento y empezó a lanzar centros al área rival sin mayor imaginación para resolver.
Así se mantuvo el juego hasta el minuto 84. El césped tenía pozos de agua en varias zonas, y las demás estaban llenas de lodo. Un tiro de esquina a favor de Santa Fe y un doble cabezazo en el área rival llevaron al anhelado descuento cardenal, que empujaba con poca virtud, pero mucha garra. Quedaban cinco minutos más la adición para tratar de llevar el juego, que parecía perdido, a la incertidumbre de los penaltis. El delantero uruguayo Agustín Rodríguez convirtió el gol del empate tras una falta dentro del área contra Francisco Chaverra. El Campín enloquecía y Santa Fe volvía a la vida, el Bucaramanga se notaba algo agotado. El árbitro Carlos Betancourt terminó el partido cuatro minutos después para pasar a la definición por penales.
Los Búcaros sellaron la victoria de la mano de Aldair Quintana, el arquero tolimense que llegó al equipo a comienzos de este año. Atajó con éxito el disparo de Agustín Rodríguez y luego el definitivo de Julián Millán, ya en la muerte súbita. Se convirtió en la gran estrella de la noche. El entrenador del equipo santandereano, el exarquero venezolano Rafael Dudamel, lo había vaticinado horas antes: “Contar con el mejor arquero de la Liga me hace dormir tranquilo. (...) Los arqueros ganadores, de talla internacional, son aquellos que no tienen muchas actuaciones durante del juego, pero cuando intervienen hacen ganar títulos”.
Logro histórico
Han sido varias las rachas de sequía que ha roto este sábado el Atlético Bucaramanga, uno de los equipos más regulares a lo largo del torneo apertura. No solo ha levantado su primer título en más de siete décadas de historia, sino que también ha asegurado el primer cupo de Colombia para la Copa Libertadores de 2025. Desde 1997, el mismo año en que se había clasificado para una final del fútbol colombiano —la perdió contra el América de Cali—, el equipo no clasificaba al máximo torneo de clubes de Sudamérica.
La hazaña contra el Santa Fe no es menor. Los pergaminos del cuadro bogotano lo daban como el claro favorito: es el equipo que más puntos acumula en lo que va del año y en su nómina cuenta con jugadores como Hugo Rodallega y Daniel Torres, con varias temporadas en Europa a cuestas. Mientras Bucaramanga buscaba su primer título, el Santa Fe aspiraba a su décimo campeonato en 83 años de historia. Además, El Campín no favorecía al equipo santandereano: en sus últimas 10 visitas, había cosechado siete derrotas, una victoria y dos empates.
El Bucaramanga no jugaba una final desde aquella de 1997, que perdió 3-0 frente al América de Cali. Eran llamados, de manera despectiva, como “el Artrítico”. Apoyarlo no era fácil, ni siquiera en la capital santandereana: un largo historial de resultados negativos, excluyendo contadas temporadas, había llevado a muchos bumangueses a simpatizar con clubes más exitosos.
A comienzos de este año, la llegada de un nuevo entrenador produjo ilusión. Rafael Dudamel desembarcó en el club y comenzó a cosechar victorias, hasta el punto de llegar a 10 consecutivas. No obstante, la clasificación a la final no fue fácil. Para enfrentar a Santa Fe, había que vencer al Pereira en la última fecha por grupos. Los Búcaros habían tenido derrotas traumáticas contra este equipo y ganar no era fácil. Además, el cuadro santandereano necesitaba que el eliminado Millonarios superara a Junior de Barranquilla en el otro enfrentamiento del grupo. Ambas cosas sucedieron y el equipo de Dudamel selló el pase a la final.
El entrenador ahora produce devoción. En una ciudad que ha puesto en marcha políticas xenofóbicas contra los migrantes venezolanos, Dudamel ha cosechado un gran reconocimiento. El alcalde, Jaime Andrés Beltrán, incluso le dio las llaves de la ciudad antes de clasificarse a la final. Él, por su parte, explicó antes del partido de este sábado que sentía el apoyo de toda Colombia. “Lo que implica jugar una final es tener a toda una ciudad detrás de nosotros. Más que una ciudad, hemos sentido que todo el país está simpatizando y apoyando al Atlético Bucaramanga”, dijo.
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