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Los Gilinski y sus socios emiratíes preparan el despiece de Nutresa

La probable venta de la multilatina de alimentos podría incrementar los precios y afectar la seguridad alimentaria de Colombia

trabajadores de grupo Nutresa
Trabajadoras de la Compañía Nacional de Chocolates de Nutresa, trabajan en Medellín (Colombia), en 2019.LUIS JAIME ACOSTA (Reuters / ContactoPhoto)
Camilo Sánchez

La familia de banqueros Gilinski y sus socios de la familia real emiratí preparan la venta de varios o todos los segmentos de Nutresa, una de las grandes multilatinas de alimentos. El negocio, cuyas arandelas se desconocen en buena medida, ha trascendido a través de la página de la Superintendencia Financiera y de información filtrada por el conglomerado. La Compañía Nacional de Chocolates y Colcafé son solo dos de las piezas que podrían desprenderse de una operación cuyos pretendientes se ignoran por lo pronto. Solo se sabe que se trata de empresas extranjeras y que los propietarios del grupo de ultraprocesados con sede en Medellín esperan obtener de la operación unos 12.000 millones de dólares, más del triple de la inversión inicial realizada a finales de mayo del año pasado.

Cierto halo de misterio rodea los términos de la operación. Lo hace patente las palabras de Gabriel Gilinski, el treintañero hijo del jefe del clan de magnates caleños, quien a través de WhatsApp se abstuvo de dar información en conversación con este diario. Sí ha trascendido que una firma de consultoría externa ha pilotado parte del proceso para maximizar la rentabilidad de sus accionistas. Y que la estrategia escogida será negociar por separado cada uno de los nueve segmentos que componen el portafolio del grupo.

Gabriel Gilinski en Medellín (Colombia), en 2022.
Gabriel Gilinski en Medellín (Colombia), en 2022.Edinson Ivan Arroyo Mora (Bloomberg)

El economista Jorge Restrepo asegura que Nutresa es uno de los pocos conglomerados de consumo masivo que ha habido en Colombia. “Son marcas muy rentables porque generan valor agregado sobre la base de tener canales de distribución y mercadeo para todas sus marcas. Entonces, por el mismo canal que distribuyen salchichas pueden distribuir galletas. La clave es que estén integradas bajo el mismo paraguas y ahora que quieren desintegrar el conglomerado el negocio es brutal para ellos porque el valor de cada línea de negocio se multiplica”, afirma Restrepo.

El problema, continúa el economista, es que crea una serie de actores prevalentes en cada uno de los carriles de negocio: “A mí me preocupa en galletería y harinas, más que en los restaurantes, porque todo esto tendrá un efecto sobre los consumidores que estarán sujetos a la posición dominante de las nuevas empresas”. De la misma forma, sostiene que la estrategia subyacente de los Gilinski y compañía queda clara: “Rompieron el enroque, se apropiaron del valor oculto del grupo y ahora aspiran a venderlo por una cifra que, como buenos vendedores, han puesto a circular en todos los medios”.

La información publicada en el canal digital de la Superintendencia detalla que el Grupo Nutresa ha convocado a una asamblea extraordinaria para abordar, entre otros asuntos, la posible venta de activos. Y entre los candidatos a hacerse con los mayores porcentajes, de acuerdo con información del diario El Tiempo, se hallan inversores estadounidenses, europeos, mexicanos y brasileños que apostarán por marcas que forman parte del imaginario colectivo de los colombianos como lo son las galletas Noel, el café Sello Rojo, las chocolatinas Jet o los embutidos Zenú, entre otros.

Juan Pablo Vieira, de la consultora JP Trading, explica que muchas de las marcas de Nutresa son líderes en cada uno de sus nichos: “Por eso tienen mucho más valor de forma independiente, que si se negociara por toda la compañía de alimentos ultraprocesados”. Vieira señala, por lo tanto, que es el momento propicio para que los inversores canjeen sus acciones: “Es una muy buena oportunidad porque, o se venía una opa para deslistar la compañía de Bolsa, o un negocio de este tipo. Ambos con un potencial alcista muy fuerte”.

El anuncio se produce a un año del epílogo de una de las batallas empresariales más enconadas dentro del desapacible historial del mercado colombiano. Entonces, los Gilinski y la International Holding Company de (IHC) de la familia real emiratí, pactaron con el disuelto Grupo Empresarial Antioqueño (GEA) para hacerse con el 87% de Nutresa por 3.375 millones dólares y deponer las armas en su cruzada para adueñarse de las otras dos grandes cabeceras del bloque antioqueño: el Grupo Argos e Inversiones Suramericana. Se ponía fin, de paso, a un bombardeo inédito de nueve Ofertas Públicas de Adquisición (opa), una herramienta lanzada por el tándem colombo árabe para negociar directamente con los accionistas de la compañía antioqueña, que cotiza en Bolsa, sin tener que llegar a acuerdos con directivos renuentes a sus propuestas.

Por eso el adjetivo “hostil” suele acompañar al acrónimo opa. Y es que el desembarco de los Gilinski en Nutresa, además, desmanteló el denominado “enroque antioqueño”, una estructura empresarial construida por la élite paisa para entretejer su participación a través de una maraña de acciones cruzadas a lo largo y ancho de las tres grandes sociedades. Una suerte de muralla corporativa que, con cierta solvencia, hizo escuela en Colombia desde los años setenta. La figura, que no contaba con sostén legal, y sus órganos administrativos operaban por separado, llegó a sumar 125 compañías y peso suficiente en la vida económica del país.

Por su parte, la liquidez de la acción de Nutresa en la Bolsa de Valores de Colombia, afirma su gerente, Andrés Restrepo, perdió relevancia en el mercado desde junio del año pasado: “Es muy bajita. Por eso hoy es muy difícil analizar qué está leyendo el mercado porque la negociación diaria de esa acción cayó a mínimos desde que se cerró la transacción con los Gilinski”. Entre los nombres que más han sonado para entrar en esta nueva fase de una de las multilatinas más grandes de alimentos se hallan gigantes como la suiza Nestlé, la británica Unilever y la estadounidense Mondelēz International.

Nutresa no ha publicado, de momento, un comunicado sobre el tema. Pero la cronología en esta historia encaja perfecto. Precisamente el proceso de intercambio accionario establecido entre los grupos del viejo enroque en junio de 2023 concluyó hace un mes. El acuerdo ponía fin a la participación de Nutresa en Sura y Argos y de estas dos empresas del GEA en la multilatina. Una noticia que, en opinión de Jorge Restrepo, deja un escenario inmejorable para sus propietarios: “Pero no para los colombianos, porque Nutresa tiene posición mayoritaria en líneas de negocio como el café, las carnes frías y otros alimentos ultraprocesados. Esa concentración de mercado se traduce en poder y afecta la seguridad alimentaria del país”.

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Sobre la firma

Camilo Sánchez
Es periodista especializado en economía en la oficina de EL PAÍS en Bogotá.
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