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Jaime Andrés Beltrán, el candidato que promete ser el Bukele de Bucaramanga

El pastor cristiano quiere replicar el modelo de seguridad salvadoreño en una de las ciudades más importantes de Colombia

Jaime Beltrán, candidato a la alcaldía de Bucaramanga
Jaime Beltrán, candidato a la alcaldía de Bucaramanga, en una conferencia.RR. SS.
Juan Pablo Vásquez

Jaime Andrés Beltrán (43 años, Bucaramanga) se dirigía a un auditorio lleno. Una pantalla proyectaba su fotografía, acompañada de un fondo verde, un candado enmarcado en un círculo rojo y las palabras ‘plan candado’. Viéndolo hablar con elocuencia, mientras se movía de un lado al otro del escenario, la gente prestaba atención y contenía su aplauso para una de las frases finales. “La gente se mamó de esconderse y quiere ver un cambio significativo en la ciudad. Si Bukele logró en El Salvador cambiar las cifras más complejas de violencia, pues El Salvador tendrá un Bukele, pero Bucaramanga tendrá a Jaime Andrés para que asuma el reto y el desafío”, declaró. Lo que se escucha después es el sonido de las palmas.

Uno de los candidatos con mejores opciones para convertirse en alcalde de Bucaramanga es Jaime Andrés Beltrán. Ingresó al Concejo en 2012 y ocupó un lugar de forma ininterrumpida en la corporación hasta el pasado julio, cuando dimitió para dedicarse de lleno a su campaña. Ya aspiró al cargo más importante de la ciudad en 2019, cuando alcanzó el segundo lugar con 40.607 votos, y 100.000 por debajo del hoy alcalde, Juan Carlos Cárdenas. Esa derrota es la base de su actual candidatura: sus críticas a Cárdenas son uno de sus principales caballos de batalla; especialmente en materia de seguridad.

En febrero, el programa Bucaramanga Metropolitana Cómo Vamos encuestó a 2.601 habitantes de los cuatro municipios que componen el área metropolitana: Girón, Piedecuesta, Floridablanca y Bucaramanga. El 60% identificó a la delincuencia como el problema más grave de la ciudad y el 35% aseguró haber sido víctima de hurto, confirmando así una demanda ciudadana por mayor seguridad. Los números son contundentes y los candidatos, en su carrera por ganarse la mayor cantidad de afectos, le han salido al paso con publicidad y propuestas. De momento, el pastor cristiano, que ya es conocido por su aspiración anterior, parece estar recibiendo más protagonismo que ninguno en este frente, y más cuando señaló a Nayib Bukele, presidente de El Salvador, como su referente.

“La discusión de la violación de derechos están dándola desde el orden internacional y la tienen que corroborar ellos. Yo no entro en la discusión, ni en la aseveración de lo que se está haciendo y lo que no se está haciendo. Lo que sí puedo manifestar es que las cifras de disminución en el tema de pandillas y violencia han sido reiterativas y es lo que hoy también los bumangueses esperan por parte de los mandatarios”, asegura Beltrán en conversación telefónica con EL PAÍS.

El 27 de marzo de 2022, Bukele declaró un estado de emergencia en El Salvador, que debía durar un mes. El plazo se cumplió y el estado de excepción siguió tan de largo que se extiende hasta la fecha. Desde entonces se han contabilizado cientos de miles de abusos por parte de las autoridades estatales. Más de 65.000 arrestos han sido efectuados con serios cuestionamientos al respeto del debido proceso y de los derechos de las personas sindicadas. “La muerte de 132 personas bajo la custodia del Estado, la detención arbitraria, el procesamiento penal masivo y el encarcelamiento indiscriminado de decenas de miles de personas son incompatibles con una estrategia de seguridad pública eficaz, justa y duradera”, afirmó en abril Erika Guevara Rosas, directora para las Américas de Amnistía Internacional.

La política de seguridad que plantea Beltrán gira alrededor de cinco ejes: el fortalecimiento de las autoridades migratorias para que controlen qué extranjeros ingresan a la ciudad, la inversión en cámaras y otro tipo de tecnologías, la construcción de centros transitorios para personas detenidas, el combate a las pandillas organizadas y los programas sociales. Sobre el primer eje, Beltrán aclara que su intención “no es promover la xenofobia” y sobre el último recalca que en este se distancia de Bukele. Afirma que, si bien ambos comparten la intención de “implementar la mano dura”, él ofrece “otra mano llena de oportunidades”. “Mi propósito como alcalde es fortalecer programas sociales para que, a través de las oportunidades, la resocialización y el deporte, podamos lograr que muchos jóvenes dejen las estructuras violentas y empiecen un proceso de transformación”, explica el político, que se lanzó con el aval del partido cristiano Colombia Justa Libres y Salvación Nacional.

Pese a la salvedad, desde hace meses se compara al exconcejal con el mandatario centroamericano. Isaí Fuentes, un abogado y columnista, lo bautizó desde marzo —antes de que Beltrán admitiera su admiración— como “el Bukele bumangués”. Fuentes, quien anteriormente publicaba sus columnas en Vanguardia, el diario más importante de la ciudad, se refirió al hoy candidato en una de las entradas de su blog, en el que suele escribir sobre asuntos de política regional. Lo felicitó por su postura respecto a la migración venezolana y destacó que Beltrán, al igual que Bukele, profesa la fe cristiana. “No nos debería extrañar entonces que los bumangueses desesperados y angustiados por la situación de inseguridad y desorden reinantes en la ciudad, terminemos eligiendo esta vez a un ‘Bukele bumangués’”.

No obstante, Beltrán no es el primer político de Bucaramanga que manifiesta su admiración por Nayib Bukele. El exalcalde Rodolfo Hernández ya lo ha hecho en múltiples ocasiones. Durante la campaña presidencial de 2022, en la que resultó segundo, Hernández resaltó la labor del salvadoreño en su lucha contra la corrupción y dijo que era un líder “popular, pero no populista”. No está claro si esas declaraciones le quitaron o sumaron votos, pero lo cierto es que el 73,5% (252,017) de los bumangueses lo prefirieron por encima de Gustavo Petro. Y ese es el botín al que le apunta Beltrán para ser alcalde.

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Juan Pablo Vásquez
Es periodista de la edición colombiana de EL PAÍS. Nació en Bucaramanga, Santander. Anteriormente se desempeñó como periodista judicial en 'Revista Semana' y de investigación en Caracol Radio y 'Cambio'.

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