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La lenta lucha de Colombia contra la mortalidad materna se libra en Palmar de Varela

En lo corrido de este año se han reportado 119 muertes maternas, la mayoría en las zonas más apartadas del país sin acceso a servicios médicos. Un nuevo hospital ofrece un mejor destino a las madres y a sus bebés al estrenar una sala de partos

Ariadna Sofía Rúa Palmar, la primera bebé en nacer en el hospital de Palmar de Varela
Ariadna Sofía Rúa Palmar con sus padres, en el hospital de Palmar de Varela, el 10 de julio de 2023.Gobernación del Atlántico

A las 4:12 de la madrugada, el llanto de Ariadna se escuchó en los pasillos del nuevo hospital. La noche anterior había transcurrido en calma en Palmar de Varela, un caluroso pueblo del departamento del Atlántico, enclavado a orillas del río Magdalena, en la Costa Caribe colombiana. Orlando Rúa regresaba en taxi a su casa, arrastrando el cansancio del turno que acababa de terminar como operario de la empresa municipal de aseo cuando una llamada le despertó una mezcla de emoción y nervios en la oscuridad de la medianoche. Supo que el momento había llegado.

Anyelina Palmar esperaba la respuesta de su esposo, al otro lado del móvil, cuando lo sintió cruzar la puerta. La mujer respiró con un asomo de alivio al verlo llegar, justo cuando las primeras contracciones le hacían estremecer el cuerpo. “Yo estaba sola con mi niña mayor, de tres años, y me empezó un dolor en el vientre. Ya como a la una de la mañana empezaron a dar más fuertes”, narra la venezolana de 25 años, quien desde hace cinco vive en Colombia. Rúa, el esposo, complementa: “Le dije: alista todo que nos vamos enseguida”.

La madre vestía una liviana bata en tela de flores anaranjadas, como intentando restarle peso al dolor y sumarle color a lo que después se haría recuerdo. Salió junto al marido aturdido por los minutos que parecían horas, rumbo a un municipio cercano donde habían asistido a los controles médicos durante el embarazo. “Un amigo que iba pasando en motocarro me preguntó para dónde íbamos y le dije que si nos llevaba a Santo Tomás. Estábamos como a siete minutos”, recuerda Rúa, agradecido por la suerte de cruzarse con aquel vecino.

Pero ese aliento duró poco. Al llegar al centro de salud, les dijeron que estaban en obras para modernizar las viejas instalaciones. La sala de partos que estaba lista para estrenar era la del pueblo de donde venían, Palmar de Varela. Tenían que regresar.

“La enfermera de Santo Tomás me aconseja: búscate una moto para que lleves a tu esposa a Palmar. Salgo a buscar la moto y cuando regreso me dice que ya se la llevaron para allá. ¡Cómo va a ser!”, cuenta el hombre con particular acento costeño. “Llamé a una sobrina que se nos había unido y me dijo que la ambulancia las había llevado a Palmar”, añade. En menos de un suspiro, se había separado de su esposa y de la bebé que estaba en camino.

Aquel instante le hizo recordar a Orlando Rúa los momentos previos al nacimiento de su primera hija, Andrea, hace tres años. En plena pandemia, las calles del pueblo de unos 32.000 habitantes estaban vacías y, a falta de un hospital local, tuvieron que trasladarse en ambulancia hasta Barranquilla, la capital del Atlántico, a una hora por carretera. Esta vez, la historia era distinta. Su esposa se dirigía a un moderno hospital, a pocas cuadras de su casa.

Eran las 3:15 de la mañana. Orlando regresaba desde Santo Tomás, mientras Anyelina empezaba a recibir atención médica en el que antes era un precario centro de salud. “Cuando llegamos al hospital de Palmar, el doctor enseguida me hizo el tacto, me tomaron la tensión, todo. El médico dijo: ‘¡Ya va a parir! ¡Preparen la sala de parto!’ Y todo el mundo corriendo porque yo era la primera que iba a parir en ese hospital”, relata la mujer. “Yo nunca pensé en parir ahí. Sí me dijeron que había sala de partos, pero nunca pensé que ya estaba funcionando”, confiesa.

* * *

El médico Javier Fernández, de uniforme azul claro, tampoco sabía lo que le esperaba en el turno de esa madrugada en el hospital que se había inaugurado un mes antes. “No me imaginé que el primer parto en el nuevo hospital me correspondería”, asegura el profesional de 37 años, 14 de ellos dedicados a atender pacientes en la incertidumbre de las unidades de urgencias.

La embarazada ingresó a la sala de partos, acompañada por la joven sobrina y dos enfermeras. “Yo tenía tanto dolor que el doctor me decía: ‘¡Vamos, vamos, que tú puedes!”, rememora Anyelina Palmar en conversación con EL PAÍS. Orlando Rúa, el esposo, llegó al hospital cuando la mujer estaba por dar a luz, un piso más arriba de donde él tuvo que seguir aguardando con ansias.

Fernández, egresado de la Universidad Metropolitana de Barranquilla, advierte sobre la complejidad de los trabajos de parto. “Por mucha experiencia que se tenga, un parto exige mucha concentración. No deja de ser tenso porque en cualquier momento puede haber complicaciones. Gracias a Dios este no fue el caso. Fue todo muy tranquilo”, señala.

El equipo médico del nuevo hospital Palmar de Varela después del nacimiento de Ariadna Sofía Rúa Palmar.
El equipo médico del nuevo hospital Palmar de Varela después del nacimiento de Ariadna Sofía Rúa Palmar.Gobernación del Atlántico

Ariadna Sofía Rúa Palmar nació a las 4:12 de la mañana del lunes 10 de julio. Pesó 3.465 gramos y midió 50 centímetros. El nacimiento colmó de regocijo el hospital donde se escuchaba, por primera vez, el llanto de una bebé. “Ese es el momento más feliz, cuando la bebé ya sale. Yo le acerqué la niña a la mamá y obviamente ella estaba feliz. La niña lloró inmediatamente y ese llanto es como si te dijera ‘Estoy bien’ (risas)… Es un momento muy especial”, expresa el médico en un tono de alegría inocultable.

Karina Manjarrés, una de las enfermeras que ayudó a examinar a la recién nacida, también celebra. “Fue una experiencia muy bonita porque ya eran más de tres años sin recibir bebés acá en el antiguo centro de salud que ahora es una nueva infraestructura”, enfatiza. El júbilo quedó plasmado en una selfie que el equipo médico tomó segundos antes de acercar a Ariadna al abrazo paciente de Orlando, su padre, que ese mismo día cumplía 47 años. “La sonrisa es la tranquilidad del deber cumplido. Así un médico atienda mil partos en su vida, no van a ser iguales y cuando ya le puedes mostrar el bebé a sus padres, dices ‘¡Wow, lo logramos!’. Esa satisfacción se repite cualquier cantidad de veces”, sostiene el médico Javier Fernández.

* * *

Años antes de aquella madrugada, Fernández prestaba el servicio social obligatorio en Betulia, un pueblo cafetero de Antioquia, a casi 800 kilómetros del lugar donde atendió el parto de Anyelina. “Cuando estaba haciendo mi rural, las maternas bajaban de las fincas cafeteras y venían sin controles prenatales, sin ecografías. Simplemente nos decían: vengo a parir. Era muy tensionante porque sin controles, ni nada, imagínate”, lamenta.

El primer alumbramiento en el hospital de Palmar de Varela contrasta con los casos de gestantes que pierden la vida por falta de acceso a atención médica en diferentes zonas de país. En lo corrido de este año, se han reportado 119 muertes de este tipo ante el Instituto Nacional de Salud (INS) y el año anterior se registraron 261.

La atención prenatal permite saber cómo está la salud de la madre y su bebé, identificar riesgos y prevenir complicaciones. Sin embargo, la tasa de mortalidad materna en Colombia muestra el tamaño de un desafío todavía por resolver con 66,7 casos por cada 100.000 nacidos vivos, lejos de la meta de 32 casos por 100.000 nacidos vivos para el año 2030. El 90% de estas muertes son evitables.

Según el Ministerio de Salud y Protección Social, el acceso inequitativo a servicios de salud afecta, principalmente, a mujeres de departamentos como La Guajira, Chocó, Amazonas, Guainía y Vichada, con barreras geográficas y altos niveles de pobreza. El ministro Guillermo Alfonso Jaramillo ha advertido que cerca de 700 de los 1.123 municipios del país no cuentan con hospitales, ni centros de salud. La muestra más clara es que en algunos territorios ni siquiera existe la posibilidad de nacer, con excepción de comunidades remotas con prácticas ancestrales de partería.

En Atlántico, las autoridades le apuestan a una mejora de fondo en los servicios médicos. En total se han entregado 6 nuevos hospitales y 29 puestos de salud en corregimientos, lejos de las cabeceras municipales. “El objetivo es que se presten servicios de calidad cerca a los ciudadanos, que la infraestructura cumpla con todas las normas y se pueda atender al paciente en un lugar digno”, explica la gobernadora Elsa Noguera.

El nuevo hospital de Palmar Varela cuenta también con laboratorio, consulta externa, imagenología y hospitalización. “Es un hospital que se entrega con toda la dotación, de tal forma que cuando el paciente llegue no tengan que remitirlo por unos rayos X, por ejemplo, sino que ahí mismo se pueda atender”, explica la secretaria departamental de Salud, Alma Solano Sánchez. Las inversiones se complementan con visitas preventivas, puerta a puerta.

“Por años, la salud en diferentes territorios de Colombia ha sido muy precaria, hospitales en quiebra, falta de pago al personal, problemas en la atención. De pronto te encuentras con un hospital moderno como este, que queda a la orilla de la carretera, al que todo el mundo puede acceder. Te sientes tranquilo porque con las herramientas que tienes puedes aportar lo mejor”, opina el médico que estrenó la sala de partos.

El nacimiento de Ariadna trae un halo de esperanza en un país donde abundan las noticias de violencia y corrupción, y donde no todos tienen acceso a servicios dignos de salud. El mundo conserva pequeños lugares seguros: la bebé reposa en los brazos de sus padres, muy cerca del nuevo hospital de Palmar de Varela.

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